MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Por el planeta, caminó miles de kilómetros desde México hasta La Pampa

La Pampa – Hace 8 años y cinco meses, Martín Hutchinson salió caminando desde México rumbo a Sudamérica para concientizar sobre el medioambiente. Decidió que el final de su recorrido sería Anguil, donde vive su viejo compañero de navegación Alberto Torroba.
Después de haber recorrido 34.000 kilómetros a pie durante más de 8 años, Martín Hutchinson decidió que había llegado el momento de darle fin a su extensa caminata. Eligió la provincia de La Pampa para cerrar tan extenso e intenso periplo. «Cuando me enteré que mi amigo Alberto Torroba estaba viviendo aquí, decidí que era la mejor forma de terminar mi viaje», contó este trotamundos de origen inglés que salió a recorrer Sudamérica para luchar contra la creciente contaminación con basura que se vive en todos lados. «La basura que hay en las playas de la Patagonia es impresionante», sostuvo el caminante. En nuestra provincia también hay mucha pero menos que en el resto.
Hace 8 años y cinco meses, Hutchinson inició un largo periplo desde México para hacer un alegato a favor del medio ambiente, en particular sobre un problema que entiende como el inicio de todo: la basura. «Yo no puedo parar la contaminación industrial, pero si puedo decirle a alguien: no tires tu basura a la calle porque contaminas nuestro planeta», contó este ex bombero durante una visita que hizo a la redacción de LA ARENA a mediados de semana, a poco de llegado a la ciudad.
«La basura es un problema de actitud, una cuestión básica. Necesitamos empezar por ahí», planteó el caminante, que entendió que su aventura podía servir para generar conciencia entre quienes quisieran conocer el motivo de su desafío.

«Me miraban muy feo»

Hutchinson es de origen inglés aunque prefiere omitir ese dato. Aporta poco a su causa pero le ha valido más de un dolor de cabeza. «Cuando digo que soy inglés, mucha gente enseguida me dice ‘Guerra de Malvinas», recordó. En estos ocho años de caminar Latinoamérica ha desarrollado un español un poco tosco pero que le alcanza para hacerse entender. Igualmente, su acento anglosajón es más que evidente.
Como si fuera una racha de mala suerte, cuando llegó a la frontera con Argentina desde Chile, en Tierra del Fuego, le tocó vivir el estado de fuerte malestar popular que se había producido tras el incidente con el equipo de filmación Top Gear, de la cadena inglesa BBC, que había recorrido esa provincia con autos cuyas patentes hacían alusión a la Guerra de Malvinas. «Yo llegué un mes después y la gente me miraba muuuuy feo», recordó Hutchinson, acompañando ese incómodo recuerdo con la expresión en su cara.

«La basura nos va a tapar»

Desde que partió en 2006, Hutchinsn ha recorrido América Central y Sudamérica siempre a pie, sin otro medio de transporte que no fuera su propia movilidad. Pasó infinidad de situaciones difíciles y de todas salió adelante. Cuando no le tocó dormir con el cielo como techo pudo hacerlo en alguna casa merced a la solidaridad de las personas. En muchas oportunidades encontró cobijo en algún rincón de un cuartel de bomberos, su oficio mientras vivía en Manchester.
En 8 años y cinco meses tiempo recorrió 34.000 kilómetros, atravesó 21 países y visitó unas 600 escuelas, siempre con su campaña a favor del medio ambiente como tema de bandera. «Camino de día y de noche», contó el aventurero en su precario castellano. Con un promedio de marcha de 80 kilómetros por día, ha podido atravesar en poco tiempo grandes distancias.

En nuestra provincia, le demandó 6 días desandar el trayecto entre el río Colorado y la ciudad de Santa Rosa. «Estoy feliz porque La Pampa es más limpia que las otras provincias que visité», aseguró. «En las otras hay mucha suciedad; acá es más organizado, más parecido a Europa».
Mientras contaba esto, Hutchinson mostraba una filmación del estado en que se encuentra la ruta nacional 3 entre Comodoro Rivadavia y Caleta Olivia, que corre en gran parte a pocos metros de la playa. Lo que se veía era realmente molesto: largas y enormes acumulaciones de todo tipo de basura sobre esa arena que se supone aún casi virgen.
«En la Patagonia es impresionante la contaminación que hay, tanto en Argentina como en Chile», contó el visitante. La imagen bucólica que se había formado Hutchinson sobre este extremo del mundo quedó destruida al encontrarse con la cruda realidad. Lo visto y vivido lo convenció más aún de que hay que generar conciencia en los gobiernos y la gente sobre el problema de los residuos. «La basura va a terminar por taparnos», insistió una y otra vez.

El mejor final

Cuando Martín Hutchinson se enteró que en un campo cercano a Anguil estaba viviendo el navegante Alberto Torroba, decidió que La Pampa sería el punto final de su viaje. «A Alberto lo conocí hace 22 años en las Filipinas», recordó. «Yo también un barquito, nos conocimos y navegamos juntos durante dos semanas».
Aquella experiencia marcó a fuego a Hutchinson y le dejó un recuerdo imborrable. Cuando tiempo después se enteró que su amigo había atravesado el océano Pacífico en solitario a bordo de la pequeña embarcación que él había conocido, su admiración creció exponencialmente.
«El fue una gran influencia para mi. Por eso volver a escucharlo, a conversar un poco, era el mejor final para mi viaje», se entusiasmó. «Mi objetivo era encontrarlo y contarle que yo también me contacté con el planeta de una manera muy especial, y que por eso entendí que le estamos haciendo daño, que hay que respetarlo y cuidarlo más».
El reencuentro se produjo el miércoles por la mañana. Martín contó que cuando vio a su compañero de nuevo lo invadió una gran emoción y la satisfacción de saber que todo su esfuerzo había valido la pena. No pudo evitar abalanzarme sobre el pampeano y darle un gran abrazo. «El tardó en reconocerme. Le dije quien era yo y le hablé de esas dos semanas juntos, y enseguida se acordó de mi».
Ahí mismo se hizo la química entre los dos viejos amigos. Durante tres días, Martin viajó cada mañana hasta el campo en Anguil y se quedó allí hasta última hora de la tarde. «Pasamos todo el día juntos; hablamos de todo y aprendí muchísimo de él. Es una persona hermosa, lo admiro mucho», confesó.
El fin de semana, tras haber saciado sus ganas de compartir tantas horas con su amigo -de todas las experiencias que vivió, le encantó la de andar a caballo-, Hutchinson emprendió un largo regreso a un destino que por ahora ni él mismo sabe bien cuál es. Por lo pronto, se subió a un colectivo que lo dejará en Córdoba -«me dijeron que las sierras son muy bonitas»-; de allí planea seguir hasta Atacama -donde estuvo el año pasado- para ver cómo quedó esa desértica región tras el fenómeno climático que vivió hace dos semanas, cuando fue azotada por lluvias torrenciales, y después posiblemente la India.
A manera de despedida, el caminante agradeció el buen trato recibido en nuestra provincia y dejó un mensaje para quien quiera oirlo: «A la gente no le importa nada y no se da cuenta del daño que está causando. Pero en la soledad de tantos kilómetros y después de vivir todo lo que vivi yo, uno siente que el planeta lo abraza y lo protege. Por eso le pido a la gente que lo cuide, que no lo destruya ni lo contamine. Porque si nosotros lo cuidamos, él nos va a cuidar».

FUENTE: laarena.com.ar