San Antonio Oeste, Rio Negro, 2 de mayo de 2025. Una inversión millonaria, alianzas estratégicas y proyección internacional: el Golfo San Matías se prepara para convertirse en un punto clave en la exportación de Gas Natural Licuado.
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Un nuevo hito para la matriz energética argentina
La provincia de Río Negro vuelve a estar en el centro del mapa energético nacional. Con la confirmación de la llegada de un segundo buque de licuefacción de Gas Natural Licuado (GNL), el Golfo San Matías se posiciona como un nuevo eje de desarrollo industrial, económico y geopolítico de relevancia internacional. Este avance, liderado por un consorcio de peso compuesto por Pan American Energy, YPF, Pampa Energía,
Harbour Energy y Golar LNG, marca un antes y un después en la estrategia de exportación del gas argentino, especialmente el proveniente de la formación de Vaca Muerta.
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Este acontecimiento no solo representa un logro técnico, sino que además responde a una visión integral de desarrollo que articula inversión privada, planificación estatal y aprovechamiento sustentable de los recursos naturales.
¿Por qué un segundo buque cambia el juego?
El nuevo buque, conocido como FLNG MKII, se sumará al ya confirmado Hilli Episeyo, cuya entrada en operaciones está prevista para 2027. La incorporación del segundo navío está proyectada para 2028, y duplicará la capacidad de procesamiento y exportación de GNL desde el Golfo San Matías.

En cifras concretas, estos buques producirán en conjunto alrededor de 6 millones de toneladas de GNL al año, lo que equivale a unos 27 millones de metros cúbicos diarios de gas natural. Esta capacidad representa una transformación en la escala de exportación argentina y ubica a Río Negro en una posición de competencia directa con otros polos internacionales de producción de gas.
Una inversión colosal para transformar la Patagonia
El proyecto requerirá una inversión estimada en 13.700 millones de dólares, con un horizonte de explotación de al menos 20 años. Esta inversión no solo contempla los buques de licuefacción, sino también la infraestructura complementaria necesaria, incluyendo un nuevo gasoducto que conectará los yacimientos neuquinos con el litoral rionegrino.
El impacto en el desarrollo regional es difícil de exagerar: generación de empleo directo e indirecto, dinamización de economías locales, aparición de proveedores y pymes asociadas al sector energético, y fortalecimiento de la infraestructura logística portuaria y terrestre.
El rol del régimen RIGI y la seguridad jurídica
Un aspecto central del avance del proyecto fue la decisión temprana del gobierno provincial de adherirse al Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI). Este instrumento legal nacional otorga previsibilidad y garantías jurídicas para que empresas de gran escala puedan invertir a largo plazo con un marco regulatorio estable.

La adhesión rionegrina fue un mensaje claro para los inversores: existe una voluntad política concreta de acompañar y facilitar el desarrollo de proyectos estratégicos. Este entorno de seguridad jurídica es, hoy más que nunca, un diferencial competitivo frente a otros países exportadores de energía.
Una mirada técnica: ¿Qué es una unidad flotante de licuefacción?
Las plataformas flotantes de licuefacción (Floating Liquefied Natural Gas – FLNG) son una innovación tecnológica que ha revolucionado la industria del gas natural. Se trata de buques especializados que permiten licuar gas directamente en alta mar o en cercanía a las costas, reduciendo costos logísticos, tiempos de instalación y conflictos territoriales.
Estos buques convierten el gas natural en estado líquido al bajarlo a temperaturas de aproximadamente -160 °C, facilitando su transporte en barcos metaneros hacia distintos puntos del planeta. En el caso del Golfo San Matías, la elección de esta tecnología permite aprovechar una zona marítima con excelentes condiciones operativas, lejos de centros urbanos y con acceso directo a rutas oceánicas internacionales.
La dimensión geopolítica del GNL argentino
En un contexto global de transición energética y conflictos internacionales que tensionan los suministros de gas, el rol de Argentina como proveedor confiable de GNL se vuelve estratégico. Países de Europa, Asia y América Latina están diversificando sus fuentes de abastecimiento, y el proyecto rionegrino aparece como una respuesta concreta a esa necesidad.
La posibilidad de exportar GNL de forma sostenida y competitiva no solo mejora la balanza comercial argentina, sino que también otorga mayor margen de negociación internacional. Desde este punto de vista, el proyecto excede lo económico para posicionarse como una pieza clave del tablero geopolítico regional.
Beneficios locales y responsabilidad ambiental
El gobernador Alberto Weretilneck subrayó que uno de los principales objetivos del gobierno provincial es que el impacto positivo de la iniciativa se traduzca en beneficios concretos para las comunidades locales. Esto incluye:
Creación de empleo especializado en zonas costeras.
Programas de formación técnica y profesional.
Estímulo a proveedores locales y pymes.
Refuerzo de infraestructura portuaria y vial.
Inversiones complementarias en servicios públicos.
Además, las empresas involucradas han asumido compromisos ambientales específicos, cumpliendo con la normativa local y nacional, así como estándares internacionales. Se han desarrollado estudios de impacto ambiental, planes de mitigación y medidas de monitoreo para preservar la biodiversidad del Golfo San Matías.
Oportunidades para la transición energética
El desarrollo del GNL en Argentina no contradice, sino que complementa, la necesidad de avanzar hacia una matriz energética más limpia. Si bien el gas natural es un combustible fósil, tiene una huella de carbono significativamente menor que el carbón o el petróleo, y es considerado por muchos países como un «combustible puente» en la transición hacia energías renovables.
A mediano plazo, la infraestructura desarrollada para el GNL podría adaptarse para el transporte de hidrógeno verde u otros combustibles alternativos, especialmente si Argentina logra escalar sus capacidades de producción sustentable.
¿Qué falta para que el proyecto sea realidad?
Si bien el anuncio es contundente, aún restan definiciones clave. La licitación del gasoducto, los acuerdos con autoridades nacionales, las autorizaciones ambientales definitivas y la logística de integración con Vaca Muerta son pasos cruciales.
No obstante, la confirmación del segundo buque representa una señal de confianza rotunda del sector privado, que ya ha puesto en marcha el proceso de contratación, ingeniería y financiamiento.
¿Cómo afecta esto al ciudadano común?
Aunque pueda parecer un desarrollo alejado de la vida cotidiana, los beneficios de este proyecto son múltiples para la población rionegrina y argentina en general:
Mejora de la infraestructura.
Mayor recaudación fiscal provincial.
Más oportunidades de empleo calificado.
Posible baja de tarifas energéticas a mediano plazo.
Proyección internacional de los recursos naturales del país.
Además, representa un mensaje claro: Argentina tiene los recursos, el conocimiento y los socios necesarios para jugar un rol protagónico en la nueva economía energética global.
¿Qué sigue en la agenda energética nacional?
Este proyecto puede marcar el camino para otras iniciativas similares en la costa atlántica, tanto en Río Negro como en provincias vecinas. La articulación entre Nación, provincias y empresas será esencial para replicar este modelo exitoso y aprovechar todo el potencial del gas argentino.
Asimismo, la industria deberá avanzar en paralelos desarrollos relacionados: transporte, almacenamiento, regasificación, electrificación de plantas, y desarrollo de nodos portuarios y ferroviario.
Una oportunidad que transforma el sur argentino
La llegada del segundo buque de licuefacción de GNL al Golfo San Matías no es solo una noticia de actualidad. Es un proyecto estructural de país, que sintetiza capacidad técnica, visión estratégica y compromiso con el desarrollo. Río Negro, con su ubicación privilegiada y sus recursos humanos, se transforma en un nodo clave de la exportación energética argentina.
Si se gestiona con responsabilidad y planificación, esta oportunidad puede marcar el inicio de una nueva etapa de prosperidad para la Patagonia, para el país y para una ciudadanía que demanda soluciones sostenibles, trabajo genuino y desarrollo a largo plazo.