MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Ya se registraron 700 ballenas, el número más alto de los últimos 40 años

Puerto Madryn.-El Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) es una de las organizaciones que hace más años trabaja en Península Valdés estudiando a la ballena Franca Autral. Su programa de fotoidentificación de cetáceos, a través de avistajes aéreos cumple ya 44 años y tiene el objetivo de considerar variables de protección para estos mamíferos. Este año, el monitoreo fotográfico, que se vale del patrón de callosidades de las cabeza de las ballenas, único por cada ejemplar, registró el histórico número de 757 ejemplares en la Península Valdés, el número más alto desde 1971 cuando comenzó el estudio de la mano del doctor Roger Payne.

3.000 ballenas conocidas
El biólogo Mariano Sironi, director científico del ICB, describió que en dos vuelos realizados el 12 y 13 de septiembre “contamos 757 ballenas, lo que representa el número más alto jamás registrado por la organización durante los vuelos desde sus inicios en 1971″. El especialista detalló que “había más presencia de ballenas, en particular lejos de las costas y cerca del centro de los golfos y también hacia el norte de la península”. Y detalló que tomaron 7.200 fotografías que serán luego identificadas en laboratorio “para agregar nuevos registros” al catálogo de la entidad, “que contiene cerca de 3.000 ballenas conocidas”.
El ICB impulsa estrategias para proteger a las ballenas francas que “mueren cada año enredadas en sogas y redes, y por colisiones con grandes barcos”, detalló la organización.

Enemigos naturales y no tanto
El biólogo agregó que en Península Valdés las ballenas tienen menor número de crías que lo esperado en los años siguientes a temporadas de alimentación con baja abundancia de krill en las islas Georgias del Sur, cuando las temperaturas del agua son más altas de lo normal”.
El Instituto también informó que las gaviotas cocineras de Península Valdés han aprendido a alimentarse de la piel de las ballenas francas vivas, lo que hace que “éstas cambien su comportamiento a causa de los picotazos que les generan lesiones y provocan que aumente el tiempo que pasan en actividades que requieren mayor gasto de energía”.
Si bien las ballenas francas están protegidas de la cacería comercial desde 1935, países balleneros “como Japón, Noruega e Islandia continúan cazando otras especies, desafiando la prohibición bajo supuestos fines científicos. No hay argumento científico que pueda avalar estas matanzas en el siglo XXI”, enfatizó la ONG proteccionista.
Por este motivo, el ICB está realizando la campaña “Ola de Ballenas” para recaudar fondos destinados a su programa científico de monitoreo del estado y salud de estos animales y para promover acciones para su conservación y la de su hábitat. De la campaña, que puede verse en este link http://www.icb.org.ar/oladeballenas en la cual participan actores argentinos que colaboran con el ICB.

Fuente: El Diario de Madryn