Torres del Paine: el espectacular parque nacional de Chile es cada vez más visitado

Torres del Paine es considerado con razón como uno de los parques nacionales más bonitos de América del Sur.

Sin embargo, hace tiempo que el famoso sendero alrededor del macizo está atiborrado de turistas, por lo que hace falta cierta estrategia para experimentar con tranquilidad este bellísimo rincón andino patagónico de Chile.

Algunos visitantes realmente quedan deslumbrados cuando el guía de turismo Armando Iglesias los lleva a ver la “octava maravilla del mundo”.

El paisaje, siempre dominado por los picos de granito de las Torres del Paine es en realidad más hermoso que en ninguna foto.

“A la gente le falta la sensación de estar en medio de la naturaleza salvaje ; tenemos que restringir el número de turistas. En temporada alta hay demasiada gente aquí”, reconoce el guía.

Hasta hace algunas décadas, Torres del Paine sólo era uno de los muchos parques nacionales en la vasta geografía de la Patagonia.

DESARROLLO TURISTICO

Su rápido auge turístico comenzó en 1994, cuando fue señalizado el “W Trek”. Este camino lleva al senderista durante cuatro o cinco días por lagos, glaciares y el macizo Paine. En el mapa, este circuito efectivamente se parece a la letra W.

Cada turista que visite la región quiere recorrer esta ruta alguna vez.

Como consecuencia, cada verano se desplaza por el camino mucha gente.

Desde 2013, cuando millones de usuarios de la plataforma “Virtualtourist” eligieron Torres del Paine como “octava maravilla del mundo”, la afluencia de turistas es imparable.

El año pasado, 220.000 personas visitaron este parque nacional. La mayoría de ellos lo hicieron para practicar senderismo o simplemente para acudir en coche a los miradores.

A excepción del W Trek y su variante más larga, el “O Trek”, que pasa alrededor de todo el macizo, no hay otras rutas para una excursión de más de un día.

Sin embargo, todavía es posible estar solo: a caballo, en el kayak e incluso caminando en temporada baja.

PUERTO NATALES

Puerto Natales tiene el ambiente encantador de un lugar aislado e íntimo.

El minibús inicia allí su viaje por la Patagonia chilena. Detrás del Monte Balmaceda resplandecen en la distancia los campos de hielo del sur.

Las torres del macizo Paine se yerguen con una imponencia deslumbrante y acercarse hacia ellas representa realizar un safari por lugares de ensueño.

Algunos cóndores planean en las alturas mientras que a ambos lados de la carretera pastan rebaños de guanacos.

El guía Iglesias estaciona el minibús junto a una cabaña. En el sobrio interior están sentados junto a una estufa de madera Daniel Armando Ovarzo, de 33 años, y Moncho Balcazar, de 44 años que están tomando mate. Colocan pieles de cordero en las sillas de montar y reparten entre los turistas vaqueros de cuero para poner encima del pantalón.

Ya durante la pausa del mediodía en la Laguna Azul se siente en el cuerpo haber andado bastante tiempo a caballo. Sin embargo, toda esta molestia ya casi ha desaparecido cuando por la noche se acampa sentamos para disfrutar de un cordero asado.

Y a la mañana siguiente ni siquiera el turista se acuerda de incomodidad alguna cuando se vislumbran los picos resplandecientes de las moles graníticas.

En ese punto de la excursión se aborda un minibús que arranca a las 6 de la maña. El destino es el Mirador de los Torres y un tour de un día por el Valle del Silencio. Por un puente colgante se cruza el río Ascensio y subimos por un paisaje marcado por lengas y robles.

En el borde de la carretera se encuentran el Refugio Chileno y el Campamento Torres.

Esta temporada, los senderistas tienen que presentar por primera vez, en la entrada del parque nacional, su reserva para una cabaña o un sitio para acampar.

El último tramo pasa por una montaña de grava entre rocas del tamaño de una casa que el glaciar ha depositado allí. Y entonces se abre una de las vistas panorámicas más famosas, sobre una laguna en el glaciar y las tres torres que se alzan detrás.

El pico de granito del medio se yergue de forma vertical sobre el hielo gris al cielo hasta una altura de casi 2.000 metros.

“Sólo en invierno está aún más tranquilo aquí”, dice Iglesias. Durante esa época del año hay una sola cabaña abierta, el Refugio Paine Grande. Sin embargo, equipado con grampones, el caminante puede recorrer en su totalidad el W Trek.

Al día siguiente se puede cruzar en kayaks el lago Grey entre icebergs y olas pequeñas.

El extremo sur del lago, donde comienza la excursión, lo llaman “el cementerio”. El nombre se debe a que aquí quedan varados y se derriten todos los bloques de hielo que se desprendieron del glaciar y que son arrastrados hacia ese lugar. Algunos de los bloques sobreviven durante días, otros durante semanas.

El tour es como un viaje por un parque de esculturas que brillan con un color azul claro. Los kayaks pasan a más de diez metros los icebergs y posan delante de una saliente blanca. “¡No deben acercarse a menos de diez metros”, advierte Ojeda.

Una hora más tarde, cuando se prosigue la navegación se toma hacia el río Grey.

El resto del trayecto no es difícil, también porque el río lleva poca agua.

Después de algunos pequeños y divertidos rápidos, el kayak se desliza por una garganta y un bosque de lengas.

El silencio patagónico junto con estas montañas fantásticas impiden que esta aventura pueda ser una decepción.

La mejor época para el senderismo es el período de mediados de enero a finales de febrero. Sin embargo, durante esa época en el parque nacional hay muchos turistas, sobre todo en el camino circular “W Trek”, y muchos alojamientos están totalmente reservados.

Los senderistas pueden reservar lugares en cabañas y campings en la página web del parque nacional: www.parquetorresdelpaine.cl.

Quien no reserve por adelantado puede hacerlo a la entrada del parque pero tiene que pagar un suplemento del 20 por ciento.

Fuente: http://www.eldia.com/turismo/torres-del-paine-el-espectacular-parque-nacional-de-chile-es-cada-vez-mas-visitado-185239