En el acuerdo también participa la Secretaría de Ciencia del gobierno provincial que brinda recursos y asistencia «para analizar los resultados obtenidos por las señales hidrofónicas que contribuyan a generar una base de datos provincial y regional, para la gestión pública y privada de espacios marinos», indica el convenio.

La ingeniera Vázquez explicó que este proyecto de investigación «se concentra en la contaminación sonora o paisaje sonoro, bajo la hipótesis de trabajo generada por el efecto que puede producir el ruido de un barco, una bomba de achique, la hélice de las embarcaciones, el motor, en fin todo lo que puede representar el movimiento de las embarcaciones en las especies marinas».

«Con estos datos procuraremos conformar un mapa en ese espacio sensible, y poder conocer el ruido de forma tal que cuando se quiera poner una instalación o traer más embarcaciones a la zona, sepamos el impacto sonoro que deberá soportar nuestra fauna», explicó Vázquez.

Además, la decana confirmó que la UTN «ya comenzó a hacer investigaciones para lo cual hemos incorporado a cuatro doctores como jefes de trabajos prácticos que fueron afectados a este y otros proyectos de investigación».

Vázquez consideró que la base de datos permitirá incluso determinar cómo puede influir el ruido de la construcción para remodelar o ampliar los muelles ubicados frente a Puerto Madryn, algo que es permanentemente requerido por la industria naval sin saber las consecuencias de ese impacto sonoro.

Por su parte, el ministro de Turismo y áreas protegidas del Chubut, Néstor García, valoró en diálogo con Télam el convenio firmado que «se da en el marco de una políticas de apoyo científico a la tarea que realizamos y que esperemos no se circunscriba solamente al Golfo Nuevo y al área de Península Valdés sino que se amplíe a la denominada ‘zona de amortiguación’ que está al sur».

Y recordó que entre Punta Ninfas, al sur de Península Valdés, y el estuario del río Chubut hay una franja de unos 45 km donde «habitan varias colonias de aves y mamíferos marinos, y existe una abundante biomasa de peces, que reciben la influencia de los sonidos de elementos extraños para ellos y tan comunes para los humanos como es la práctica de navegar».

Fuente: ADNSur