MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Presentan iniciativa legislativa para proteger los Humedales en Rio Negro

https://www.adnrionegro.com.ar/2018/01/ocampos-tampoco-quiere-actividad-petrolera-en-cipolletti/

Viedma.-Los Legisladores Jorge Ocampos y Daniela Agostino presentaron en el mes de marzo del corriente año  un proyecto de ley para proteger, conservar restaurar y gestionar los humedales de la provincia de Rio Negro que espera ser tratado en las próximas sesiones legislativas.  

Hasta el presente no existe un marco legal que regule los usos y actividades que se pueden realizar en los humedales y de aprobarse sería un gran impulso para su estudio, conservación, inclusión de humedales en la Red de Sitios Ramsar y para promover actividades turísticas como avistaje de aves en los Humedales del Valle Inferior de Rio Negro.

El proyecto ya había sido presentado en el año 2016 pero no avanzo en las comisiones para su tratamiento el cual tenía dictamen favorable de la Autoridad de Aplicación, la Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable.

Se prevé la creación de un Inventario Provincial de Humedales por parte de la autoridad de aplicación el cual sería un gran base de datos donde se individualizarán todos los humedales de origen natural existentes en el territorio provincial y toda la información necesaria para su adecuada preservación, control y monitoreo, incluyendo la cuenca hidrológica de la que forman parte. El Inventario debe contener como mínimo la siguiente información: la ubicación geográfica de los humedales, su superficie y cuenca hidrográfica a la que pertenece además de otros aspectos composicionales, estructurales y funcionales que permiten su clasificación y categorización. Además identificar y describir los humedales teniendo en cuenta las funciones ecológicas que los mismos desempeñan y los beneficios que brindan a la sociedad, haciendo hincapié en los aspectos funcionales como el emplazamiento geomorfológico, la posición topográfica del humedal en el paisaje que lo rodea, y el régimen hidrológico. En este inventario se debe considerar también la importancia de los humedales como corredores biológicos, en función del contexto biogeográfico en el que se desarrollan, así como sus características peculiares o distintivas. El Inventario deberá ser de acceso público desde la Página Web de la autoridad de aplicación.

Humedales del Valle Inferior de Rio Negro

En los humedales de origen natural quedarán prohibidas a partir de la aprobación del proyecto las actividades que puedan afectar su condición natural o que impliquen su alteración parcial o destrucción total. Podrán realizarse en el humedal todos aquellos aprovechamientos tradicionales que respeten su funcionamiento y sean compatibles con su conservación.

En los fundamentos se indica que la Tierra cuenta con un volumen total de alrededor de 1.338 millones de km3 de agua, contenida principalmente en las depresiones oceánicas y marinas que ocupan las dos terceras partes de su superficie. Sólo el 3,5% de ese volumen corresponde a agua dulce, por lo tanto, el agua dulce es un bien natural pero a la vez estratégico por su escasez.

En un informe de la UNESCO se explicita que la mayor parte de la reserva global de agua potable se encuentra concentrada en América Latina donde la presencia de acuíferos y extensos ríos albergan el 47% de la reserva mundial de este recurso. Es decir, Sudamérica tendrá en 20 años un recurso codiciado que será considerado más importante que el petróleo. Esa es una noticia buena y mala al mismo tiempo, dado que se espera que para el 2030 el 47% de la población mundial estará viviendo con una fuerte escasez de agua potable y este recurso estará bajo una gran puja política por su control estratégico.

El acuífero Guaraní que Argentina comparte con Brasil, Paraguay y Uruguay, mediante una explotación adecuada podría abastecer a unos 720 millones de personas con una dotación diaria de 300 litros por habitante. Si bien nuestro país, se encuentra en el puesto 17 en el mundo en cuanto a reservas de agua potable superficial y subterránea comprobadas, su distribución es heterogénea dado que dos tercios del territorio nacional están asociados con climas áridos y semiáridos y disponibilidad insuficiente de agua. La provincia de Río Negro integra esta última característica climática dado que, si bien presenta una geografía diversa y de amplios contrastes a lo largo de su vasta superficie de 203.013 km², su territorio comprende mayoritariamente una formación geológica y fitogeográfica de meseta árida o semiárida cubierta por estepa y un monte más o menos achaparrado según la condición hídrica y/o térmica predominante.

Por otra parte, existen reservorios de agua, denominados Humedales que se refieren a una amplia variedad de hábitats interiores, costeros y marinos que comparten ciertas características. Se los identifica como áreas que se inundan temporariamente donde el agua subterránea aflora en la superficie o en suelos de baja permeabilidad cubiertos por agua poco profunda. Argentina tiene alrededor del 20 % de su superficie ocupada por humedales. Existen muchas definiciones del término humedal, algunas basadas en criterios principalmente ecológicos y otras más orientadas a cuestiones vinculadas a su manejo. La Convención sobre los Humedales llevada a cabo en la ciudad iraní de Ramsar en 1971 y de la que nuestro país fue signatario, estableció un hito en la consideración de estos hábitats y los define en forma amplia como: “las extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de agua, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros”. En esta definición quedan incluidos todos los ambientes acuáticos continentales y la zona costera marina. Si bien la definición precedente es la que más se utiliza, en la Ley Nacional N° 23.919 (que aprueba la Convención Ramsar), importantes voces científicas estudiosas de la temática consideran que la misma no expresa necesariamente en forma clara qué es un humedal o cómo funciona, sino que sólo enumera distintos elementos o componentes de un paisaje o región que pueden ser identificados como tales. Es por ello, que actualmente se considera más apropiado el concepto de humedal formulado a partir de la definición propuesta por el Comité para la Caracterización de los Humedales de los Estados Unidos que define: “Un humedal es un ecosistema que depende de un proceso constante o recurrente de inundación poco profunda o saturación en o cerca de la superficie de sustrato. Las características esenciales mínimas de un humedal son la inundación o saturación recurrente o sostenida en o cerca de la superficie y la presencia de rasgos físicos, químicos y biológicos que reflejan dichos procesos”. Y agrega: “Las características diagnósticas más comunes de los humedales son los suelos hídricos y la vegetación hidrofítica. Estas características deberían estar presentes, excepto cuando factores específicos físico-quimicos, bióticos o antropogénicos las hayan removido o bien no permitan su desarrollo”. Es decir, que los humedales son ecosistemas caracterizados por una gran diversidad vegetal que permite una red trófica conformada por zoo y fitoplancton, artrópodos, micro y macroinvertebrados, reptiles, aves y mamíferos, relacionados directa o indirectamente con las masas de agua, y no es que sólo sean importantes al representar núcleos de biodiversidad, sino también porque constituyen sitios interesantes para el monitoreo ambiental. La necesidad de conservación de estos ambientes como reservas genéticas ha sido extensamente estudiada y reconocida, siendo actualmente motivo de programas de conservación a escala continental y mundial. Todos los humedales comparten una propiedad primordial: el agua juega un rol fundamental en la determinación de su estructura y funciones ecológicas. Los humedales son ecosistemas particulares, cuyas características estructurales y funcionales dependen de particularidades climáticas regionales, pero fundamentalmente de condiciones locales hidrológicas y geomorfológicas. También son considerados como recursos naturales con un gran valor estratégico trascendental como grandes reservas de agua dulce. Sin embargo, estas reservas se encuentran actualmente en vías de desaparición y degradación progresiva fundamentalmente debido a los impactos de actividades humanas que se desarrollan en ellos y que ponen en evidencia su alto grado de vulnerabilidad. En 1989, el Congreso de los Estados Unidos aprobó el Acta Norteamericana para la Conservación de Humedales con la finalidad de proteger, restaurar y manejar ecosistemas de humedales y otro tipo de hábitats para mantener poblaciones sanas de aves migratorias en toda Norteamérica. Esta ley tiene como propósito central promover asociaciones entre entidades públicas y privadas interesados en: proteger, mejorar, restaurar y manejar una apropiada distribución y diversidad de ecosistemas de humedales y hábitats asociados, para el beneficio de las aves migratorias, peces, y otra vida silvestre asociados con ecosistemas de humedales en Norteamérica. En junio de 1992 se realizó la Reunión Cumbre de Río de Janeiro que planteaba como prioridad para los recursos de agua dulce la protección de los ecosistemas y la ordenación integrada de los recursos hídricos.

En las últimas décadas, numerosos países de América Latina han avanzado en legislaciones que contemplan y atienden esta problemática. Brasil cuenta con 11 sitios “Ramsar” (humedales reconocidos internacionalmente) con una superficie protegida de 6,5 millones de hectáreas.

La gran extensión de nuestro país y su variación latitudinal y altitudinal determinan la existencia de una gran diversidad y riqueza de humedales. Sin embargo la distribución no es regular en todas las regiones. En el noreste del país hay una gran abundancia de ambientes acuáticos; en cambio, en zonas áridas y semiáridas como la Puna o la Patagonia extraandina, el agua suele ser una limitante para el desarrollo de la vida y las actividades humanas. A pesar de su importancia estratégica para la conservación de un medio ambiente equilibrado y el valor que presentan estos bienes naturales proveyendo agua dulce a múltiples necesidades en zonas áridas y semiáridas, la intervención del hombre mediante diversas actividades (urbanas, productivas, turísticas), ha generado la degradación creciente de estos recursos hídricos y del territorio bañado por sus aguas. La contaminación actual en ambas cuencas impide el efectivo goce de los derechos que la legislación contemporánea garantiza para toda la población argentina en el artículo 41 de la Constitución Nacional, los Tratados Internacionales ratificados, la Ley General del Ambiente Nº 25.675 y la Ley de Gestión Ambiental de Aguas N° 25.688, y para los rionegrinos en particular, a partir de los artículos 71, 84 y 85 de la Constitución provincial. En nuestro país actualmente los humedales son impactados por prácticas insostenibles, en consonancia con los procesos de cambios en el uso del suelo resultado, entre otros, de la expansión de las fronteras agrícolas y urbanas y la creciente contaminación de los cursos y fuentes de agua con origen en las actividades rurales e industriales. Las funciones ecológicas de los humedales como reguladores fundamentales de los regímenes hidrológicos y como hábitats de una fauna y flora característica, los transforma en un recurso de gran valor económico, cultural, científico y recreativo que hace necesaria la elaboración de políticas públicas que garanticen su preservación. De allí nace también la obligación del Estado de proteger la biodiversidad de los ecosistemas, concepto éste que involucra a la variedad de ecosistemas, de especies y de cargas genéticas existentes. La conservación de la diversidad biológica y el uso sostenible de los recursos biológicos son fundamentales para alcanzar y mantener la calidad de vida para las generaciones futuras. Por eso se deben llevar a cabo políticas claras de conservación de los humedales. Tan es así que aunque Argentina cuenta con 22 humedales con reconocimiento internacional (sitios Ramsar) que abarcan 5,6 millones de hectáreas, no posee una ley específica que regule su uso, manejo y, fundamentalmente, su conservación. Numerosas iniciativas no lograron convertirse en ley. Merece citarse el proyecto de ley pionero del senador rionegrino Luis Falcó que hace 11 años ya proponía la creación de una Comisión Nacional para la Conservación de Humedales Prioritarios. A partir de 2007 se suceden varias iniciativas legislativas en el Senado de la Nación proponiendo un Régimen de Presupuestos Mínimos para la Conservación de los Humedales.

El último data del año 2015 y es de la legisladora del Frente Progresista Magdalena Odarda que retomaba uno de su par el senador Giustiniani del 2013. En la Cámara de Diputados, referentes del Partido Socialista impulsaron en el 2015 una iniciativa similar pero, como las citadas previamente, no llegó a plasmarse en ley. En febrero del año 2016 el actual presidente de la Nación comprometió el envío de un nuevo proyecto para su tratamiento. El interés por los humedales es cada vez mayor en la Argentina y su crecimiento en la última década ha sido especialmente marcado. Esta temática dejó de ser patrimonio exclusivo de académicos y de naturalistas para pasar al dominio público en general, particularmente en ámbitos tales como los educativos, productivos y de gestión a distintos niveles. Una prueba de esto es la realización de numerosas reuniones, talleres, cursos y seminarios sobre diferentes temas relativos a humedales, o sobre humedales de especial importancia.

El Grupo de Trabajo de Recursos Acuáticos de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, realizó un inventario de estos hábitats en nuestro país determinando 6 grandes regiones de humedales que incluyen los bosques andino-patagónicos y la zona costera patagónica. Entre los humedales de la región boscosa andina, en zonas con precipitaciones abundantes concentradas mayormente en el invierno, se destacan los enormes lagos de origen glaciar, ríos y arroyos de deshielo, lagunas de estepa, mallines, vegas y turberas. Muchos de estos humedales son utilizados para pesca comercial, recreacional y deportiva, turismo y obtención de energía hidroeléctrica. Por otra parte, la zona costera patagónica constituye uno de los segmentos ribereños más largos y relativamente bien conservados del mundo, con aproximadamente 3.400 km de extensión, desde el río Colorado hasta el Canal Beagle. Entre los tipos de humedales de la región se pueden citar estuarios, áreas pantanosas, costas de arena con médanos, playas de canto rodado, acantilados y restingas. La amplitud de las mareas aumenta hacia el sur, llegando hasta los 10 a 12 metros. La zona descripta alberga grandes concentraciones de aves, mamíferos marinos, peces, moluscos y crustáceos.

A la provincia de Rio Negro corresponden los humedales ubicados en la Bahía del Golfo San Matías en cercanías de San Antonio Oeste. En el Valle Inferior del río Negro, a fines del año 2007, a instancias de la Legislatura de Río Negro y el Instituto de Desarrollo del Valle Inferior (IDEVI), se presentó el ensayo “Humedales del Valle Inferior de la Provincia de Río Negro”, resultado de un trabajo de campo realizado por técnicos locales. Este trabajo permitió crear conciencia sobre la importancia que tienen en esta zona las lagunas remanentes de ese gran cuerpo de agua que fue El Juncal, una serie de humedales que si bien en parte han sido afectados por las actividades del hombre, vinculadas a la creación y desarrollo del IDEVI, constituyen todavía un ecosistema que debe ser resguardado. Posteriormente, investigadores del Centro Regional Zona Atlántica de la Universidad Nacional del Comahue (UNC-CURZA) decidieron continuar un estudio más exhaustivo de estos cuerpos de agua, determinándose la creación de un Centro de Interpretación de los Humedales del Valle Inferior. En abril del 2015, el Poder Ejecutivo Municipal de San Carlos de Bariloche remitió al Consejo Deliberante un Proyecto de Ordenanza para la aprobación del Plan de Manejo y el Plan Particularizado para la Reserva Natural Urbana Lago Morenito-Laguna Ezquerra. En ella se fijan políticas para la adecuada preservación de los sistemas acuíferos, reservorios y humedales, la forestación en la zona periurbana, la reducción de ruidos, la recuperación de excedentes pluviales y la creación de centros de divulgación académica, cultural y de recreación ecológica buscando restablecer un equilibrio natural en el área abarcada por la reserva natural urbana, contemplando al mismo tiempo la preservación del ambiente natural y el mejoramiento del ambiente antropizado. El desarrollo de un plan de manejo para la zona estaba fijado en la Ordenanza nº 2030-CM-2010 que creó esta reserva natural urbana cinco años antes, siendo vetada por el Poder Ejecutivo Municipal de entonces.

 

 

Fuente: Legislatura de Rio Negro