111 años de presencia Argentina en la Antártida

Cutral-có – El 22 de febrero se cumplieron 111 años de presencia ininterrumpida de trabajo científico Argentino en la Antártida.

En la Base Orcadas a unos 1.500 km al sudeste de Ushuaia, en el istmo de la isla Laurie (caletas Uruguay y Scotia), a 60º 44′ S y 44º 44′ W, viven 17 hombres entre militares y civiles que trabajan durante un año en la centenaria base Orcadas.

Antecedentes Históricos

En 1901 comenzabala primera expedición antártica internacional integrada por Alemania, Francia, Suecia e Inglaterra, la que dio lugar a un mayor interés por explotar el Mar Antártico.

El 2 de noviembre de 1902, partió desde el puerto de Edimburgo el explorador Williams S. Bruce, al mando del “Scotia” y al frente de una expedición organizada por la Real Sociedad de Geografía de Escocia. El objetivo, explorar el mar antártico y realizar diversos trabajos científicos, observaciones magnéticas, meteorológicas, geofísicas, oceanográficas, biológicas, etc.

A principios de 1903 el “Scotia” arribó a la bahía homónima (bautizada en su honor) quedando atrapado por el hielo marino, por lo que W.S. Bruce decidió preparar la invernada construyendo alrededor de una casilla, unas paredes en piedras, denominada “Omond House” (en honor a uno de los patrocinadores de la expedición).

Con aguas libres, Bruce partió hacia Buenos Aires dejando en la isla una dotación de seis hombres, arriba a Buenos Aires en diciembre de 1903. Allí ofreció al por entonces presidente de la Nación Argentina Gral. Julio Argentino Roca las instalaciones montadas en la isla Laurie. El Gral Roca acepta y el 21 de enero de 1904 parte la primera expedición argentina, junto con Bruce, rumbo a Orcadas del Sur.

Desde entonces Argentina ostenta la Base científica más antigua del mundo en Antártida, de ocupación permanente e ininterrumpida.

La continua permanencia y actividad de un observatorio geomagnético, es un hecho inigualable para aquellos años y no fue equiparado por ningún otro país.

La vida en la latitud 60

En aquellos años las dotaciones eran de 5/6 hombres que afrontaron solitarias condiciones atmosféricas, en la inmensidad de hielos, nieve y fríos extremos, viviendo en un total aislamiento y misteriosa desolación. Durante 40 años fueron la única presencia humana y quienes desde entonces se dedicaron a estudiar e investigar el continente blanco.

Dichas dotaciones, al igual que en la actualidad, se llegaba con las provisiones para pasar todo un año, pero al no contar con cámaras frigoríficas, los primeros invernantes se alimentaban de carne y huevos de pingüinos y carne de foca, a fin de equilibrar su dieta.

En 1927 se instaló la primera estación radiotelegráfica de la Base y de la Antártida. En 1952 las instalaciones del observatorio de las Islas Orcadas pasaron a depender del Ministerio de Marina (Servicio de Meteorología Marítima). La Base Orcadas actualmente depende de él Comando Naval Antártico.

En el 2015 la vida en la Antártida sigue siendo desierta, aislada y solitaria, pero los avances tecnológicos han ayudado a revertir un poco esta situación, que mejoran la calidad de vida y hacen que la estadía en lo más extremo del continente sea más amena.

La dotación de Orcadas está integrada por 11 Militares de la Armada, 3 militares de la Fuerza Aérea (un geomagnetista y dos meterólogos), dependientes del Servicio Meteorológico Nacional, 1 médico militar de la Armada y 2 Guardaparques Nacionales. Quienes a diario viven nuevas experiencias que le depara el continente blanco.

Estudios e Investigaciones en el Continente Blanco.

Dentro de los trabajos que realizan los guardaparques se incluyen los relevamientos, toma de muestras y observación de aves y mamíferos marinos (diversas especies), censos, trabajos estadísticos, etc. Las muestras se congelan y se envían a la D.N.A.(Dirección Nacional Antártica) donde se compararán con otras muestras (enviadas el año anterior) para establecer la situación actual del ecosistema.

A esté trabajo, durante la época estival y cuando las condiciones meteorológicas lo permiten, se suman biólogos, sismólogos y geólogos, entre otros científicos, que realizan tareas de investigación.

Vivir, trabajar, investigar en la Antártida son experiencias únicas e irrepetibles, cada vez que uno arriba a esta majestuosa inmensidad, está a la suerte del destino, debe adaptarse a nuevas experiencias, ya sean de convivencia o desafíos que se presentan a diario. Pero todo esto es irremplazable, la Antártida es adictiva para quienes elegimos pasar largas invernadas en esta imponente Isla.

Alcanzando tener múltiples y maravillosas vivencias, como la de ver sumergirse una ballena Yubarta a unos 10 mtrs. del bote, pudiendo ver sus ojos debajo del agua, su imponente cuerpo y la aleta caudal tan grande y llamativa, sintiéndose estremecido en la emoción de lo que estábamos vivenciando.

Realmente esta oportunidad de estar cerca de 3 de las 6000 Yubartas de todo el mundo, es un premio a la dedicación que le ponemos a nuestro trabajo, sintiéndonos plenamente recompensados.