El 29 de agosto de 1900 fue establecido el Día del Árbol por iniciativa del Dr. Estanislao Zeballos desde el Consejo Nacional de Educación.
El árbol es parte de los bosques y selvas, integra escenarios naturales, acompaña al hombre en los caminos y embellece las calles, plazas y parques de las ciudades. Como un espejo con sus ramificadas raíces reproduce bajo el suelo su copa, explora las profundidades y emerge hacia las alturas por encima de todos los demás seres vivos. Vale por si mismo hasta su sombra y por su imagen desde la lozanía en la plenitud de su vigor, dentro o fuera del bosque, hasta en su ocaso muerto de pie o ya caído.
El gran prócer y poeta cubano, José Martí sentenció que tres cosas debería hacer una persona durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro.
El Árbol Forestal argentino es el quebracho colorado chaqueño (Decreto 15.190 del 21-08-56) que no debe confundirse con la Flor Nacional que recae en el Seibo (Decreto N°138.974 del 2 de diciembre de 1942). Otra fecha vinculada con el Día del Árbol es el Día Forestal Mundial, establecido desde 1971 por la FAO, el 21 de marzo.