MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Chubut se planta ante la energía nuclear

CHUBUT.- El 17 de junio de 1996 se produjo la histórica «Gesta de Gastre» que convocó a más de 6 mil personas de toda la región para decirle no al basurero nuclear que buscaba instalar el gobierno de Carlos Saúl Menem. El reclamo generó que varios municipios del país se declararán antinucleares. Uno de ellos es Sierra Grande, en Río Negro, donde ahora el presidente Mauricio Macri busca instalar la quinta central nuclear argentina. Referentes ambientales coinciden en que la metodología es similar ya que no se respetan las cartas orgánicas de los municipios y se toman decisiones antidemocráticas.

En su reciente gira por Asia, el presidente Mauricio Macri mantuvo reuniones con diferentes CEOs de las principales empresas de China. Una de ellas fue con los responsables de la compañía China National Nuclear Corporation, la cual el mandatario dio el visto bueno para que construya dos centrales nucleares en Buenos Aires y Río Negro.
Esta negociación fue repudiada por el gobernador Mario Das Neves, quien el lunes 29 de mayo convocó a partidos políticos, intendentes y representantes de movimientos ambientalistas a una Cumbre Ambiental donde se firmó un documento que declaraba a la región patagónica como un «reservorio» mundial de agua y pondera las ventajas económicas y ambientales de la energía eólica por sobre la nuclear.
Asimismo, funcionarios y referentes ambientalistas en los últimos días recordaron una vieja lucha que libró la Patagonia durante el menemismo: «La Gesta de Gastre». Esta histórica manifestación se produjo el 17 de junio de 1996 cuando el por entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, impulsaba el proyecto de convertir a la región en el «basurero del mundo» ya que buscaba que Gastre albergara el primer y único «repositorio de residuos radioactivos de alta actividad».
La iniciativa impulsó a centenares de personas de toda la región a convocarse en la localidad cordillerana para expresar su repudio. Vecinos de Trelew, San Carlos de Bariloche, Comodoro Rivadavia, Caleta Olivia y Ushuaia, entre otras ciudades, participaron de la manifestación.
Alejandro Yaniello, referente de la asociación Ecologista Piuk, fue uno de los presentes en la «Gesta de Gastre» y sostuvo: «recuerdo que viajamos de noche desde Bariloche hasta Gastre y la ruta era de tierra. No se veía nada porque era todo blanco por la nieve y el hielo. Nos costó muchísimo llegar, pero de a poco veíamos la plaza de Gastre llena de gente. Nos llamaba la atención la fuerza viva de los pueblos hermanados, llegaban camionetas de todos lados de la Patagonia. Daban vueltas alrededor de la plaza y tocaban bocina. Era como una jornada donde se sabía que algo podía pasar».
DESECHOS DEL MUNDO
Otro de los presentes fue Pablo Lada, integrante del Movimiento Antinuclear de Chubut, quien recordó que «fue uno de los hechos sociales más importantes del país. No hubo medio de comunicación que no estuviera presente. Me acuerdo que esa madrugada salieron decenas de colectivos de Trelew para hacer 400 kilómetros hasta Gastre. Era pleno invierno pero se anotaron todas las escuelas de Trelew. Nadie se quería perder la oportunidad de manifestarse».
«Era una euforia para decir ‘¡No!’ porque se decía que iban a venir todos los desechos del mundo a parar a Chubut y que la responsable iba a ser una empresa francesa», agregó.
Tanto Yaniello como Lada coincidieron en que en ese momento se percibía mucho terror en la sociedad porque se pensaba lo peor, pero también había un gran espíritu de hermandad para que no se convirtiera a la Patagonia en un basurero nuclear.
«Uno de los proyectos ‘serios’ era poner los residuos a 100 metros de profundidad, en una especie de roca faraónica. Pero los especialistas dijeron que por más enterrados que estuvieran los desechos, si uno se paraba ahí arriba, se podían sentir como 30 grados de temperatura», dimensionó Lada.
Mientras tanto, Yaniello destacó que «el frío que hacía era interesantísimo, pero estábamos ahí luchando por nuestros derechos. Nosotros pensábamos que habían elegido a la Patagonia para ser el basurero del mundo porque no hay un lugar así en otra parte y queríamos repudiar eso. Recuerdo que el repudio fue general porque vino gente de Buenos Aires con máscaras e hicieron intervenciones artísticas. Fue una mezcla bastante rara de patagónicos y porteños, pero que en el fondo estábamos juntos en la lucha».
En la plaza de la localidad cordillerana se montó un escenario donde el impulsor de la manifestación, Javier Rodríguez Pardo, se dirigió a todos los presentes. «Cuando subió Javier, me acuerdo la energía que fluyó en ese momento. Pese al frío y el viento, era como que se había ganado. Ahí supimos que no se iba hacer el basurero», aseguró.
«UN ATROPELLO A
LA DEMOCRACIA»
El reclamo dio resultado ya que la Constitución provincial declaró en su artículo 110 que se prohíbe el ingreso de residuos radiactivos. Además, una gran cantidad de municipios se declararon antinucleares, como por ejemplo Sierra Grande, Viedma y San Antonio Oeste. La primera es la escogida por las autoridades para que la compañía China National Nuclear Corporation comience a construir la nueva fuente de energía.
«Se olvidan que los municipios tienen en su carta orgánica municipal artículos que prohíbe la planta nuclear. Sin embargo, de manera autoritaria y antidemocrática dicen que van a hacer una audiencia pública; que acá no va haber consulta popular que sería lo mínimo que se pueda hacer», sostuvo Lada.
Asimismo, el integrante de la Comisión Antinuclear de Chubut destacó que «lo primero que hicimos fue elaborar una carta a la embajada china donde pusimos en valor la lucha contra el ‘basurero en Gastre’ y que ha quedado en la memoria afectiva. Le dijimos al gobierno chino que el pueblo patagónico no va a aceptar esto porque ha tenido mucha repercusión, a tal punto que los vecinos de Sierra Grande y de Chubut no quieren esto».
Por su parte, Yaniello manifestó que «desde el punto de vista del ambientalismo, no hay solo un dato que nos permita decir que la energía nuclear deja un saldo positivo. Es más, todo lo que genera Atucha satisface a una empresa minera que se encuentra cerca y habría que preguntarle a la gente de Río Negro si estaría satisfecha con esta ecuación donde por ningún momento se verán beneficiados».
«Siempre dicen que tenemos miedo; que no estamos bien informados, pero es al revés: mientras más información tenemos, más miedo nos da que instalen una central nuclear», agregó.
Ante la falta de diálogo por parte de las autoridades provinciales y nacionales, los miembros de foros ambientales de la Patagonia realizaron diferentes asambleas abiertas para coordinar acciones en común. En este sentido, los referentes ambientales ya celebraron el Día Internacional del Medioambiente -5 de junio- con diferentes concentraciones en toda la región en rechazo a la posibilidad de instalar una central nuclear.
«La gente tiene que dar a conocer que es lo que piensa. No puede ser que mientras el mundo decide ir hacia el futuro, nosotros decidamos ir al pasado. La energía nuclear es la muerte y lo saben porque es una hipoteca a nuestro futuro y al futuro de muchas generaciones. No hay que olvidarse que cuando nosotros, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos ya no estemos, los desechos nucleares van a seguir estando», destacó Lava.
APAGON NUCLEAR
Los ambientalistas señalaron que esta decisión del presidente Mauricio Macri de querer instalar una central nuclear en Sierra Grande sin consultar a los ciudadanos, es muy parecida a las medidas adoptadas por el menemismo porque no se tienen en cuenta los futuros problemas que podría llegar a generar una planta de esta envergadura.
Es que los últimos acontecimientos en el mundo han demostrado que la energia nuclear es un fracaso económico, tecnológico, medioambiental y social.
Una de las razones es que este tipo de energía ha perdido terreno en la batalla de la competitividad económica en los mercados energéticos cada vez más liberados.
Otro de los puntos a tener en cuenta son los graves problemas de salud y ambientales que conlleva conseguir este tipo de energía donde los casos más conocidos son las catástrofes de Chernobyl y de Fukushima. Tampoco hay que olvidar que no existe una solución definitiva a la generación de residuos radiactivos.
En la actualidad, la energía nuclear proporciona cerca de un 4,5% de la energía primaria que se consume en el mundo, un porcentaje que lleva décadas disminuyendo paulatinamente. En lo que se refiere a la generación mundial de electricidad, la participación de la energía nuclear en este ámbito es de aproximadamente un 10,7% del total, después de haber disminuido constantemente desde un pico histórico del 17,6% en 1996.
Uno de los países que entendió que la energía nuclear era cosa del pasado fue Alemania. Tras la catástrofe de Fukushima, el gobierno de Angela Merkel aprobó en 2011 un calendario para cerrar de forma gradual las centrales que se encontraban en funcionamiento y fijó el año 2022 para el apagón nuclear.
Según la Organismo Internacional de Energía Atómica, Alemania cuanta con ocho centrales activas, pero que serán desconectadas progresivamente de la red mientras el Ejecutivo diseña el plan de indemnizaciones a las eléctricas.
La apuesta por las energías renovables dio resultado ya que pasó de tener 3.800 megavatios que provenían de sus aerogeneradores en 2009 a 43 GW en 2015, la capacidad más alta de Europa y una de las mayores del mundo.
En 2012, durante dos días consecutivos las plantas de energía solar fotovoltaicas instaladas en Alemania produjeron 22.000 MWh durante el mediodía, equivalentes a la potencia de generación de veinte centrales nucleares.
En septiembre del año pasado, la Asociación Alemana de Agua y Energía reportó que la energía limpia, principalmente eólica y solar, ya duplica la generación con energía nuclear.
Fuente: El Patagonico