Viedma, Rio Negro, 23 de mayo de 2025. En una medida que marca un antes y un después en el control ambiental de la industria energética en Argentina, la provincia de Río Negro ha iniciado una exhaustiva campaña de monitoreo ambiental en las perforaciones de hidrocarburos no convencionales, en una acción que busca proteger el ecosistema patagónico de los potenciales impactos de esta actividad extractiva de alto riesgo. Bajo la supervisión directa de la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático, las operaciones en el yacimiento Confluencia Sur Oeste han sido fiscalizadas con una rigurosidad pocas veces vista en la región.
Esta inspección no es casual ni rutinaria. Se produce en un contexto de creciente preocupación social, ambiental y científica por los efectos de la extracción no convencional, particularmente a través del fracking, en las capas más profundas del suelo y en los acuíferos subterráneos. Con esta iniciativa, el gobierno rionegrino busca mostrar que el desarrollo energético no está reñido con la protección ambiental, y que la transparencia y el control son posibles en uno de los sectores más cuestionados del país.
Un operativo inédito en el corazón del desarrollo energético patagónico
La inspección se centró en el pozo PET.RN.COs.x5 (H), en plena fase de cementación de la cañería intermedia, donde se utilizan fluidos base oil con alto potencial contaminante. Técnicos especializados y autoridades ambientales evaluaron in situ el comportamiento de las emisiones gaseosas generadas durante este proceso. Equipos de la empresa Induser instalaron receptores estratégicos que funcionaron durante 24 horas continuas, recolectando muestras que serán sometidas a análisis de laboratorio en busca de compuestos orgánicos volátiles (COV), metano, dióxido de carbono y otros gases de interés.
Esta operación se enmarca en una política de fiscalización ambiental proactiva, que establece exigencias claras en los protocolos de monitoreo para cada fase del desarrollo no convencional. No se trata solo de observar, sino de anticiparse a los impactos, identificarlos en tiempo real y actuar con base científica.
¿Qué está en juego? El delicado equilibrio entre energía y ambiente
La explotación de hidrocarburos no convencionales es una pieza clave para la seguridad energética de Argentina. El potencial de Vaca Muerta y otras formaciones geológicas ha despertado el interés de inversores, gobiernos y empresas a nivel global. Sin embargo, los riesgos de esta técnica —particularmente las emisiones fugitivas, la contaminación de suelos y napas, y el uso intensivo de agua— son objeto de estudio y debate en todo el mundo.
En este escenario, Río Negro ha optado por una política de control activo y presencia constante en territorio. La inspección del monitoreo ambiental no solo implica verificar que las empresas cumplan con lo establecido, sino también asegurar a la población que sus recursos naturales están siendo protegidos con rigurosidad y transparencia.
Tecnología de punta al servicio del monitoreo ambiental
El procedimiento aplicado en esta ocasión incluyó sensores altamente sensibles, capaces de detectar incluso bajas concentraciones de gases contaminantes. Esta tecnología permite construir líneas base de calidad ambiental, identificar patrones de emisión y emitir alertas tempranas ante eventuales desviaciones de los parámetros permitidos.
Además, los datos recolectados son auditables y pueden ser compartidos con instituciones académicas, organismos científicos y la comunidad. Este punto es clave para el fortalecimiento de la confianza pública, especialmente en zonas donde la presencia de la industria ha generado históricamente tensiones con las poblaciones rurales y comunidades originarias.
Monitoreo con enfoque multidisciplinario: ciencia, Estado y sociedad
Otro aspecto fundamental de esta política es su carácter integral y participativo. La provincia de Río Negro ha impulsado la conformación de un Consejo de Monitoreo Ambiental, que reúne a expertos del ámbito académico, representantes de ONGs, actores gubernamentales y técnicos del sector privado. Esta estructura permite que las decisiones se tomen con base en criterios científicos y éticos, y que las distintas miradas puedan tener voz en la toma de decisiones.
La transparencia es, sin duda, uno de los valores centrales del modelo rionegrino. Por ello, no se descarta que los informes de monitoreo —una vez validados— sean publicados en plataformas abiertas al público. De esta forma, cualquier ciudadano, periodista, investigador o estudiante podrá acceder a la información de primera mano.
Un precedente para toda la Cuenca Neuquina
Lo que está ocurriendo en Confluencia Sur Oeste puede convertirse en un modelo replicable en otras provincias que también exploran hidrocarburos no convencionales. El hecho de que Río Negro esté tomando la delantera en materia de monitoreo y control ambiental podría marcar un cambio de paradigma en la región.
La Cuenca Neuquina —una de las reservas de shale más grandes del mundo— requiere de políticas armonizadas entre las provincias que la integran. En este contexto, la experiencia rionegrina puede ser clave para construir estándares comunes, elevar la vara ambiental y posicionar a la Patagonia como una región energética, pero también comprometida con la sustentabilidad.
Aunque los pasos dados son valiosos, aún existen desafíos importantes. Sería deseable avanzar hacia la implementación de sistemas de monitoreo continuo en tiempo real, con sensores conectados a redes de datos públicas. También es clave profundizar en la medición de impacto acumulativo y sinérgico, que contemple no solo una locación puntual, sino el conjunto del territorio afectado por la actividad.
Asimismo, se podría trabajar en campañas de educación ambiental destinadas a las comunidades cercanas a las locaciones de perforación, para que conozcan sus derechos, comprendan los riesgos y participen activamente en el control social de la actividad.
Implicancias futuras: ¿desarrollo o extractivismo?
El monitoreo ambiental en pozos de hidrocarburos no convencionales no es un tema técnico menor. En el fondo, lo que está en juego es el modelo de desarrollo que queremos para el país. ¿Podemos construir una Argentina energética, productiva y al mismo tiempo ecológicamente responsable? ¿O estamos condenados a repetir las lógicas del extractivismo desregulado?
La experiencia de Río Negro demuestra que hay margen para innovar, para mejorar, para establecer nuevas reglas de juego donde el ambiente no sea la variable de ajuste. Pero también deja claro que esto requiere decisión política, inversión, control ciudadano y voluntad de las empresas.
Un paso firme hacia un desarrollo con futuro
La inspección del monitoreo ambiental en las perforaciones no convencionales de Río Negro es una señal potente: es posible fiscalizar, medir y actuar. Es posible decirle a la industria que los tiempos del “vale todo” han quedado atrás. Y es posible construir un modelo energético más transparente, equitativo y respetuoso del entorno.
El desafío es consolidar esta política en el tiempo, replicarla en otras provincias, y sobre todo, fortalecer el vínculo entre ciencia, tecnología y ciudadanía. Solo así podremos hablar de un verdadero desarrollo sostenible en el corazón energético del país.