El sector de la construcción es el causante de una gran parte de las emisiones de CO2 totales. Algunos informes hablan del 36% otros hasta del 50%, en cualquier caso es mucho peso para un solo sector. Los arquitectos somos los responsables de tomar medidas para desarrollar una arquitectura que minimice la contaminación en general y, especialmente la del CO² o gases equivalentes causantes del cambio climático. Podemos desarrollar una arquitectura que neutralice el CO², lo absorba e incluso lo reduzca. En la actualidad, ya existe tecnología para reducirla y si edificamos con una visión sistémica y largoplacista utilizándola, resultará más económica. Pero para alcanzar este cambio de mentalidad es necesario que todos los actores implicados: políticos, promotores, constructores y arquitectos, tengamos conciencia de ello.
Propongo siete medidas esenciales para un edificio de estas características:
1/ EDIFICIOS ENERGÍA CASI NULA. Lo que no se consume no hay que producirlo y por lo tanto no provoca impacto. La principal estrategia de la arquitectura sería ir hacia el diseño de edificios que en su etapa de uso gasten lo mínimo posible. La normativa ha avanzado mucho en este aspecto y tienden hacia estándares como el Passivhaus, estándar de construcción nacido en Alemania en 1991 para Edificios de Energía Casi Nula. Este patrón es el objetivo al que miran ya muchas normativas de la directiva Europea para su aplicación en la edificación.
3/ PRODUCCIÓN RENOVABLE. El edificio debe ser prosumidor, es decir consumidor y productor de energía conectado a una red que funcionará como batería distribuidora. De esta manera se desarrolla un sistema de generación energético más distribuido y no tan centralizado.
Energía y conectividad deben ir de la mano con regulaciones de balance neto. Esto actualmente en nuestro país no es posible gracias a la nefasta visión de nuestros gobernantes actuales y su política energética: pobre, contaminante y cortoplacista.
De momento, tenemos que ir hacia instalaciones dimensionadas según consumos pico en los momentos de máxima producción energética para favorecer el consumo instantáneo y no perder económicamente la energía en la red.
4/ ENERGÍA GRIS Y ANÁLISIS DE CICLO DE VIDA. A medida que reducimos el impacto de CO2 en el uso del edificio con estrategias de edificios Passivhaus y con contratos con comercializadoras de energías renovables, el CO² emitido en la construcción de los edificios empieza a tener importancia, este CO² debemos minimizarlo utilizando materiales que tengan menos emisiones y preferiblemente reciclados. Para ello es importante empezar a trabajar con DAPs (Declaraciones Ambientales de Producto) donde venga reflejada la información medioambiental de cada producto.
5/ COMPENSACION CO². Las toneladas de CO² que se producen en la construcción de un edificio deben ser equilibradas a través de alguno de los diferentes programas de compensación. Es necesario que seamos conscientes de la contaminación que producimos y la debemos minimizar con materiales de bajo impacto, pero también debemos empezar a compensar las emisiones de CO2 que producimos.
6/ ABSORCION DE CO². Además, la introducción de biodiversidad vegetal dentro del proyecto, bien a través de cubiertas vegetales y fachadas vegetales produce varios efectos positivos. Entre ellos está la capacidad de absorber CO2 del entorno en función de las especies vegetales que se implanten.
Si hacemos bien las 6 medidas anteriores podremos decir que estamos ante un edificio CEROCO2 e incluso un edificio MENOSCO2 si es capaz de absorber CO2. Por lo tanto también podremos decir que es un edificio que es capaz de tomar medidas para mitigar el cambio climático.
7_BELLEZA. Hablar de arquitectura para la mitigación del cambio climático, además de todo lo anterior, hay que hablar de belleza. Estas construcciones tienen que emocionar, tiene que cuidar a las personas, tienen que ser saludables, tienen que transcender a las modas y a la cultura del espectáculo. En fin debe ser un edificio bello, la arquitectura sostenible no puede perder la esencia de la arquitectura por la justificación de la necesaria sostenibilidad de los edificios. Como dice Anna Heringer la sostenibilidad también es belleza, y si perdemos o anulamos la creatividad, la capacidad de emocionar, la poesía de la arquitectura, nos quedaremos simplemente en construcciones sostenibles, un avance pero no el objetivo hacia el que debe tender la arquitectura.
Fuente: https://elpais.com/elpais/2017/07/17/alterconsumismo/1500324168_605781.html?id_externo_rsoc=TW_CC