MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

EL ORGANISMO BUSCA NUEVOS YACIMIENTOS: La CNEA quiere explotar el uranio pampeano

La Pampa.-El interés de la CNEA está centrado en cuatro ambientes geológicos. Priorizó los depósitos sedimentarios de la Cuenca Neuquina del suroeste pampeano. “En La Pampa hay uranio”, dijo un responsable del organismo.
La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) tiene a La Pampa como área prioritaria para la búsqueda de uranio y material radiactivos con vistas a aprovisionar a la centrales nucleares en marcha y aquellas a construirse. Así lo reveló el gerente de la Regional Cuyo de la CNEA en una charla que el viernes brindó en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Nuestra provincia tiene uranio, ahora hay que estudiar en qué cantidad y si es comercialmente explotable. En la actualidad, todo el combustible nuclear que consumen las centrales argentinas se compra en el extranjero.
La disertación en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales estuvo a cargo del licenciado Guillermo Rojas, jefe de la División Estudios Geológicos de la Regional Cuyo y responsable de la Gerencia de Exploración de Materias Primas. En su exposición Rojas repasó la historia de los últimos años en la prospección de uranio en nuestro país y en particular en esta región, oportunidad en que saludó la reactivación del Plan Nuclear Argentino y la construcción de nuevas centrales nucleares. La charla contó con una alta concurrencia de estudiantes avanzados de Geología, docentes y directivos de la Facultad, y funcionarios de la Secretaría de Hidrocarburos y Minería de la provincia.
Minutos antes, Rojas dialogó con LA ARENA y comentó que nuestra provincia “tiene una potencialidad uranífera importante” por lo que la Comisión Nacional de Energía Atómica ha puesto su interés en la búsqueda de minerales radiactivos en cuatro ambientes geológicos: Cuenca Neuquina, afloramientos del ciclo magmático Choi Yoi, Bloque del Chadileuvú y la proyección en nuestro territorio de Sierras Pampeanas. Todos ellos están ubicados en la franja oeste del territorio provincial, aunque algunas manifestaciones del ciclo magmático Choi Yoi -al que corresponden las sierras de Lihué Calel- y pequeños afloramientos de Sierras Pampeanas se encuentran en una posición más central.

Hay uranio.
En La Pampa hay uranio, puntualizó Rojas. Lo que sucede es que “estamos en una etapa del conocimiento muy incipiente” y recién en los últimos años la CNEA incrementó el presupuesto para los estudios de base en esta región. “Creemos que el ambiente es favorable. Tenemos roca fuente y tenemos roca hospedante o roca reservorio; ahora hay que incrementar el grado de conocimiento, porque lo que sucede con La Pampa es que es una provincia que no está muy aflorada”.
Con esta frase Rojas quiso significar que aunque en su aspecto superficial nuestra provincia tiene en gran parte de su territorio una imagen monótona, “por debajo puede haber cosas muy interesantes” y allí es donde hay que poner el esfuerzo en este momento. “Faltan una serie de estudios, desde carteo geológico, hasta geoquímica o estudio de imágenes satelitales, ya sea ópticas o de radar, que van a contribuir a incrementar el grado de conocimiento”.
Uno de los “cateos” pedidos por la CNEA se denomina Lucas y se ubica al oeste de nuestra provincia, colindante con Mendoza y en cercanías de las áreas petroleras más recientes de la zona. Este cateo está en su primera etapa de desarrollo: revisión de información y análisis de muestras del subsuelo, principalmente aquellas tomadas de las perforaciones petroleras cercanas.
Muy cerca de allí, del lado de Mendoza, se encuentra un paraje conocido como Jagüel Casa de Piedra, un lugar donde ya se ha determinado la presencia de un yacimiento de uranio de interesante potencialidad. “Lo que pasa es que está bastante profundo”, un hecho que en caso de autorizarse su explotación, obligaría a realizar una inversión muy grande.
“Ahora lo que estamos haciendo es tratar de localizar manifestaciones radiactivas hacia el este de ese lugar, o sea hacia el borde de la Cuenca Neuquina, en La Pampa, que se ubica en el borde de la cuenca”, señaló Rojas. Los yacimientos conocidos de nuestro país, sea que estén o no en explotación, corresponden a ambientes sedimentarios similares al que se encuentra en el oeste y suroeste pampeano. “Esta es una realidad no solo en nuestro país sino a nivel mundial”, destacó Rojas.
En sintonía con esta acción, la CNEA está analizando la situación actual de la mina Huemul, al sur de Malargüe, un yacimiento que estuvo operativo hasta el año 1974 y que se cerró cuando el agua inundó los niveles explotables de la mina. En esa zona, y en sus alrededores, se encuentra una asociación de uranio, cobre y vanadio similar a la que la Comisión está buscando en territorio pampeano.
En lo que se refiere a uranio en ambiente magmático, los yacimientos más cercanos a nuestra provincia se encuentran en sierras de Mendoza, San Luis y Córdoba.

Diversificar la matriz energética.
Este interés de la CNEA por el uranio pampeano es consecuencia directa de haber retomado el Plan Nuclear Argentino y con ello la terminación y puesta en marcha de la central nuclear Atucha II, los convenios ya firmados para construir Atucha III y la posibilidad cierta de pensar en Atucha IV. La recuperación de la energía nuclear como una opción real y la necesidad de diversificar la matriz energética nacional, aportan en el mismo sentido.
“Argentina todavía depende mucho de gas y petróleo”, comentó Rojas. “Si bien es necesario desarrollar nuevas reservas de gas y petróleo, porque evidentemente las necesitamos, también hay que desarrollar otras fuentes de energía”. A su juicio, la diversificación de la matriz energética debe venir de la mano de energía alternativas -que él prefiere calificar como complementarias- y, en mayor medida de la energía nuclear y la hidroelectricidad. “En ese contexto es que la Secretaria de Energía de la nación y el gobierno nacional se han puesto como meta cambiar esa matriz energética, que es lo que necesita el país”.
En la actualidad, el combustible que consumen las tres centrales atómicas argentinas -Atucha I y II, Embalse Río Tercero- debe comprarse en el extranjero ya que no hay ningún yacimiento en explotación. “Todo el uranio que se consume en Argentina, se importa. Ninguna mina en Argentina se está explotando, todo se trae de afuera, todo se está comprando a distintos países”, remarcó.
Las reservas comprobadas de minerales radiactivos garantizan a Argentina una independencia de muchos años, más aún que la vida útil de una central nuclear, que es de 30 años como mínimo. Pero están allí, enterradas y sin perspectivas cercanas de que vayan a entrar en producción. “El uranio argentino nos garantiza el combustible para acompañar el Plan Nuclear durante muchos años. Pero no lo podemos explotar. Es un debate que debemos darnos”, bregó el funcionario.

 

Fuente: Diario La Arena

 

 

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