Viedma, Rio Negro, 28 de mayo de 2025. El megaproyecto del Oleoducto Vaca Muerta Sur (VMOS) avanza a un ritmo récord en el corazón de la Patagonia, consolidándose como una de las obras de infraestructura energética más importantes de las últimas décadas en Argentina. Con una velocidad de construcción de hasta 25 kilómetros por día, gracias a la implementación de tecnología de soldaduras automatizadas, esta obra promete revolucionar la logística del petróleo no convencional desde la formación de Vaca Muerta hacia el Atlántico Sur.
Este ambicioso emprendimiento, liderado por YPF y un consorcio de empresas nacionales e internacionales, permitirá evacuar la creciente producción petrolera de la Cuenca Neuquina hacia la costa rionegrina, abriendo nuevas puertas para la exportación de crudo a gran escala y potenciando el posicionamiento geopolítico de Argentina en el mapa energético global.
🚧 Un oleoducto que conecta la energía del subsuelo con el futuro del país
Con una extensión total de más de 600 kilómetros, el Oleoducto Vaca Muerta Sur unirá la localidad de Añelo, en el corazón de la provincia del Neuquén, con Punta Colorada, en el golfo San Matías, provincia de Río Negro. Allí, se construirá una terminal marítima de exportación que permitirá cargar buques de gran calado con destino a los mercados internacionales.
El ducto tendrá una capacidad de transporte inicial de 360.000 barriles diarios, con posibilidad de ampliarse hasta 550.000 barriles por día en una segunda etapa. Esta cifra equivale a un incremento sustancial de la actual capacidad de evacuación de la región, que hoy se encuentra limitada por la saturación de los oleoductos existentes.
Uno de los aspectos más destacados del proyecto es la incorporación de tecnología de soldadura automática, una innovación que acelera exponencialmente el ritmo de construcción y mejora la calidad de las uniones entre los tramos del oleoducto. A través de esta técnica, se alcanza una precisión superior a la de los métodos tradicionales, reduciendo los riesgos de fallas estructurales y optimizando los tiempos de obra.
Gracias a esta tecnología, los equipos de trabajo están logrando un avance de hasta 25 kilómetros diarios, una cifra sin precedentes en proyectos de esta magnitud en Sudamérica. Esta eficiencia no solo permite cumplir con los plazos previstos, sino también reducir costos logísticos y minimizar el impacto ambiental durante la fase constructiva.
El desarrollo del Oleoducto Vaca Muerta Sur está en manos de un consorcio liderado por YPF, junto a destacadas empresas del sector energético y de la ingeniería pesada. Entre ellas se encuentran Techint, Sica Metalúrgica, Contreras Hermanos y firmas especializadas en soldaduras automáticas y control de calidad.
Estas compañías aportan no solo capital y maquinaria, sino también un know-how estratégico para la ejecución de obras en territorios de difícil acceso, como la estepa patagónica. Además, se han firmado convenios con universidades y centros de investigación para capacitar a operarios locales y asegurar la transferencia de conocimiento tecnológico.

📈 Exportaciones en alza: el nuevo horizonte petrolero argentino
Con la finalización de este proyecto, se espera que Argentina duplique su capacidad de exportación de petróleo crudo, en un contexto global marcado por la volatilidad de los precios de la energía y la creciente demanda de hidrocarburos por parte de Asia y Europa.
La terminal en Punta Colorada estará equipada para cargar buques tanque tipo Aframax y Suezmax, lo cual permitirá llegar de forma directa a puertos internacionales sin depender de terceros. Esto representa una ventaja competitiva frente a otros países exportadores, al reducir los costos de transporte y aumentar la rentabilidad por barril.
Además, se estima que el proyecto generará divisas por más de 6.000 millones de dólares anuales una vez que opere a plena capacidad, lo que lo convierte en un componente clave para equilibrar la balanza comercial y fortalecer las reservas del Banco Central.
🌱 Impacto ambiental y licencia social: los desafíos de un gigante
A pesar de su potencial transformador, el Oleoducto Vaca Muerta Sur también ha generado interrogantes en torno a su impacto ambiental. El trazado atraviesa zonas de biodiversidad frágil, incluyendo sectores cercanos a áreas naturales protegidas y cuencas hídricas sensibles.
Para mitigar estos riesgos, el consorcio ha implementado un Plan de Gestión Ambiental aprobado por las autoridades provinciales y nacionales. Este incluye monitoreos constantes, recuperación de suelos afectados, protección de flora y fauna, y programas de reforestación con especies nativas. Asimismo, se realizan consultas públicas con comunidades locales y pueblos originarios, a fin de asegurar la licencia social para la operación del proyecto.
La construcción del oleoducto genera actualmente más de 4.500 empleos directos y otros 10.000 indirectos en sectores como transporte, hotelería, gastronomía, metalurgia y servicios técnicos. En su mayoría, estos puestos son ocupados por trabajadores de las provincias de Neuquén y Río Negro, lo cual dinamiza las economías locales y contribuye al arraigo de mano de obra calificada.
Además, el proyecto tiene un efecto multiplicador sobre las pymes regionales, que se integran a la cadena de valor como proveedoras de bienes y servicios. Esto refuerza la idea de un federalismo energético que distribuye los beneficios del desarrollo petrolero entre diversas jurisdicciones del país.
Uno de los pilares del proyecto es la transparencia. La página oficial de YPF, así como los sitios de los gobiernos provinciales involucrados, ofrecen información pública sobre los avances de obra, licitaciones, estudios de impacto ambiental y contrataciones. Además, se están implementando sistemas de monitoreo en tiempo real que permiten visualizar el progreso de la obra y garantizar el cumplimiento de las normas de seguridad.
Se promueve también la educación ambiental en escuelas y comunidades cercanas, con talleres informativos sobre el funcionamiento del oleoducto, la protección del entorno y la importancia del desarrollo energético sostenible.
🌍 Un antes y un después para la geopolítica del Atlántico Sur
El oleoducto no solo implica una transformación interna en la logística del crudo, sino que también tiene consecuencias geopolíticas de gran alcance. La instalación de una terminal marítima de exportación en Punta Colorada, una región históricamente relegada, podría dar lugar a un nuevo hub logístico-petrolero en el sur del Atlántico.
Esto refuerza la soberanía energética argentina, diversifica los puntos de salida del petróleo y consolida el rol del país como proveedor confiable en un mercado energético global cada vez más competitivo.
Una apuesta colosal al desarrollo energético nacional
El Oleoducto Vaca Muerta Sur no es solo una obra de ingeniería; es una declaración de principios. Argentina apuesta fuerte a su capacidad de transformación energética, a la mejora de su balanza comercial y a la inserción internacional como actor energético confiable. Lo hace con tecnología de punta, respeto por el ambiente y visión estratégica de largo plazo.
A medida que los trabajos avanzan a toda velocidad, queda claro que estamos ante una infraestructura destinada a cambiar el mapa del petróleo argentino para siempre.