MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

A lo largo del siglo XX, las dos fuentes de energía más utilizadas mostraron graves fallas de eficiencia: en el caso del petróleo, su escasez; en el caso de la energía nuclear, sus peligros (demostrados en crisis como la de Chernobyl o Fukushima, entre otras).
Entrado ya el siglo XXI, los argentinos estamos dando un paso histórico: apostamos, como nunca antes lo habíamos hecho, por la generación de energías renovables. Nuestra meta es clara: lograr la seguridad energética que no pudimos tener, producto de las políticas erróneas de los últimos años. Queremos terminar de una vez por todas con los cortes de luz generalizados, alcanzar precios razonables que alivien el déficit fiscal y mitigar el impacto negativo en el medio ambiente, agravado por el cambio climático.
El actual gobierno heredó una crisis energética que nunca tuvo que haberse producido. A pesar de contar con valiosos recursos humanos y naturales, durante la última década nos convertimos en importadores netos de energía, pese a haber sido exportadores durante mucho tiempo. El consumo energético aumentó y las inversiones -como en casi todos los casos- no estuvieron a la altura de las circunstancias. Se aplicaron parches temporales, sin visión de futuro, insostenibles en el tiempo.
Es momento de dar vuelta la página. Tenemos mucho por ganar y muy poco que perder.
La primera medida tomada por el Poder Ejecutivo y el ministro Juan José Aranguren fue declarar la emergencia del Sector Eléctrico Nacional, el 16 de diciembre de 2015: apenas seis días después del inicio de gestión. En este marco, se lanzó una campaña inédita para promover las inversiones necesarias que transformarán la matriz energética del país. Este objetivo está en línea con el compromiso asumido en virtud del Acuerdo de París: Una disminución en la emisión de gases de ‘efecto invernadero’.
La Argentina tiene una enorme potencialidad para el desarrollo de las energías renovables. El nordeste cuenta con óptimos recursos para aprovechar la energía solar. Las provincias de Río Negro y Neuquén, numerosas zonas serranas y costeras de la provincia de Buenos Aires y otras tantas regiones del país están beneficiadas con condiciones ideales para la instalación de parques eólicos.
Así las cosas, nuestro gobierno dio sus primeros pasos en la materia impulsando la Ley N 27.191 de ‘Régimen de fomento para el uso de fuentes renovables de energía destinada a la producción de energía eléctrica’, a través de los decretos 531/2016 y 882/2016. En este sentido, se lanzó el Programa RenovAR, que implementa el primer paso para la contratación (a largo plazo) de energía eléctrica de fuentes renovables. Gracias a su particular forma de articular contratos y garantías, la ley obtuvo como resultado ofertas por seis veces la cantidad esperada. De esta manera, una vez que los proyectos estén operativos, generarán un volumen de energía de 8,3 Twh/año y -junto a otras iniciativas renovables en operación y en marcha- aportarán el 9% de la matriz energética nacional de los próximos años.
Son muchas las cosas que se están haciendo.
Para redoblar nuestro desafío, el presidente Mauricio Macri declaró a 2017 como ‘Año de las Energías Renovables’. El lanzamiento de la segunda etapa del Proyecto de Energías Renovables en Mercados Rurales (PERMER) cambiará la vida de 350.000 habitantes que hoy no tienen acceso a la electricidad. El fomento de la generación eléctrica y térmica a partir del uso de biomasa y el impulso al desarrollo científico y tecnológico aplicado son otras acciones destacadas que podemos mencionar. Mientras tanto, seguimos analizando los aspectos normativos y técnicos para que las propias familias puedan generar energía a partir de fuentes renovables y para que el desarrollo de la energía solar térmica se pueda aplicar a la provisión de agua caliente sanitaria, la calefacción hogareña, etcétera.
Los argentinos estamos en condiciones de resolver la crisis que arrastramos durante demasiado tiempo. Si continuamos aplicando las políticas adecuadas -generando previsibilidad y confianza- y si logramos concientizarnos de la oportunidad histórica que tenemos, podremos lograrlo. No desaprovechemos esta chance.