Paleontólogos del CONICET hallaron fósiles del mamífero más antiguo de la Antártida, que confirman cuándo se separó de Sudamérica
Buenos Aires – El trabajo de campo en un paisaje absolutamente blanco, helado y con un sol cuyos rayos parecen acercarse más que de costumbre, definitivamente es más complicado que en cualquier otro contexto. Lo cierto es que la particular belleza de la Antártida no ha sido un obstáculo para los paleontólogos de la División de Vertebrados del Museo de Ciencias Naturales de La Plata, quienes desde hace 40 años realizan campañas allí, y hoy tienen un motivo para celebrar y seguir investigando: el descubrimiento de los restos fósiles más antiguos de mamíferos en el continente blanco, correspondientes a una especie que lo habitó hace 55 millones de años.
Se trata de un significativo hallazgo que ya recorre el mundo en las páginas de la revista especializada Palaeontology, en cuya última publicación se analiza la relevancia de la evidencia encontrada.
Se hallaron una falange y un resto de diente fosilizados de la especie Notiolofos arquinotiensis, un herbívoro endémico de la Antártida, no mucho más grande que una oveja. «Estos materiales son bastante más antiguos que lo que ya se conocía de los mamíferos antárticos: datan de hace 55,3 millones de años», explica Javier Gelfo, primer autor de la publicación y uno de los científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) que formó parte del hallazgo, junto a Marcelo Reguero, Guillermo López y el alemán Thomas Mörs, investigador del Museo de Historia Natural de Suecia.
El descubrimiento se concretó en la isla Marambio (también llamada Seymour, donde se encuentra la Base Marambio) durante la campaña 2012-2013, promovida por el Instituto Antártico Argentino (IAA) como parte del proyecto de paleontología de vertebrados en la Antártida. Al trabajo de investigación, recientemente publicado, se sumó Malena Lorente, becaria del CONICET.
Como explica López, el tamaño de los fósiles encontrados es inversamente proporcional a la valiosa información que aportan sobre aquellos tiempos: «La importancia de un fósil no tiene que ver solamente con que esté completo o sea muy grande y lindo estéticamente. Su valor fundamental es que permita saber algo más.»
En ese sentido, los restos encontrados permiten reconstruir una Antártida –la del Eoceno temprano, 10 millones de años después de la extinción de los dinosaurios– muy distinta a la de nuestros días, en la que ya no habitan mamíferos terrestres. Como expresa Gelfo: «Los dientes se preservan mejor que los huesos y permiten hacer inferencias sobre el tipo de dieta de estos animales. Eran herbívoros y vivían en una Antártida que no tenía el clima polar de hoy: las condiciones eran más benignas, el clima era más cálido y la flora, similar a la de los actuales bosques andinopatagónicos.»
Confirman fecha en la que la Antártida se «separó» de Sudamérica
Pero acaso el aporte más relevante está vinculado a la paleogeografía. Antiguamente, el hemisferio sur conformaba un único continente, Gondwana, que hace 200 millones de años comenzó a fracturarse, aunque mantuvo largo tiempo unidas, a través de una conexión terrestre, a América del Sur y la Antártida, hoy separadas por el Pasaje de Drake.
«Según la geofísica –analiza Reguero–, el Drake recién se abrió en condiciones de agua profunda hace 25 millones de años; previo a eso no se sabe mucho. Pero nosotros ahora podemos confirmar que hace 58 millones de años, esa conexión terrestre dejó de existir.» Porque, agrega Gelfo, «la especie que encontramos se desarrolló exclusivamente en la Antártida: en la Patagonia ya no está. Es decir que la separación continental debió haber ocurrido antes del momento en el que ellos vivieron».
Con la satisfacción del hallazgo, el equipo se prepara para lo que viene: la próxima campaña antártica, que comenzará en noviembre.
En la década del ’80 fueron encontrados el primer mamífero terrestre y el primer dinosaurio en el continente blanco; por eso es Reguero, cuya modestia no refleja las 30 campañas que lleva en el territorio helado, el más indicado para definir el valor real de este nuevo descubrimiento: «El 90% de la Antártida está cubierto de hielo todo el año. Y de ese 10% que hay descubierto, la mayor parte no es propicia para encontrar fósiles. Por eso es importante lo que encontramos: el mamífero más viejo jamás hallado en la Antártida.»
FUENTE: Tiempo Argentino