Cholila – “Hoy vimos el rastro de un jabalí y de un pudú cerca de un mallín. La naturaleza es sabia y los animales empiezan a volver a su hábitat”, reflejó ayer Alejo Leal, volviendo de dejar las vacas de su patrón en un cañadón que baja al lago Cholila, tras el incendio forestal que redujo a cenizas 27.000 hectáreas de bosques centenarios de cipreses, coihues, radales y maitenes.
El campesino, montado en su caballo y con varios perros a la siga, confirmó además que “por suerte se salvó buena parte del alerzal milenario, aunque el fuego estuvo a pocos metros”. Incluso, “con estas lluvias ya se notan brotes verdes alrededor de las cañas de colihues quemadas. Ésa es una buena señal de que puede haber alimento para el ganado en poco tiempo”.
En tanto, “por acá ya no nos preguntamos cuántas vacas tenemos, sino cuantas nos quedaron. Encima, al no haber monte en los cañadones, el agua arrastra los risqueros, y ya sabemos que el pasto va a estar escaso este invierno. Ojalá que llegue algún tipo de ayuda”, destacó.
Con todo, algunas columnas dispersas de humo indican que “quedan puntos calientes. Todavía no podemos dar por extinguido este incendio y estamos mandando brigadistas todos los días para recorrer el perímetro con la premisa de terminar de asegurar los flancos”, subrayó a su turno el jefe del operativo, José Saldivia, encargado de una “guardia de cenizas” que seguramente se extenderá hasta las lluvias intensas pronosticadas para mayo.
En total, desde El Bolsón hasta el Parque Nacional Los Alerces, en dos meses ardieron casi 50.000 hectáreas que constituyen “el desastre ambiental más importante del siglo” en el área cordillerana, aun cuando los técnicos no hicieron una mensura final de las áreas afectadas.
“Estamos ante una verdadera catástrofe ambiental. El Estado debe poner todos los esfuerzos y recursos para recuperar esos bosques, determinar las causas y responsables de los incendios y evitar que vuelvan a repetirse”, afirmó Hernán Giardini, coordinador de Greenpeace.
La organización ecologista reclamó que, “en función de lo establecido por el artículo 40º de la Ley Nacional de Bosques, tanto el gobierno provincial como el nacional realicen tareas para su recuperación y restauración, manteniendo la categoría de clasificación que se hubiere definido en el ordenamiento territorial”.
Greenpeace solicitó explícitamente “la realización de una exhaustiva investigación para determinar si el inicio de los focos ígneos fue intencional”, más “un aumento significativo del presupuesto para el Sistema Nacional de Manejo del Fuego y para la aplicación de la Ley de Bosques”.
En tanto, en El Hoyo los pobladores más afectados por la contingencia piden que “no se olviden de lo que pasamos. En El Desemboque y en Puerto Patriada hay gente que perdió todo, algunos la casa, otros sus animales. A la impotencia de los días de fuego ahora le sumamos la desidia de los funcionarios, que volvieron a ocuparse de las elecciones y recién se van a acordar de nosotros cuando precisen un voto”.
Sin embargo, la Legislatura del Chubut fue esta semana el ámbito donde reflotó el debate por los incendios forestales en la región andina. Fue la diputada oficialista Argentina Martínez quien pidió “no politizar tan lamentable tema”. La dasnevista Miriam Crespo le contestó que “el relato oficial no se condice con la realidad objetiva”, al tiempo que cargó con “la negligencia por falta de previsión” y también aludió a “la necesidad de un relevamiento para estimar los verdaderos costos económicos” de la contingencia.
De igual manera, las áreas quemadas en los parques nacionales Los Alerces (1600 hectáreas) y Lago Puelo (1000 hectáreas) “están controladas” y desde Semana Santa fueron reabiertos parcialmente al público, aunque los turistas dedican su tiempo a las excursiones lacustres hacia sectores “que quedaron sin ser arrasados”.
Recursos desperdiciados
En medio, en una carta abierta “a toda la dirigencia política de la provincia del Chubut”, los empresarios turísticos advirtieron “a quienes tienen y han tenido responsabilidades públicas, la necesidad de contar y conocer políticas y estrategias concretas, que de acá en adelante garanticen el cuidado y la protección efectiva de nuestro patrimonio natural”.
La preocupación de la Cámara Argentina de Turismo es “saber que se han desperdiciado recursos y tiempo por no existir coordinación clara y consensuada”.
“Hemos visto -detallan- el accionar de los brigadistas de países vecinos solidarios manejándose de manera profesional frente a nuestros héroes que, sin recursos adecuados, han realizado un esfuerzo sobrehumano que en muchos casos resultó desperdiciado por la irresponsable realidad de tener que luchar en absoluta desventaja, descoordinación y desamparo”.
A criterio de la dirigencia de la CAT “es necesario asegurar que todas las zonas incendiadas sean puestas bajo estricto control y resguardo para que puedan ser reforestadas”.
“Los bosques son un tesoro milenario que estamos perdiendo y que sólo podremos recuperar a futuro, pero sabemos que pasarán varias generaciones para volver a contar con un recurso natural y turístico como el que conocimos”, afirmaron los empresarios.
FUENTE: Por Fernando Bonansea para Diario Río Negro