El día que el empresario argentino Jorge May se cruzó en el Aeropuerto de Ushuaia con un grupo de franceses que venían a filmar un documental sobre las canoas de los indígenas yamana y los escuchó hablar con un tremendo entusiasmo de nuestra Tierra del Fuego, se sintió interpelado.
“Estaba justo con una persona del Museo Marítimo de Ushuaia, y se preguntó por qué tenían que venir los franceses a hacer un documental sobre esto, por qué no lo hacíamos nosotros, por qué no defendemos y promocionamos más nuestros propios valores, nuestro patrimonio, nuestra riqueza”, contó Cora de Alvear a Infobae. Como encargada de Relaciones Institucionales de la Asociación de Exploración Científica Austral –que Jorge May creó, junto a dos de sus hermanos y un grupo de amigos, para cumplir con la misión que se asignó a sí mismo aquel día-, Cora de Alvear forma parte del equipo que el próximo 26 de marzo zarpará con rumbo a Europa para una gira de seis meses.
El velero catamarán Ice Lady Patagonia II recorrerá varios puertos del Brasil y luego cruzará el Atlántico para internarse en el Mediterráneo y visitar puertos españoles (Marbella, Barcelona y Mallorca), franceses (Toulon y Saint-Tropez) e italianos (Génovay Cerdeña), además de Mónaco y Atenas.
“La chispa se produjo aquel día en Ushuaia –sigue diciendo Cora- y lo primero que hicieron fue construir una canoa con la misma tecnología que usaban los yámanes. Usaron las mismas herramientas y trataron la madera con la misma técnica; fue un proceso largo, de meses. Lo filmaron y lo presentaron en un festival de cine náutico en Europa. Así empezó todo.”
Esto ocurrió en torno al año 2000. Enseguida surgió la idea de comprar un barco para hacer expediciones a la Antártida y al Sur. Y poco después crearon la Asociación, para hacer estudios científicos, registros fotográficos y fílmicos para difusión, arqueología submarina…
La gira que hará ahora el Ice Lady Patagonia II es una iniciativa enteramente privada, surgida de este grupo de argentinos, navegantes aficionados, que desde hace más de 15 años recorren el mar austral argentino, la Antártida, la Isla de los Estados, el canal de Beagle, el Estrecho de Magallanes, etcétera, registrando la belleza natural de nuestro país pero también los frutos de la tarea de exploración realizada por tantos argentinos en la zona. También hacen campañas por la preservación de la riqueza ambiental.
Primero fue a bordo de un pequeño rompehielos importado de Noruega. Ahora, es con el Ice Lady Patagonia II, enteramente fabricado en Argentina con materiales nacionales. Es un velero catamarán de bandera argentina, diseñado por el ingeniero Néstor Volker. Tiene 30 metros de eslora y 13 de manga y capacidad para 16 tripulantes.
Al tomar contacto con la tarea de esta Asociación, es inevitable sentir que la Argentina como Estado tiene un déficit en materia de difusión, tanto desde el punto de vista turístico como estratégico.
La Argentina fue el primer país que tuvo bases en la Antártida
“En estos últimos años se ha dejado incluso un poco de lado la defensa de la soberanía en la Antártida y el dar a conocer esos lugares tan extremos de nuestro país -dice Cora de Alvear-. Y esto es importante sobre todo porque ahora se rediscute el Tratado Antártico. La Argentina fue el primer país que tuvo bases en la Antártida, desde 1904 hay bases permanentes. Es una pena que a veces se interrumpa el abastecimiento y se vayan cerrando algunas. Porque el potencial que tiene Argentina en la Antártida es impresionante”.
En Europa existe una gran atracción por la Patagonia y los mares del Sur, pero con frecuencia se alude a esa región como si fuese una tierra sin dueño.
“Es así –afirma ella- e incluso muchas veces aparece más Chile que Argentina, porque los chilenos hacen mucha más promoción que nosotros. Es una pena, porque cuando llevaron las exposiciones a Europa han tenido muchísimo éxito.”
La Asociación ya hizo dos viajes a España y Portugal, con dos exposiciones. Una, en 2004, se llamó “Ushuaia, puerta a la Antártida”, y la otra, en 2007, “SOS Antártida”.
Este será por lo tanto el tercer viaje, y el primero del Ice Lady Patagonia II.
También será el primer cruce del Atlántico para Cora de Alvear. “Es una meta en mi vida y estoy muy ilusionada –dice-. Todos sabemos de barcos, profesionalmente sólo algunos, pero somos todos navegantes; después de todo, se trata de cruzar el Atlántico…”
Como encargada de Relaciones Públicas, a ella le toca la tarea de contactar a las autoridades de los puertos que van a visitar. ¿Tienen algún apoyo de las embajadas argentinas?
“Estamos tratando… Estuve en el Ministerio de Relaciones Exteriores pero la verdad es que no me prestaron mucha atención. Justamente queríamos que nos faciliten esos contactos. De todos modos, por mi cuenta, estoy llamando a los embajadores y también directamente a todos los puertos que vamos a tocar para que nos den un lugar accesible al público. También a los museos marítimos. Estamos terminando de organizar el viaje. Salimos el 26 de marzo”.
Antes de partir, habrá una inauguración de la exposición en Buenos Aires. Todavía no tiene fecha exacta, pero será hacia mediados de marzo.
La muestra que el Ice Lady Patagonia lleva a bordo presenta nociones de la geografía y fauna de la Antártida, de la historia de su conquista y de los asentamientos argentinos. Los soportes van de videos a maquetas, pasando por fotos, mapas y objetos originales rescatados del fondo del mar.
Todo se solventa con fondos y sponsors privados. “Nuestro único interés es el prestigio de la Argentina y promover sus bellezas naturales así como defender los derechos de la Argentina en el continente Antártico, dando a conocer la historia de sus asentamientos y bases”, dice Jorge May, presidente de la Asociación y capitán del barco, en una carta de presentación de esta próxima gira.
La Asociación de Exploración Científica Austral, que ya cumplió 17 años, espera contagiar a otros del espíritu de exploración e investigación en materia histórica y científica, además de difundir los logros y realizaciones argentinos en la materia y enseñar a valorar y cuidar nuestro patrimonio ambiental. Ya han editado seis libros sobre la Antártida y la isla de los Estados.
Además de las relaciones institucionales, Cora de Alvear está a cargo del museo de a bordo y es ella quien da las charlas explicativas.
Por eso se entusiasma especialmente al recordar una gira que hicieron en 2015, durante dos meses, remontando el Paraná y atracando en todos los puertos –Rosario, Santa Fe, Paraná, Barranqueras, Corrientes, Goya, Tigre…-con una muestra que fue visitada por unos 10.000 alumnos de un centenar de escuelas públicas, primarias y secundarias.
“Primero –recuerda Cora-, desde Buenos Aires contacté escuela por escuela en cada una de las ciudades que íbamos a visitar, para programar las visitas, ya que caben entre 30 y 40 chicos por vez. Así fueron llegando todas las escuelas, sobre todo primarias. Y con el boca a boca y la prensa local que siempre nos ayudaba, llegaba público en general también. Fue impresionante la repercusión en las escuelas, el entusiasmo de muchos chicos que subían a un barco por primera vez y podían ver desde huesos de ballenas hasta escritorios rescatados de barcos hundidos, que estuvieron más de cien años bajo el agua. Además, les mostramos videos de la Antártida y les hablamos del Tratado Antártico, de las bases argentinas y de cómo se vive en ellas”.
“A los chicos obviamente también les fascina el tema de las ballenas –sigue diciendo-, así que les hablamos mucho de su defensa, de cómo se las cazaba en un tiempo, de por qué hay que cuidarlas. Y del medioambiente en general: por qué no hay que tirar basura en las aguas, en los ríos; es tremendo cómo se tira basura a lo largo del Paraná”.
Y cuando de presencia argentina en los mares australes se trata, es inevitable, en las charlas a bordo del Ice Lady Patagonia II, la referencia al comandante Luis Piedrabuena.
“Hablamos del tema de la supervivencia en el Sur y mucho sobre cómo Piedrabuena, desinteresadamente, rescataba tripulaciones en peligro –dice Cora de Alvear-; hizo más de 150 rescates de náufragos y por ello, y por cómo había navegado todas esas áreas y defendido la soberanía argentina, fue reconocido internacionalmente. Su palabra tenía muchísimo valor y se lo consultaba muchas veces para cuestiones de límites”.