Shaki, la jirafa del Ecoparque porteño de 18 años, murió de manera repentina esta tarde, cerca de las 15, a causa de una descompensación generalizada, informó en un comunicado la institución.

El animal, que compartía el recinto junto a su cría, de nombre Ciro, de 3 años, y junto al macho Buddy, de 13 años, había nacido en el ex zoológico porteño el 23 abril del 2000.

«Esta mañana el equipo de cuidadores del Ecoparque percibió signos de cólicos en la jirafa, por lo que fue asistida inmediatamente por personal veterinario. A pesar del tratamiento instaurado con inmediatez, la evolución fue desfavorable y falleció a causa de una descompensación generalizada», indicó el Ecoparque.

Siguiendo con los protocolos, en las próximas horas se realizará la necropsia y estudios complementarios de citología, histopatología y cultivos, todos análisis necesarios para certificar el diagnóstico definitivo.

El deceso se produce 9 días después de la muerte de la rinoceronte Ruth, de 24 años, debido a una infección generalizada. La noticia de muerte de la jirafa causó una fortísima polémica y circuló temprano en redes sociales antes del anuncio oficial y en grupos de protección y derecho animal.

Desde ese sector acusan al Ecoparque de un mal manejo de los animales allí alojados. Responsabilizan a la institución de haber cesanteado a 14 de los cuidadores más experimentados del parque para reemplazarlos por otros sin la debida experiencia y formación. Según señalaron a Infobae fuentes que pidieron reserva de su identidad, el sector que agrupa a los recintos de rinocerontes, jirafas, hipopótamos y cebras carecen de gente idónea para el cuidado de animales cuya biología es muy compleja.

«A Ruth, que padecía una diarrea persistente, le dieron de comer fardos, pasto seco y cañas, con lo cual su cuadro se agravó al punto de causarle una infección en la vulva que luego derivó en la infección generalizada. Se le advirtió al departamento de nutrición y bienestar animal sobre la inconveniencia de esa dieta pero las autoridades del Ecoparque siguieron adelante con ella», explicó la fuente.

Desde otro sector también cuestionaron el cuidado animal: «La jirafa estaba en perfecto estado de salud. Pero en el último tiempo le cambiaron los cuidadores por gente que si bien puede estar bien predispuesta, no cuenta con la experiencia necesaria. Y eso se debe a un conflicto interno del Ecoparque, que echó o derivó a la gente que se oponía a su proyecto de trasladar animales, que en realidad es una forma de despejar el predio de toda vida silvestre para un proyecto inmobiliario».

Quienes critican hace tiempo el manejo de los animales, apuntaron que «el gran problema es que quienes le practicarán la necropsia a Shaki, como sucedió con Ruth, son los mismos veterinarios responsables de su salud, con lo que cualquier resultado inconveniente no será informado».

Fuentes del Ecoparque han negado en reiteradas oportunidades esos señalamientos. Pero la polémica, que comenzó con el anuncio de transformación del ex zoo, se viene azuzando hace por lo menos dos años.

Respecto al manejo animal, el Ecoparque señaló que «durante los últimos años se habían realizado mejoras en el recinto de las jirafas para aumentar el nivel de bienestar físico». Hubo obras de  nivelación y cambio de sustratos, el refuerzo del contrapiso y piso de goma exterior, de unos 80 metros; la construcción de un quincho para sombra, de 115 metros cuadrados;  mejoras del cerco y media sombra junto con la  adecuación de comederos y la adecuación de la instalación eléctrica, los desagües, las estufas  y la iluminación, indicaron.

«También se habían implementado protocolos de enriquecimiento ambiental, como la colocación de diversos estímulos colgados en altura para que los animales desarrollen un comportamiento alimenticio similar al de la naturaleza y se colocó alimento balanceado o fruta en dispositivos para extender el tiempo de alimentación, además de los trabajos diarios de entrenamiento para mantenimiento de sus patas», detallaron en la institución.