MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Ante el cambio climático en Estados Unidos construyen y refuerzan edificios contra el posible ascenso del nivel del mar

En las zonas costeras en Estados Unidos, inquilinos y dueños de casas, reguladores y desarrolladores aceptan la evidencia creciente del cambio climático y refuerzan los edificios contra niveles del mar en ascenso.

Es asombrosa la vista del paisaje del centro de Manhattan, remarcado por el Empire State, desde el piso 48 de la más alta de las dos nuevas torres de departamentos recubiertas de cobre a orillas del East River, justo al sur de Naciones Unidas.

Sin embargo, ningún plutócrata la disfrutará. Este impresionante nido de águilas en elpenthouse está acaparado por cinco generadores de emergencia. El ventanal está bloqueado por un tablero de interruptores.

Para los desarrolladores, dar el espacio especial a la maquinaria es un seguro contra un futuro ominoso: quieren que los inquilinos en los 760 departamentos de las torres puedan vivir en sus departamentos durante al menos una semana, sin importar cuánto se eleven las aguas de la inundación ni cuánto tiempo se queden sin electricidad.

“Dijimos: El agua llegará aquí. ¿Qué vamos a hacer al respecto?”, explicó Simon Koster, un ejecutivo de JDS Development Group, que está construyendo las torres, conocidas como American Copper Buildings.

JDS no es el único.

A lo largo de las costas y las orillas de lagos y ríos en todo Estados Unidos, inquilinos y dueños de casas, reguladores y planificadores, desarrolladores privados e instituciones públicas están aceptando la evidencia creciente del cambio climático y reforzando los edificios y la infraestructura contra niveles del mar en ascenso y tormentas cada vez más intensas.

A un grado que habría sido inimaginable antes del huracán Katrina en 2005 y el huracán Sandy en 2012, el diseño resiliente ha entrado en el vocabulario de arquitectos e ingenieros en partes del país en riesgo de inundación.

“Los crecientes niveles del mar y un clima cambiante presentan un desafío para la más grande de nuestras ciudades, y también una oportunidad para crear una Ciudad de Nueva York más resiliente, sustentable y equitativa”, dijo Daniel A. Zarrilli, el director de resiliencia de la ciudad y director de política y programas sobre el clima en el gobierno del alcalde Bill de Blasio.

Falta por ver si el presidente Donald Trump acepta o se resiste a la idea naciente del diseño resiliente. Momentos después de asumir la presidencia, casi todas las referencias al cambio climático fueron retiradas del sitio web de la Casa Blanca. Empero, Trump reconoció que elevar la altura de las carreteras alrededor de Miami –que es particularmente vulnerable a los mares en ascenso– para protegerlas de las inundaciones no era “lo peor que haya escuchado”. En tanto lo hicieran los gobiernos locales.

A primera vista, es difícil imaginar que edificios de departamentos de 48 y 41 pisos pudieran ser vulnerables a inundaciones.

Pero entre 2012, cuando fue puesto en venta el terreno de los American Copper Buildings, y 2013, cuando el lote fue adquirido por JDS, la propiedad se había inundado debido al huracán Sandy. Un foso excavado de unos 2,4 metros de profundidad se había convertido en un pequeño lago.

“Supimos desde el principio que tendríamos que diseñar algo que resistiera este tipo de inundación”, dijo Koster. Los desarrolladores se preguntaron al principio si el proyecto de $650 millones –cuyo alcance general heredaron del dueño anterior, Sheldon Solow– incluso atraería inquilinos.

Una lección vital que enseñó el huracán Sandy fue que los residentes de departamentos en rascacielos podrían verse obligados a vivir por largos periodos sin la electricidad de Consolidated Edison, que provee de energía eléctrica a la Ciudad de Nueva York y el Condado de Westchester.

Un paso más lejos

No hubo duda sobre la instalación de suficientes generadores de emergencia para hacer funcionar los ocho elevadores de pasajeros y dos elevadores de carga, las bombas de agua y la iluminación en áreas comunes como vestíbulos y escaleras.

Pero JDS fue un paso más lejos e instaló suficiente capacidad de generación de emergencia para permitir el funcionamiento del refrigerador de cada departamento indefinidamente, así como de un contacto en cada departamento que los inquilinos puedan usar para recargar sus teléfonos móviles, entre otras cosas.

“Ese es nuestro salvavidas”, dijo Gregg Pasquarelli, un socio fundador de Shop Architects, que diseñó los edificios con WSP/Parsons Brinckerhoff, BuroHappold y Scape. “Si tienes tu teléfono y tu refrigerador, puedes sobrevivir. Probablemente puedas soportar una semana con esas cosas”.

Para producir esa cantidad de electricidad, cinco generadores de 400 kilovatios fueron instalados en la mitad oeste del piso 48 de la torre norte. Son alimentados con gas natural. Los generadores operados con gas no dependen del suministro de combustible, el cual es transportado por camiones y por tanto se puede interrumpir fácilmente en las grandes tormentas.

“Hay un aparellaje eléctrico en donde normalmente sería el espacio de un penthouse”, dijo Koster. La provisión de amplia electricidad de emergencia fue vista como un activo y un argumento de venta para los neoyorquinos asustados por los recuerdos del huracán Sandy. “Nos imaginamos que cada departamento sería más valioso que obtener cualquier cantidad de dólares por metro cuadrado del espacio en que está usted parado”, añadió.

A partir de 2014, y en respuesta al huracán Sandy, Nueva York empezó a requerir que se instalaran los sistemas mecánicos por encima de la “elevación de inundación designada” –entre 30 y 60 centímetros más alto que el nivel más elevado de inundación esperado– en edificios, como American Cooper, que estén siendo construidos o sustancialmente renovados en terreno inundable.

No existía ese mandato en 2013, dijo Koster. Pero los arquitectos e ingenieros de American Cooper no necesitaron que los presionaran.

“Todos los edificios con equipo en el sótano fueron sacudidos por Sandy”, dijo Pasquarelli. “Les tomó seis meses recuperarse. Dijimos: ‘Elevemos todo el equipo al segundo piso’”.

Algunos de los sistemas mecánicos son en realidad visibles a través de las ventanas del segundo piso sobre la Primera Avenida. Listones de madera en el segundo piso –donde comúnmente se encontrarían ventanas– también revelan la presencia de equipo.

Hay otras concesiones obvias, aunque sutiles, hechas al agua. El recubrimiento de cobre que distingue a las torres no empieza en la planta baja, sino seis metros por encima de la base, así que nunca quedará sumergido. Las paredes del vestíbulo principal están cubiertas de piedra, en vez de madera.

Algunas medidas de mitigación son invisibles. Por ejemplo, hay un lecho de grava de 45 centímetros de profundidad, ubicado entre dos losas de concreto, bajo los subsótanos. El exceso de agua de las tormentas se recolectará en esta capa y se vaciará gradualmente a través de tuberías perforadas que cruzan la grava.

Esas tuberías llevarán el agua a sumideros, desde los cuales puede ser bombeada al sistema de alcantarillas de la ciudad cuando la lluvia amaine.

Más de mil potenciales inquilinos pidieron información sobre los 600 departamentos a tarifa de mercado en American Cooper (los de de una recámara empiezan en $3.600 mensuales), dijo un vocero de los desarrolladores. Y 79.000 solicitudes han sido recibidas para las 160 unidades asequibles subsidiadas en el complejo (las unidades de una habitación parten de los $895 mensuales).

“Hay enorme interés en este proyecto, lo cual justifica el enfoque singular que adoptamos”, dijo Michael Stern, el fundador y director ejecutivo de JDS.

Parecería que la gente seguirá mudándose a la orilla del agua, si se convence de que su casa soportará las próximas tormentas.

Fuente: http://www.elfinancierocr.com/economia-y-politica/Inundaciones-edificios-NYT-electricidad_0_1153684640.html

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