MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

México (Blogs.eluniversal.mx). En una entrevista radiofónica realizada por Leonardo Curzio a Gabriel Quadri, se expuso un planteamiento novedoso y urgente de instrumentar, para rectificar nuestra política de desarrollo de vivienda social y lograr amplio impacto en el ámbito poblacional de nuestro país.
México ha seguido la visión urbanística de la sociedad norteamericana para planear el desarrollo de nuestras ciudades.

 Los norteamericanos tienen ciudades horizontales, muy extendidas y con amplia integración al entorno natural.

 Ésto responde al estilo de vida de ese país, donde la compra de automóviles es muy accesible y fácil aún para los sectores socioeconómicos de menores ingresos.

 Por ello vemos que las ciudades norteamericanas privilegian al automovilista y poco se preocupan por el peatón, excepto en áreas específicas de impacto comercial y de negocios.

 Las zonas residenciales están alejadas y con poco servicio de transporte público. Los taxis son un lujo.

 Cruzar una avenida en una zona que está fuera del «downtown» puede ser una odisea. Hay zonas de las grandes ciudades norteamericanas donde ni siquiera hay banquetas.

 En contraste, para la mayor parte de los mexicanos, -que no tienen un vehículo para uso particular-, el transporte se ha convertido en un grave problema, por lo cual quien puede se esfuerza por tener un auto propio de acuerdo con su capacidad de compra, lo cual llena a muchas ciudades de nuestro país de un parque vehicular viejo y altamente contaminante, como ha sucedido con la Ciudad de México.

 La proliferación de autobuses urbanos viejos que congestionan las ciudades y la contaminan con emisión de gases tóxicos, además de que saturan las calles y vialidades es resultado de esta política de desarrollo urbano caótico.

 En contraste, el crecimiento de las ciudades europeas ha sido vertical, -privilegiando la construcción de edificios habitacionales-, lo cual permite el uso de bicicletas como sucede en Copenhague.

 En Italia la utilización de motocicletas pequeñas de tipo utilitario, -económicas, fáciles de estacionar y muy poco contaminantes-, son soluciones prácticas porque las ciudades son muy densas y ocupan áreas geográficas pequeñas que repercuten en distancias muy cortas, donde incluso se estimula el transporte peatonal, con el consiguiente impacto favorable en la salud.

 Seguramente el sobrepeso en Europa es menos grave precisamente porque sus ciudades evitan el estilo de vida sedentario facilitando el transporte peatonal, no obstante que la alimentación sea muy fuerte en carbohidratos.

 Las ciudades verticales, de alta densidad poblacional, se conforman de edificios que concentran en un área reducida todo lo necesario para la comodidad de sus pobladores.

 Centros de trabajo más cercanos a la vivienda así como escuelas, hospitales, centros comerciales, salas cinematográficas, complejos deportivos y todo aquello que da autosuficiencia a la zona.

 El impacto de esta política vigente en México que privilegia el crecimiento horizontal de las ciudades, ya se ha resentido en el alto número de viviendas de interés social adquiridas con créditos del Infonavit, -que son abandonadas-, como ha sucedido en Mexicali, -capital de Baja California Norte-, donde una de cada cinco viviendas ubicadas en desarrollos urbanísticos de interés social ha sido abandonada por sus propietarios, seguramente para buscar una ubicación más céntrica.

 La búsqueda de terrenos de bajo precio ha estimulado a los desarrolladores de vivienda de interés social a construir en la periferia de los centros urbanos, donde vivirán familias que se transportarán en unidades del servicio púbico para recorrer grandes distancias para llegar a su centro de trabajo, impactando de forma negativa su calidad de vida y su salud.

 No podemos soslayar un fuerte impacto cultural en lo relativo a la vivienda. El mexicano considera su vivienda como un patrimonio que pasará a manos de sus descendientes y por lo tanto debe ser construida con materiales fuertes que garanticen larga vida y además, con propiedad del terreno donde es edificada.

 Ésto da constancia de la preferencia que hay sobre casas por encima de departamentos.

 Se vuelve muy importante replantear por una parte el modelo de crecimiento urbanístico de las ciudades por parte de los tres niveles de gobierno, con énfasis en el municipal, así como en las instituciones que ejercen el liderazgo de la construcción de vivienda, como es el Infonavit, a fin de obstaculizar la construcción de conjuntos habitacionales conformados por casas, que estén alejados de la mancha urbana y estimular la construcción de complejos habitacionales conformados por edificios.

 El problema que representa para el desarrollador de vivienda conseguir reserva territorial de gran tamaño para crear fraccionamientos, les obliga a ir cada vez más lejos.

 En cambio, terrenos más pequeños y mejor ubicados aún están en zonas más céntricas.

 El impacto de esta medida, para estimular el crecimiento de ciudades verticales, se vería reflejado en muchos ámbitos.

 La gente tendría mejores servicios cerca de su vivienda. Menos necesidad de utilizar transporte público o privado, se estimularía la movilidad peatonal o en bicicleta y ésto impactaría favorablemente en mayor grado la salud. Por último, habría una mayor calidad de vida personal, familiar e incluso social.