MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Más aportes a un plan de desarrollo estratégico: las ventajas comparativas del litio, la energía nuclear, la biotecnología y el software nacional

Buenos Aires – Son los sectores que tienen una gran potencialidad en la Argentina por la existencia de recursos naturales y humanos. Los esfuerzos del sector público y el privado para desarrollar industrias no tradicionales con alta competitividad global.

Una revisión de carácter estratégico de la política de desarrollo en materia industrial debe, en primer lugar, contemplar la superación de los cuellos de botella generados por la restricción externa y, como parte de ese objetivo, propiciar el logro del autoabastecimiento energético.

La paulatina profundización en la sustitución de importaciones para llegar al nivel de la producción de bienes de capital e insumos intermedios a partir de la promoción y estímulos en el financiamiento de sectores capaces de producirlos forma parte también de lo que debería ser una política de desarrollo de largo plazo.

Pero, además, una política estratégica debe apuntar a hacer uso de las potencialidades no explotadas de una economía. Se trata de explorar e impulsar sectores no tradicionales que, por la existencia del recurso (natural o humano), o por sus ventajas comparativas, cuentan con un plus de competitividad en relación con otros productores del mundo.

Se trata, además, de explorar aquellos sectores que, por la dinámica del mercado internacional y la demanda de nuevos productos plantean oportunidades extraordinarias para una economía que años atrás no existían.

En lo que respecta a la Argentina, ya existen algunos sectores que dan muestras de reunir esos requisitos y que, si bien ya cuentan con una política orientada a su estímulo, ameritan de un seguimiento particular para su desarrollo.

Entre ellos se destacan la extracción y procesamiento del mineral de litio, el desarrollo de la energía nuclear, la biotecnología en toda la amplitud de sus aplicaciones, la nanotecnología y el software, y otros productos derivados del desarrollo de la industria ligada al crecimiento explosivo del consumo de Internet y productos tecnológicos.

LITIO. El hallazgo de este mineral en la Argentina data de los años ’20 del siglo pasado y fue descubierto por las exploraciones del geólogo Luciano Catalano quien, 40 años después, llegaría a ser secretario de Minería de la Nación. En 1964, Catalano ya había publicado un trabajo en el que pronosticaba que el litio, junto con el boro y el borilio serían «las nuevas fuentes de energía».

 Sin embargo, habría que esperar varias décadas más para que este mineral fuera incorporado a escala mundial como insumo insustituible de baterías eléctricas. La proyección de la demanda está asociada con el creciente uso de baterías para celulares, notebooks y otros productos tecnológicos y, más a largo plazo, en la industria automotriz a partir de los pronósticos de agotamiento de la energía proveniente de combustibles fósiles. Los decididos esfuerzos por producir automóviles eléctricos auguran al mineral del litio una proyección enorme.

Según destaca el documento de trabajo de F. Vallejos y A. Fiorito «Hacia una Política de Desarrollo Económico Argentino. Situación actual y desafíos de un plan integral», a partir de las estimaciones de Chemetall en torno a la producción esperable de autos eléctricos y de acuerdo con la demanda técnica de litio de las baterías, «si en 2020 el 10% de los automóviles producidos en el mundo fuera eléctrico (en torno a 7 millones de unidades), se requerirían alrededor de 150 mil toneladas sólo para este fin.»

En el mundo se estima que existen cerca de 40 millones de toneladas de litio de las cuales, bastante más de la mitad se encuentra en los varios salares ubicados en la triple frontera de Chile, Bolivia y Argentina, que llevaron a la revista Forbes a bautizar el área como «la Arabia Saudita del litio». Es Chile quien ostenta, hoy por hoy, el liderazgo mundial en la extracción del mineral con un 35% anual de la producción. Bolivia, que cuenta con las reservas más importantes a nivel mundial, todavía no ha comenzado a extraer el mineral. Por el lado de la Argentina, ya se encuentra entre los cuatro países principales extractores del mineral (en realidad, a partir de los salares), pero cuenta con ventajas comparativas en relación con los otros países productores de litio a nivel mundial. Es que en nuestro territorio existen yacimientos de litio más puro en relación con los países vecinos por la menor presencia de magnesio que encarece su extracción. Esta característica vuelve a nuestro país más competitivo en el sector.

Según datos de la Secretaría de Minería, en 2010 el litio representó el 1,4% del valor de la producción minera nacional. Entre 2003 y 2010 los volúmenes de exportados de carbonato de litio (en Catamarca) se incrementaron un 23% promedio anual y los de cloruro (en Salta) un 6 por ciento. Esa producción, sin embargo, se destina prácticamente en su totalidad al mercado externo. Es precisamente esta la tarea pendiente en lo que hace a su explotación integral y la compatibilidad con los objetivos de conjunto de la política económica. Es preciso que a la política extractivista se le incorpore la agregación de valor local con el objetivo de la fabricación de productos finales. Para eso, sin embargo, es preciso superar los límites de una industria de ensamble (como lo es gran parte de la industria electrónica de Tierra del Fuego), evitando la importación de insumos como cajas de plástico de baterías que pueden llevar a un nuevo cuello de botella. Para eso es preciso promover la sustitución de insumos a través del estímulo a pymes e industrias locales proveedoras de insumos.

BIOTECNOLOGÍA. Este sector se sostiene en la calidad de los recursos humanos y la sinergia con sectores de la producción vinculados a la industria farmacéutica y el agro, entre otros, además del estímulo a la investigación en ciencia y tecnología que se desarrolla desde el sector público a través de institutos y universidades.

Según datos proporcionados por la Cámara Argentina de Biotecnología (CABIOTEC), existen hoy en la Argentina 178 empresas de biotecnología (48% de las cuales fueron creadas en la última década) que en 2014 invirtieron 540 millones de dólares y emplean a más de 1500 personas en investigación y desarrollo. Esos datos ubican a la Argentina como líder en América Latina y posicionada entre los 20 principales países a nivel mundial que están encabezados por los Estados Unidos. Son empresas de tamaño mediano y pequeño dedicadas a actividades como la producción de semillas, los medicamentos de uso humano, la fertilización humana asistida, la reproducción animal, el desarrollo de insumos biotecnológicos aplicables a la industria y otras actividades. El 47% de las compañías son empresas jóvenes que fueron fundadas en la última década y el 90% son de capital nacional. La facturación total de las empresas de biotecnología argentinas supera los 9500 millones de pesos y genera exportaciones (de productos y transferencia tecnológica) por 320 millones de dólares.

 

SOFTWARE. En este sector también nuestro país se beneficia de sus «ventajas comparativas», ya no en términos de recursos naturales sino específicamente de capital humano. El desarrollo del sector, en rigor, ya es una realidad en la medida en que la Argentina hoy ocupa el primer puesto como exportador de productos de software en América Latina a través de sus más de 3800 empresas (98% de las cuales son de capitales nacionales y 2000 de ellas microempresas).

El sector ostenta ventas por 3007 millones de dólares anuales y exportaciones por 1117 millones de dólares, un 37% del total.

En el período 2003-2014 el empleo sectorial se incrementó en un 326%, pasando de 19 mil trabajadores en 2003 a 81 mil en 2014, y un incremento acumulado de las exportaciones de un 557%, pasando de 170 millones de dólares en 2003 a 1117 millones de dólares en 2014. Este crecimiento explosivo es resultado, por un lado, de la creciente demanda internacional de productos de software y, por el otro, de la potencialidad local del sector impulsada además por los estímulos emanados de la ley de promoción de la industria del software promulgada el 18 de agosto de 2004 y que generó un incremento de ventas de un 16,1% promedio anual en dólares sobre la base de beneficios fiscales y promociones acumulados por más $ 2066 millones.

ENERGÍA NUCLEAR. En este punto también la Argentina lleva la delantera en la región y se consolidó a partir de la reapertura de la central Atucha 2, además de los proyectos que serán financiados en conjunto con China. La CNEA lanzó en 2008 un Plan Estratégico Institucional con el objetivo de reducir el déficit energético sobre la base de esta fuente de energía renovable. En 2003 el sector nuclear empleaba a 3000 trabajadores, mientras que en la actualidad existen 8220 empleados, un 174% más. La Ley 26.566 encomienda a la empresa nacional nuclear NASA a construir la cuarta y quinta central nuclear y la puesta en valor y extensión de la vida útil de la central Embalse y la central J.D. Perón, ex Atucha 1.

Los acuerdos con China permitirán poner en pie las dos centrales nucleares proyectadas con una inversión total de 13 mil millones de dólares (con un 60% de inversión nacional), y que crearán 11 mil puestos de trabajo y 1700 Mw de potencia. Según estimaciones oficiales, ambas centrales nucleares permitirán un ahorro de energía importada a 22 años de 41.500 millones de dólares que, una vez pagados los créditos para la puesta en producción, significarán un ahorro neto de 18.300 millones de dólares. La industria nuclear, además de aportar a la reducción de déficit energético, ofrece insumos de exportación para su aplicación en medicina nuclear y reactores nucleares. «

FUENTE: Tiempo Argentino