Los ministros de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman, y de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, suscribieron una resolución sobre políticas públicas para la aplicación de fitosanitarios. A partir de la normativa se creará un grupo de trabajo que avanzará en una estrategia para la adopción de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) en el manejo de estos productos químicos, elemento fundamental para una agricultura sustentable.

Dado la creciente tecnificación de la productividad en la agricultura argentina, el uso de fitosanitarios ha sido parte de este proceso con el fin de prevenir y controlar plagas o enfermedades en los cultivos. En ese sentido, es preciso que los actores intervinientes adopten Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) a fin de resguardar  la salud de las personas y preservar la biodiversidad.

Debido a ello, ambos Ministerios avanzarán en una mejor definición de los principios rectores que coordinen la aplicación de estos productos, especialmente en zonas de amortiguamiento, también llamadas buffer, adyacentes a áreas que requieren especial protección por su naturaleza y ubicación.

Por este motivo, se creará un grupo de trabajo que tiene por objeto elaborar principios que regirán las políticas públicas sobre las aplicaciones de fitosanitarios en la agricultura y la alimentación; formular recomendaciones para mejorar la adopción de las buenas prácticas y para fortalecer los sistemas de control y monitoreo de las actividades de aplicación.

En tal sentido, el ministro de Ambiente, Sergio Bergman, indicó: “Siguiendo con las sugerencias del presidente Macri, de constituir un equipo, este modelo superador  tienen que ver con la sinergia de una visión que está alineada hacia donde vamos y eso es la inserción inteligente de la Argentina en el mundo”. Asimismo, Bergman señaló: “Nos basamos en un mínimo común denominador que es la validación académica, técnica y la trazabilidad sobre este tema que para nosotros debe ser incorporado de la misma manera que la ley de envases fitosanitarios en la que trabajamos desde el inicio de la gestión”. “Tenemos la responsabilidad de no poner a todos en la misma bolsa por este tipo de actividad sino de poder diferenciar y así queremos premiar y valorizar, agregando  trabajo, valor agregado que es hacer las cosas bien dentro de lo que regula la ley”, concluyó.

Por su parte, el ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, señaló que “esta resolución es el punto de partida para fortalecer las políticas agropecuarias nacionales para la buena gestión de los fitosanitarios, basadas en las BPA, y que cada provincia utilice como marco de referencia para reglamentaciones propias”.

El grupo de trabajo involucrará a un representante de los ministerios de Salud; y de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva; los consejos federales de Medio Ambiente (COFEMA) y el Agropecuario (CFA). Además, lo conformaránespecialistas de las carteras de Ambiente y de Agroindustria, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). Asimismo se podrá invitar a otros ministerios, como así también facilitar instancias de participación, con carácter consultivo, de otros actores de la sociedad.

Uso de productos fitosanitarios

Los fitosanitarios son utilizados para una producción de alimentos más estable y eficiente; sin embargo, la eventual aplicación de estos insumos en forma inapropiada conlleva posibles riesgos para la salud y el ambiente. Debido al desarrollo creciente de los centros urbanos sobre áreas tradicionalmente agrícolas, los habitantes perciben las prácticas habituales de manejo y aplicación de estos productos como un riesgo potencial.

A fin de evitar posibles riesgos emergentes, es necesario que los actores intervinientes en el proceso adopten Buenas Prácticas Fitosanitarias, un conjunto armónico de técnicas aplicables al uso tendientes a asegurar que el producto pueda expresar su máxima capacidad para la que fue concebido, disminuyendo al máximo cualquiera de las diferentes formas de deriva.

En este sentido, es necesario que toda aplicación sea realizada de forma segura y responsable, ajustándose a las legislaciones vigentes en el orden nacional, provincial y municipal, así como también enmarcada en un esquema de buenas prácticas de aplicación respetando las ventanas de tratamiento que incluirán la valoración del estado del cultivo, el desarrollo de la plaga, la tecnología de aplicación, la velocidad aparente y dirección del viento, humedad relativa, temperatura e inversión térmica, de manera que se minimicen los riesgos y las consecuencias de posibles accidentes.