Viedma – Se festeja hoy, 2 de febrero, el Día Mundial de los Humedales en conmemoración de la fecha en que se adoptó en la ciudad de Ramsar, Irán, la Convención sobre los Humedales, el 2 de febrero de 1971.
Los humedales son ecosistemas en la interfase entre los ambientes terrestres y acuáticos, continentales o costeros, naturales o artificiales, permanentes o periódicamente inundados o con suelos saturados de agua, dulces, salobres o salados, con comunidades de plantas y animales adaptados a su dinámica hídrica.
El lema de este año del Día Mundial de los Humedales, en coincidencia con el de la próxima Conferencia de las Partes (COP12, Uruguay, junio de 2015) es “Humedales para nuestro futuro”. Este lema está dirigido principalmente a los jóvenes para alentarlos a que tengan un contacto directo con los humedales y que conozcan las amenazas a los mismos.
En la última centuria se ha destruido más del 64 % de los humedales del planeta, lo que significa que el acceso al agua dulce se está reduciendo para casi 2.000 millones de personas en todo el mundo, al tiempo que el control de las inundaciones, la reducción del riesgo de desastres, el almacenamiento de carbono y los medios de vida tradicionales que dependen de los humedales se ven amenazados y con ellos nuestro futuro.
Además de la pérdida de agua y de otros servicios de los humedales, la biodiversidad también se ve afectada. Según el Índice Planeta Vivo de WWF, las poblaciones de especies de agua dulce han disminuido en un 76 % en los últimos cuarenta años.
Desgraciadamente, los humedales se consideran a menudo como zonas que hay que drenar, rellenar y convertir para otros fines. Las causas principales de su pérdida y degradación son los cambios en el uso del suelo y particularmente la conversión a la agricultura y al pastoreo y el crecimiento de las ciudades y su infraestructura. Todo esto se ve empeorado por el exceso de nutrientes que llega a nuestros humedales y la desviación de las aguas para construir represas, estanques y canales.
Entre los numerosos bienes y servicios que nos prestan los humedales se encuentran:
- Provisión de agua dulce para el ser humano y para riego. Cada persona necesita como mínimo entre 20 y 50 litros de agua al día para beber, cocinar y asearse. El 70 % de toda el agua dulce que se extrae de los humedales en el mundo se utiliza para regar nuestros cultivos y ayuda a impulsar el sector de la agricultura, que nos alimenta.
- Depuración del agua, filtrando productos químicos y residuos peligrosos. Las plantas de los humedales pueden contribuir a absorber fertilizantes y pesticidas nocivos así como metales pesados y toxinas de la industria.
- Provisión de alimento para la humanidad: el arroz, cultivado en arrozales que son humedales artificiales, es el alimento básico de casi 3.000 millones de personas. Como promedio, cada persona consume 19 kg de pescado al año, y casi todos ellos se reproducen y crían en humedales costeros y estuarios
- Albergue para la biodiversidad; más de 100.000 especies conocidas de agua dulce, cifra que aumenta cada año. En solo diez años se descubrieron 272 especies nuevas de peces agua dulce en el Amazonas.
- Amortiguación de tormentas e inundaciones. En las cuencas fluviales actúan como esponjas naturales, absorbiendo las precipitaciones y creando amplias charcas que mitigan las crecidas de los ríos. La misma capacidad de almacenamiento puede constituir una salvaguardia contra la sequía.
- Mitigación del cambio climático. ¡Las turberas por sí solas almacenan más del doble de carbono que todos los bosques del planeta! Cuando aumenta el nivel del mar, los humedales costeros reducen el impacto de los tifones y maremotos. Asimismo, proporcionan cohesión a la costa y resistencia a la erosión.
- Los humedales proporcionan medios de subsistencia y productos sostenibles. 61,8 millones de personas dependen directamente de la pesca y de las pesquerías para ganarse la vida. Gracias al manejo sostenible de los humedales, pueden obtenerse madera para la construcción, aceite vegetal, plantas medicinales, forraje para los animales y tallos y hojas para la elaboración de tejidos.
Reflexionemos sobre cómo es nuestro uso de los humedales y ayudemos a detener su drástica pérdida. Nuestro compromiso puede ser tan sencillo como tomar duchas más cortas para ahorrar agua, reutilizar bolsas en las compras o participar de forma más práctica ayudando a organizar la limpieza de algún humedal en su zona.
Educar a los jóvenes es fundamental. Debemos conseguir que la próxima generación se implique y conozca lo importantes que son los humedales porque cuanto más sepan las personas, más podremos difundir el mensaje.
La razón por la que deberíamos preocuparnos más acerca de nuestros humedales es que son nuestra única fuente de agua dulce y el ingrediente esencial de todo el desarrollo. Por consiguiente, debemos educar a las personas de todas las edades para que entiendan que los humedales ya desempeñan un papel en su vida y conseguir que se preocupen por su mantenimiento y restauración.