Tittarelli fue uno de los representantes pampeanos presentes en las reuniones de la CIAI que protagonizaron técnicos cuyanos y pampeanos y aseguró que “no se puede recomponer el ambiente con los 1,3 m3/seg; ya lo ha repetido el gobernador en incontables veces, nosotros confiamos en un estudio serio, multidisciplinario y científico, que es el que desarrolló la Universidad” y que sostiene que “necesitamos los 4,5 m3/seg que solicitamos para reactivar el área de bañados que hemos perdido, por lo menos en parte”.
Los humedales se encuentran entre los ecosistemas más valiosos como productores de servicios ecosistémicos, “es decir, aquellos servicios que son benéficos para las personas y que permiten el asentamiento de la sociedad en condiciones dignas. Son verdaderas fábricas de vida. Precisamente entre las interacciones de cada una de las especies entre ellas, y con su ambiente, provienen los beneficios que otorgan”, continuó.
En este punto, consideró llamativa la opinión de Mendoza con respecto a la reactivación o estado de la zona a recuperar en La Pampa, como dejaron trascender días atrás, como ratificación de su pretensión de dar menos agua de la solicitada.
“Hace unos años atrás, en un trabajo conjunto entre Bird Life International y Aves Argentinas, los bañados del Atuel fueron declarados sitios AICA (Área de Interés para la Conservación de las Aves), precisamente por la gran biodiversidad y alta concentración de especies que había. Hay más de 120 especies de aves citadas para dicha área, incluso algunas muy valiosas, como por ejemplo la presencia del águila coronada nidificando -una de las especies más amenazadas de la Argentina- y que estaba alimentando a sus crías con peces capturados en aguas del Atuel, otro hecho por demás importante y desconocido”, indicó.
Puntualizó que “hoy eso se ha perdido y llamativamente en la recorrida del área, y en los muestreos rápidos que hizo Mendoza antes de entregar el informe, menciona que se vieron una garza grande, una garza chica y un biguá, y afirma que se veían en buen estado de salud. Afirman, por último, que vieron un sapo común, ‘al cual fotografiaron como muestra del buen estado ambiental del área’. Resulta muy llamativo y difícil de creer que se haya presentado un informe de esa pobreza”.
“Con respecto a la vegetación, muestran una foto con un poco de agua y la zona invadida por tamariscos; expresan que se observa una frondosa vegetación a los costados del río, cuando sabemos que el tamarisco es una especie exótica invasora, que presenta grandes dificultades en toda la zona de humedales y costeras donde ha invadido, y que su control representa una pérdida de millones de pesos y su erradicación muchísimos más. Sostener esa información raya lo ridículo”, criticó el funcionario.
También aclaró que la mención de dos o tres especies vegetales que ha encontrado Mendoza, en sus rápidos relevamientos “son claramente especies asociadas a áreas salinas, son especies de salitral, como la zampa, el palo azul, por ejemplo”.
En cuanto a la mención de un ‘oasis’ de totoras en la zona de Algarrobo del Águila, “esos pequeños oasis no son más que pequeños pozones que permanecen más tiempo con agua debido a que reciben aportes de las napas y allí se concentra toda la vida acuática tratando de permanecer un poco más de tiempo. Si nuestros vecinos mendocinos hubieran mantenido los muestreos a través del tiempo, poco a poco verían cómo esos charcos se van secando y produce la mortandad de animales todos los años, pues en verano -época en que el río es vital para la vida en cualquiera de sus manifestaciones-, se corta y da paso al desierto y al salitral. Es decir, el estado de nuestros ambientes muestra el daño ambiental causado por la falta de escorrentía; por eso sostengo que el informe mendocino no hace más que darnos la razón y mostrar lo mismo que nosotros estamos viendo y denunciando”, prosiguió.
“En los muestreos continuos que hemos realizado en el área nos ha tocado ver situaciones que son en extremo dolorosas, como consecuencia del abusivo manejo del río aguas arriba. Por ejemplo, un verano nos tocó observar miles y miles de nidos de aves acuáticas abandonados, con huevos en distintos estadios de incubación, pichones grandes y chicos, todos muertos, ya que debido a la falta de agua y alimento los padres se vieron obligados a hacer abandono del nido”, puntualizó.
“En otra ocasión -amplió- nos llamó la atención ver, en principio, una gran cantidad de coipos (nutrias) muertas, en un área de bañados totalmente seca, pues el coipo es una especie que se desplaza bien en agua y también en tierra. Quedamos asombrados también que al lado de los individuos adultos había una pequeña cría, las madres habían preferido morir antes que abandonar a sus crías. Este tipo de situación, de gran mortandad de animales, suele producirse todos los años, en épocas críticas, cuando el río deja de escurrir”.
“El resultado de esta lamentable situación es siempre el mismo, nuestro oeste está oscilando permanentemente entre campos inundados en invierno y salitral y desierto en verano. Por ellos consideramos las tres condiciones que son indispensables para la restauración de nuestros humedales, y así lo dejamos constar en nuestra propuesta: un caudal acorde, calidad apta y un régimen natural del río (con picos en verano y estiajes en invierno)”, informó.
El 1,3 m3/seg con 6000 de salinidad “lo ofrecieron como para no decir que no están dispuestos a dar absolutamente nada y que el esfuerzo que ellos manifiestan para tratar de acordar con La Pampa, concretamente no se ve por ningún lado”.
A modo de cierre comentó que no guardaba demasiadas esperanzas en la propuesta de Mendoza, pues desde el comienzo de las reuniones la postura fue similar “fue un nuevo capítulo a la serie de comentarios increíbles que se han escuchado en torno a esta problemática”.