MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

El tráfico de aves es una actividad que crece y que mueve mucho dinero, mata a cientos de animales y deja una gran secuela en los que sobreviven a los insalubres y agotadores viajes desde el interior y el norte del país. El loro hablador y el cardenal amarillo son las aves más codiciadas por su canto y belleza. Hay por lo menos medio centenar de especies que se trafican cotidianamente.

La semana pasada se realizó un allanamiento en Cipolletti; se secuestraron 45 animales de 10 especies distintas, detalló el Diario de Río Negro.

«El delito está comprobado, por el solo hecho de tener aves enjauladas sin permiso, pero se investigará si también hay otros delitos como la caza», detalló el fiscal que entiende en la causa. La caza no agrava la infracción, pero podría generar que la pena se estipule más cerca de la máxima que de la mínima.

Por este delito el código establece una pena de prisión que va de 2 meses a 2 años. La Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Río Negro prevé multas que parten de los 1.000 llegan a los 200.000. La municipalidad de Cipolletti firmó un convenio con la Secretaría para aunar recursos en la cruzada contra el contrabando de aves silvestres. Los 15 allanamientos del último año se realizaron en seis ciudades: Roca, Regina, General Conesa, Viedma, Las Grutas y Cipolletti. Se decomisaron más de 550 ejemplares.

Fabián Llanos, guardafauna honorario de Río Negro, detalló que el proceso de tráfico ilegal de aves silvestres «es muy recurrente» en la región pero que «la gente no sabe» del tema y del «daño que le generan a los animales». Según la estadística, la mitad de las aves que se trafican mueren en el camino.

El cardenal amarillo, de los más demandados en el mercado ilegal, puede costar 1.000 pesos en la región mientras que en Buenos Aires llega a los 4.000. En el país hay cuatro criaderos legales, allí el valor alcanza a los 8.000 pesos. En Europa también son requeridos y la cifra puede alcanzar los 1.000 euros, es decir casi 18 mil pesos teniendo en cuenta el tipo de cambio oficial. El loro hablador tiene un valor similar, llega a los 5.000 pesos. La venta legal siempre duplica ese valor.

De todas las especies que se trafican en el país, la historia del loro hablador es la más paradigmática. El preciado animal, muy requerido para su compra, tiene la particularidad en ser el único que no puede volver a su hábitat. El desarraigado hace imposible su reinserción en el ambiente natural. Por eso, una vez decomisado en un hecho delictivo, y tras la cuarentena en San Antonio Oeste, en ocasiones es devuelto a su «dueño» quedando como depositario legal, hasta tanto la autoridad de aplicación decida qué hacer con el ave.

Fuente: El Patagonico