Como parte de los festejos por sus 30 años de “independencia política y económica” en la lucha por el medio ambiente en Argentina, Greenpeace amarró en la costa porteña el buque Rainbow Warrior III, que está abierto al público para ser visitado hasta el día 16 del mismo mes. El buque fue inaugurado en 2011, y al igual que los Rainbow Warrior I y II, surcó todos los océanos en distintas campañas contra grandes empresas extractivistas. Su última intervención en Argentina había sido en 2012, cuando Greenpeace bloqueó la refinería de Shell en Dock Sud por la campaña mundial para salvar al Ártico.
Amarrado en la Dársena Norte de Puerto Madero, el Rainbow Warrior III no parece una amenaza. Pero en su historia –y la de sus dos antecesores– acumula decenas de batallas contra mineras, petroleras y pesqueras. Desde su lanzamiento en 2011, entre otras misiones, el buque realizó expediciones por el Océano Índico para documentar casos de pesca excesiva; viajó a Australia por la campaña “Salvemos la Gran Barrera de Coral” en 2013; interceptó un barco que transportaba combustible extraído por Shell en el Ártico, lo cual le costó la detención de 44 activistas en 2014; y amarró en Vanuatu, en 2015, para colaborar con las islas de la región azotadas por el ciclón Pam. Este año, antes de llegar a Argentina, intervino en la Patagonia Chilena por la campaña “Salvemos los mares del fin del mundo”. La próxima escala será Brasil, en donde el Arrecife de coral del Amazonas, descubierto hace poco tiempo, peligra por la acción de las firmas petroleras Total y BP.
El Rainbow Warrior III fue construido por el astillero Fassmer, en base a un diseño personalizado y con la consigna de aplicar en su construcción la noción de sustentabilidad, para seguir estándares de cuidado del ambiente. El 80 por ciento del tiempo viaja impulsado por energía eólica, gracias a sus 1260 metros cuadrados de velas. Sólo usa su motor de propulsión diesel-eléctrica cuando no le queda otra opción. El casco fue diseñado para maximizar la eficacia enérgética, al igual que los mástiles y las velas; tiene un sistema de llenado de combustible y aceites que impide la posibilidad de derrames. Además, la pintura que lo recubre, del usual color verde Greenpeace, no contamina.
La última vez que el buque había visitado Argentina fue en 2012, en el marco de la campaña en contra de la extracción de petróleo en el Ártico. “Hicimos una protesta en Dock Sud, en la refinería de Shell”, recordó Hernán Nadal, director de comunicación de Greenpeace Argentina, en diálogo con PáginaI12. “Bloqueamos el puerto durante un día y participamos con el barco y los gomones. Finalmente esa campaña la ganamos: logramos que Shell perdiera 6 mil millones de dólares que había invertido en un proyecto que hubiera destruido el Ártico”.
En esta oportunidad, el Rainbow warrior III llegó a Buenos Aires para festejar los 30 años de Greenpeace en Argentina. “Estamos festejando 30 años de independencia política y económica, y agradeciendo a los más de 140 mil contribuyentes que hay en el país”, señaló Nadal. El activista destacó que “el aporte de los asociados no es importante sólo por una cuestión financiera, sino también para apoyar los conflictos en los territorios y difundir en redes sociales”. De las tres décadas de lucha en conjunto de la organización con las distintas agrupaciones por el medio ambiente, Nadal recordó el conflicto contra la papelera Botnia en Gualeguaychú, la victoria frente a la Barrick Gold en Esquel por la extracción del oro, y también hizo mención a campañas “menos visibilizadas”, como la denuncia de “los rellenos sanitarios en el conurbano bonaerense”, y el “problema de contaminación en el Riachuelo, que afecta a 5 millones de personas”. En retrospectiva, consideró Nadal, “el balance es positivo por los 30 años de aporte”. Entre los logros, enumeró, además, normas obtenidas por presión de los activistas como la Ley de Glaciares o la Ley de Bosques.
Los activistas de Greenpeace recordaron, además, que la entidad también participa en campañas para incentivar prácticas y proyectos sustentables. El Rainbow warrior III pasó este año por Cuba para promover la agro-ecología. “Las experiencias que hay en la isla que son muy interesantes”, explicó Nadal. “Fuimos con el interés de proteger ese tipo de producción, porque con la apertura en Cuba están intentando meterse las grandes empresas de agroindustria”, advirtió.
Fuente: Informe Juan Funes para Pagina 12