La contaminación del aire puede tener un impacto negativo profundo en la inteligencia cognitiva, en especial entre los hombres mayores, reveló un estudio publicado en agosto pasado.
La investigación concluyó que la exposición a largo plazo al aire contaminado puede impedir el rendimiento cognitivo general. Este trabajo es uno de los primeros de su tipo en centrarse en los vínculos entre la contaminación del aire y las facultades cognitivas de las personas mayores. Fue realizado por científicos de la Universidad de Pekín, en China, y la Universidad de Yale, en Estados Unidos y publicado en la revisa Proceedings of the National Academy of Sciences.
La muestra de los investigadores incluyó a más de 25,000 personas de 162 condados elegidos al azar en China. El estudio también consideró las lecturas diarias de tres contaminantes atmosféricos, dióxido de azufre (SO2), dióxido de nitrógeno (NO2) y material particulado de menos de 10 micrómetros (PM10), en las zonas donde vivían los participantes.
La investigación encontró que la exposición acumulada al aire contaminado impide el rendimiento cognitivo en las pruebas verbales y de matemáticas. Los científicos descubrieron que a medida que las personas envejecen, el impacto negativo se manifiesta aún más en las puntuaciones verbales, especialmente en los hombres. Esta “brecha de género es particularmente amplia entre los menos educados”.
Una de las razones por las que los investigadores sugieren que los hombres mayores con menor educación son los más afectados, es porque a menudo se dedican a trabajos manuales y al aire libre.
Los científicos concluyeron que “el daño en el cerebro envejecido a causa de la contaminación del aire representa costos para la salud y la economía, considerando que el funcionamiento cognitivo es crucial para los ancianos, tanto para realizar recados diarios como para tomar decisiones de alto riesgo”. Debido a este impacto negativo, los resultados del estudio implican que el efecto indirecto de la contaminación del aire sobre el bienestar social podría ser más grande de lo que se pensaba anteriormente.
“El aire contaminado puede provocar que las personas pierdan el equivalente a un año de educación, lo cual es mucho”, dijo uno de los autores del informe, Xi Chen, profesor de la Escuela de Salud Pública de Yale, durante una entrevista publicada en The Guardian.
El estudio también sugiere que el aire contaminado aumenta el riesgo de enfermedades degenerativas como el Alzheimer y otras formas de demencia.
“La contaminación del aire es una amenaza para la salud pública y este estudio destaca el efecto negativo que tiene en un cerebro que envejece”, dijo Soraya Smaoun, Coordinadora de Calidad del Aire de ONU Medio Ambiente. “Una mejor comprensión de las relaciones entre la contaminación y la salud puede ayudar a promover políticas e inversiones en transporte y energías limpias, eficiencia energética y gestión municipal de desechos, para reducir las principales fuentes de contaminación en exteriores”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), siete millones de personas mueren cada año por exponerse al aire contaminado en interiores y exteriores. Las tres principales causas de muerte asociadas a la contaminación del aire son los accidentes cerebrovasculares (2.2 millones de muertes), las enfermedades cardíacas (2.0 millones), y las enfermedades pulmonares y el cáncer (1.7 millones de muertes).
La base de datos de calidad del aire de la OMS muestra que 97% de las ciudades en los países de bajos y medianos ingresos con más de 100.000 habitantes no cumplen con las pautas de calidad del aire en la actualidad. El porcentaje es mucho más bajo (40%) en el caso de los países de ingresos más altos.
¿Qué se está haciendo para frenar la contaminación del aire?
Un movimiento mundial para abordar la contaminación del aire está creciendo gradualmente. La campaña Respira la Vida, encabezada por la Coalición Clima y Aire Limpio, la OMS y ONU Medio Ambiente, apoya iniciativas que ayuden a limpiar el aire en 39 ciudades, regiones y países que albergan a 80 millones de personas.
La mayoría de las grandes ciudades todavía lucha por mantener la contaminación del aire dentro de los estándares establecidos por la OMS. Sin embargo, al implementar políticas públicas y programas para reducir las emisiones del transporte y la energía, las ciudades están liderando el cambio y mejorando la vida de un gran número de personas.
En 2018 la OMS descubrió que, entre 2010 y 2016, la presencia de material particulado PM10 y PM2.5 había disminuido en más de 57% de las ciudades de América y en más de 61% de las ciudades de Europa.
Las energías renovables, que van en ascenso, también están en posición de hacer una gran diferencia en este sector, ya que las inversiones en nuevas fuentes renovables está superando las inversiones en combustibles fósiles cada año.