En Tompkins Conservation, el trabajo es impulsado por los valores fundamentales de la salud natural y la belleza, el valor intrínseco de toda la vida, la necesidad de un profundo cambio sistémico a nivel mundial, y de la obligación que tiene cada individuo para ayudar a asegurar la salud del planeta. Tom Butler es el defensor de estos ideales, siempre alentando al equipo a incorporar en los valores organizacionales la filosofía de la ecología profunda que inspiró el trabajo de Douglas Tompkins. Desde supervisar el programa de publicación de libros de Foundation for Deep Ecology hasta presentar nuestro trabajo a públicos más amplios, Tom es un integrante fundamental para la difusión de nuestra voz colectiva. Su título es Vicepresidente de Fomento de la Conservación, pero el equipo lo ve realmente como el “Líder Filosófico”, sirviendo como un compás de guía, asegurándose de que mantengamos los valores que impulsaron la creación de esta innovadora familia de organizaciones e iniciativas.
Le hicimos algunas preguntas a Tom para conocer qué fue lo que lo motivó a dedicarse a la conservación y qué es lo que inspira su activismo. A continuación, está nuestra conversación.
¿Cómo forma parte de tu vida la filosofía de la ecología profunda?
Yo diría que soy un entusiasta, pero no un proselitista muy conocedor de un profundo pensamiento y práctica ecológica. No estoy especialmente bien instruido en la literatura de la ecología profunda—pero la buena noticia de esto es que toma menos de un minuto leer los 8 puntos de la plataforma de ecología profunda escritos por los filósofos Arne Naess y Goerge Sessions y entender su principio fundamental: que toda la vida tiene valor intrínseco. Esa es la base para reconocer, analizar y rechazar la visión antropocéntrica (centrada en el ser humano) que está dominando el mundo hoy y en la que se basa la actual crisis eco-social mundial. Comprender intelectualmente la dicotomía entre la visión ecocéntrica y antropocéntrica es un buen comienzo, pero para crear un vínculo emocional con la naturaleza silvestre, yo pienso que debes pasar tiempo afuera, al menos algunas veces, en grandes lugares silvestres donde la escala del mundo te enseña humildad. Da un paseo por los marjales del Parque Nacional Lake Clark y observa las huellas de las patas de un oso pardo del tamaño de un plato de comida—en momentos como ese, la idea de que nosotros los humanos somos dueños del universo es menos convincente.
Tengo la suerte de vivir a los pies de los Green Mountains de Vermont, donde puedo salir a caminar desde mi casa y estar inmerso en belleza silvestre. Como vecinos, tenemos alces y osos negros, martas pescadoras y coyotes, y los valoramos tanto como a nuestros vecinos humanos. El año pasado, mi esposa construyó un sendero Shinrin-yoku en nuestro bosque, un camino para “bañarse en el bosque” según la tradición japonesa. Casi todos los días, sin importar cómo esté el tiempo, camino (o esquío) ese corto camino, saludando a los árboles y rocas y plantas. Esta práctica diaria no sólo otorga beneficios para la salud, como la reducción de estrés, sino que también es una excelente manera de fortalecer una visión de mundo ecocéntrica.
¿Cómo te involucraste por primera vez con la familia de organizaciones e iniciativas de Topkins Conservations?
Me convertí en un activista por la naturaleza con iniciativas locales en la década de 1980, inspirado por Dave Foreman y otros que estaban liderando el movimiento de conservación. En los años 1990s, trabajé para el diario de conservación Wild Earth, que Dave cofundó y que Doug Tompkins apoyó por mucho tiempo a través de Foundation for Deep Ecology (FDE). Por lo tanto, conocí por primera vez a Kris y Doug como beneficiario. Asumí el cargo de dirección de Wild Earth cuando su editor original, John Davis, se fue a trabajar como encargado de un programa para FDE en 1997. Cuando Wild Earth se cerró en 2005, Doug me contrató para trabajar en el proyecto de un libro; ese esfuerzo dio como resultado Wildlands Philanthropy: The Great American Tradition, un libro que fue en parte inspirado por una edición especial de Wild Earth que abordaba ese tema y Doug había leído. Existen muchos ejemplos en la historia de la conservación de personas usando su tiempo, energía y riqueza para salvar parques y otros santuarios de la naturaleza. En ese entonces, Kris y Doug ya habían comprado, por medio de sus fundaciones, grandes cantidades de hábitat silvestre en Chile y Argentina con la idea de salvarlos para la naturaleza, pero inicialmente no creo que sabían de los ejemplos históricos de individuos comprando y donando tierra para áreas protegidas, incluyendo parques nacionales. Pero al final, claramente, es eso mismo lo que han hecho y a una escala sin precedentes.
¿Qué proyecto reciente te gustaría destacar y por qué?
Haber recopilado la retrospectiva de 25 años de logros de Tompkins Conservation, recién publicado, fue personalmente útil para mí. Aprendí muchas cosas nuevas sobre los esfuerzos de nuestro equipo, pero también pienso que será cautivante para audiencias más amplias. Muchas personas tienen la idea de que Kris y Doug son simplemente dos empresarios americanos que compraron tierras en la Patagonia para hacer nuevos parques nacionales. Lo cual, por supuesto, es cierto, pero hay mucho más que eso: el activismo, los campos orgánicos y operaciones de fundos, los programas de reintroducción que traen especies extirpadas, tales como el oso hormiguero gigante, de vuelta a su hábitat nativo, etc. Las personas que miran el libro de los 25 años a menudo reaccionan diciendo, “No tenía idea que Tompkins Conservation está haciendo todo esto.” Y, en realidad, el libro sólo hace una pincelada de lo que el equipo ha logrado durante el último cuarto de década. Además, no cubre los continuos trabajos de conservación, y sus rápidos avances, que se están llevando a cabo actualmente.
En tu opinión, ¿cómo se ve el futuro de Tompkins Conservation?
Bajo el liderazgo de Kris, veo cómo el equipo que ella y Doug crearon durante años está haciendo un trabajo de conservación excepcional en Argentina y Chile. Mirando su escala y ambición, tratar de criar jaguares cautivos para reintroducir sus crías en los humedales de Iberá, y trabajar para agregar al menos cinco nuevos parques nacionales al sistema de parques nacionales de Chile, mientras a la vez impulsan el ecoturismo a lo largo de la “Ruta de los Parques”, todas estas son metas audaces pero alcanzables. Creo que lograremos hacerlo, y es tremendamente gratificante ser parte de este esfuerzo.
Haz escrito o editado libros sobre varios temas, incluyendo el exceso de población, la economía de energía tóxica, la minería de extracción de carbón en cimas montañosas y el valor de las áreas protegidas. ¿Cuál es, según tu punto de vista, la mayor amenaza que enfrenta la naturaleza y cómo nos sugerirías combatir esa amenaza?
El factor más importante de la crisis mundial de extinción, que es, en otras palabras, la mayor contracción en la diversidad de la vida de aproximadamente los últimos 65 millones de años, es la pérdida de hábitat. El exceso de matanza, especialmente de la vida silvestre marina, las especies exóticas invasivas y el cambio climático también forman parte de esta mezcla mortífera. Todo esto surge a partir de la sobrepoblación y sobredesarrollo, es decir, la humanidad ha crecido demasiado y usamos mal el mundo. Nuestros números y comportamiento están ligados a la pregunta esencial de cómo vemos el mundo: ¿es, acaso, una comunidad de vida a la cual pertenecemos (¡como buenos vecinos!) o simplemente un conjunto de “recursos” para nuestro uso, entretención y ganancia? Mercancía o comunidad: esa es la pregunta fundamental. El lenguaje que usamos ayuda a perjudicar, o reforzar, la actual visión que domina al mundo, la de la supremacía del hombre. Esto es algo que me interesa en especial (vean una breve charla sobre el “lenguaje de la dominación” acá: https://youtu.be/os2rm2fMVC8).
Podría responder la segunda parte de tu pregunta de la típica forma, hagan herramientas para la planificación familiar y una educación universalmente accesible, eduquen a las niñas en los países en desarrollo y trabajen para la igualdad de género en todo el mundo, reformen la economía basada en la energía de emisión de carbonos, y protejan mucho más hábitat de vida silvestre en sistemas interconectados de áreas protegidas sobre mar y tierra. Por supuesto, yo creo en todas esas cosas, y estaríamos encaminados a la realidad de una bioesfera próspera si pudiéramos hacer progreso en esos objetivos. Para hacerlo, sin embargo, para realmente ganar un apoyo amplio a nivel cultural para tales políticas que afirmen la vida, creo que necesitamos una revolución cognitiva, algo que Doug Tompkins reconoció hace décadas atrás cuando inauguró Foundation for Deep Ecology.
Necesitamos cambiar la forma en que pensamos sobre nuestro lugar en esta Tierra, el lenguaje que usamos para describir nuestra parentela en la comunidad de la vida (¡no “recursos naturales”!) y, a partir de esta nueva visión de vida, nuestros comportamientos y el camino como sociedad cambiarán. Por mientras, proteger el hábitat silvestre, especialmente en nuevos parques nacionales, puede ayudar a comprar tiempo y salvar especies, así como también mitigar el caos climático. Es un buen trabajo, y hay mucho por hacer: cada individuo puede encontrar su propio lugar dentro de un esfuerzo mundial para traer la Tierra de vuelta a su estado natural, como a nosotros también.
Fuente: http://www.tompkinsconservation.org/news/es/2017/02/28/staff-highlight-tom-butler-tompkins-conservations-chief-philosophy-officer/