“En la Patagonia, no”. Así comienza el pronunciamiento de la Unión de Asambleas Patagónicas que se oponen a la instalación de una planta nuclear en la localidad de Sierra Grande en la provincia de Río Negro. El 5 de junio, Día Internacional del Medio Ambiente, vecinos integrantes de esa ONG realizaron una panfleteada en un lugar que consideran simbólico: el paraje Arroyo Verde, límite entre las provincias de Chubut y Río Negro.
“Allí entregamos panfletos para informar a la gente que pasaba en sus vehículos. Seguiremos con un plan de concientización”, le dijo a Clarín Padro Marcó, vecino de Puerto Pirámides y referente de las asambleas. La construcción de una central nuclear con financiación del gobierno chino enfrenta a los gobernadores de ambas provincias. El rioegrino Alberto Weretilneck defiende su instalación.“Esto ratifica el potencial de Río Negro, ya que solo nosotros, Córdoba y Buenos Aires producimos energía nuclear”, dijo. Y adelantó que la planta “traerá muchas fuentes de trabajo”. El chubutense Mario Das Neves, en cambio, se opone a tal punto que se negó a firmar el pacto federal minero.
Pero más allá de esta disputa está la posición de muchos vecinos que también están en contra. La central se construirá en Sierra Grande donde alguna vez se explotaron las minas de hierro Hipasam que tras ser abandonadas por el Estado pasaron a manos chinas.
La empresa oriental se fue y otra vez Sierra Grande se convirtió en pueblo fantasma. Su principal ingreso viene de las estaciones de venta de combustible ya que es la última localidad donde la nafata se consigue al precio patagónico (un 30% menos) para los viajeros.
“Tenemos que preservar el recurso turístico y el medio ambiente. A 100 kilómetros de Sierra Grande se encuentra Península Valdés, declarada Patrimonio de la Humanidad. Y dentro de Península, Puerto Pirámides el paraíso de la ballena Franca Austral, un producto turístico mundial. También hay reservas de elefantes, lobos marinos y pingüinos”, dijo el intendente de Pirámides Javier Roldán. Y agregó: “También hay que tener en cuenta el tema del agua. Nosotros desalinizamos el agua de mar y la consumimos. ¿Quién nos asegura que una central nuclear no la va a contaminar?, se preguntó. Y habló del temor de los turistas que en gran cantidad legan cada año al lugar.