MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Comienzan a diferenciar casas y departamentos por su consumo de energía

Entre la suba de tarifas en los servicios públicos y la modernización del sistema energético que ensaya el Gobierno, comienzan a gestarse decisiones para cambiar los hábitos de los argentinos. Entre ellos, el uso eficiente de los recursos, cuya última expresión puede resultar llamativa: desde hace algunos meses, la administración de Mauricio Macri trabaja en el etiquetado de inmuebles para discriminarlos según el uso que hagan de los recursos, como pasa con los electrodomésticos.

Esos productos muestran de manera visible cuán eficiente es el artefacto en materia de uso energético. Así, quien lo compre puede estimar su futuro consumo de electricidad al momento de decidirse por uno u otro.

El ahorro, a su vez, se convertirá en un premio cada vez mayor a medida que las tarifas de ambos servicios tengan menos subsidios y se encarezcan.

Heins define la etiqueta con palabras técnicas: «Es un instrumento de catalogación del consumo energético, igual que los electrodomésticos, para darle información al consumidor y como instrumento para implementar políticas públicas».

Santa Fe es pionera absoluta en el etiquetado de viviendas. De hecho, es el modelo a partir del cual se orienta la Nación. La provincia tiene un proyecto de ley que armó la gobernación para que al momento de la compraventa de un inmueble la operación esté acompañada por un certificado de eficiencia energética, algo similar al libre deuda de impuestos. «Nos quedamos atrás del mundo por muchos años. Es el momento de avanzar en eficiencia energética y hay que hacerlo bien, profesionalmente y en un trabajo conjunto de todos los actores. Estamos en un proceso de transformación», sostuvo Verónica Geese, secretaria de Energía de Santa Fe y una de las impulsoras del etiquetado, ante la consulta de LA NACION.

Hay diversos espacios en los hogares donde se puede ahorrar energía. Por ejemplo, a través del denominado «envolvente» de la vivienda, la iluminación, la calefacción, la climatización en verano y el agua caliente sanitario. También puede mejorar su clasificación el hecho de contar con aprovechamientos de energías renovables, como un panel solar.

En términos técnicos, el requerimiento global de energía primaria se calcula como la suma de los consumos anuales para cada uno de los usos considerados.

Los trabajos comenzaron el año pasado, cuando se armó una mesa técnica entre Energía, Santa Fe, el Instituto de Tecnología Industrial (INTI), el IRAM y la Comisión Nacional de Energía Atómica. Todos desarrollaron la metodología para medir el índice de consumo. Luego se sumaron colegios de arquitectos e ingenieros. «Este índice calcula el consumo en kilovatios hora por año por metro cuadrado, sin tener en cuenta parámetros de uso», explicó Heins.

En Rosario ya se hizo una prueba piloto para capacitar a profesionales en la aplicación de la metodología y se invitaron a voluntarios a postular sus viviendas para que sean evaluadas. Hasta ahora hay 240 inmuebles con etiquetas, pero se relevaron 400 en total, por lo que en el futuro ese será el número que tendrá la estampilla.

La intención del Gobierno es replicar esos análisis piloto en otras regiones bioclimáticas. El cronograma los llevará por Bariloche, la región de Cuyo y el noroeste.

Una vez que se establezcan los parámetros de cada zona, se armará una etiqueta similar a la de los electrodomésticos, cuya clasificación va desde la A (el aparato más eficiente) hasta la D (el menos).

Aunque el cuidado ambiental tiene buen marketing en la sociedad, su puesta en práctica masiva requiere de beneficios, algo que ocurre también en otras partes del mundo. En esa línea, el Gobierno comenzó a hablar con bancos para que den condiciones más favorables en los créditos si quien recibe los fondos se compromete a construir unidades eficientes.

El diálogo no es solo doméstico, sino que también tocarán puertas en los organismos multilaterales para fomentar el desarrollo de «líneas verdes», dan préstamos que luego los bancos más chicos bajan a los clientes.

El Gobierno está obligado a ir por el camino de la seducción antes que por el de la obligatoriedad, dado que los códigos de construcción son municipales.

 

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/2100691-comienzan-a-diferenciar-casas-y-departamentos-por-su-consumo-de-energia