Balneario El Condor.-El Turismo se ha convertido en la más importante fuente de empleo y principal herramienta de desarrollo económico regional del mundo, por los beneficios reales y potenciales que ofrece.
Cuando se practica en áreas de alta sensibilidad ambiental o social, obliga a mantener un balance entre áreas urbanizadas y naturales, mediante la regulación del uso de los recursos con el objetivo de minimizar los conflictos.
En El Cóndor el aumento de la afluencia de turistas y recreacionistas, la apertura de nuevos accesos a los sistemas costeros y la proliferación de vehículos aptos para transitar en terrenos diversos, ha incorporado un nueva modalidad de uso de esos ambientes: La bajada, el tránsito y la permanencia de vehículos en la playa.
Una práctica que hace una década era apenas una curiosidad reservada para atrevidos pescadores que buscaban sitios poco explorados, ahora se ha convertido en una costumbre que intensifica la presión sobre ambientes sensibles y obliga a una difícil convivencia entre quienes se desplazan motorizados y quienes lo hacen de a pie.
Sus defensores se justifican: la ventaja de acceso a playas distantes, que permite hacerlo con adultos mayores, niños o personas con problemas de motricidad, la comodidad que representa disponer en forma accesible de los elementos para una mayor permanencia, la protección contra inclemencias climáticas frecuentes como el viento. Incluso hay quien sostiene que el “despegue” del balneario se produjo por esta facilidad que contribuyó a la preferencia por veranear en el lugar.
El Impacto sobre la costa
Según un trabajo del Dr. José R Dadón investigador del CONICET acerca del impacto del turismo sobre los recursos naturales en la costa bonaerense, “Debido a sus características, los sistemas costeros resultan muy sensibles a los cambios usualmente asociados al turismo de sol y playa”.
Consultamos a Andrea Diana Tombari, Dra en Biología de la UBA y profesora de Ecoturismo y Paradigmas Ambientales de la carrera de Ambiente de la Universidad Nacional de Río Negro acerca de por qué permitir o prohibir el acceso de vehículos al espacio intermareal (entre la baja y la pleamar), quien señaló que “Si se altera un ecosistema como la costa, que en apariencia es estático, siempre va a ocurrir un impacto debido a que en realidad es dinámico y tiene vida”.
Aseguró que “el problema que genera el tránsito humano con cuatriciclos, motos o autos, es que están erosionando aquella vegetación que podría sujetar la arena, alterando su dinámica natural.” “…entiendo que si no circularan autos sobre la arena, la erosión sería menor, porque la arena se asentaría”
Por otro lado “… si uno quiere saber las causas de por qué circula tanta arena, no puede cargar todas las culpas sobre los autos en movimiento o estacionados en la costa. Otros factores que afectan, son las inadecuadas construcciones de bajadas en los acantilados, defensas, veredas, caminos y viviendas hechas sobre la costa. Es una sumatoria de efectos”.
Manifestó también su preocupación por los impactos que la circulación de vehículos podría tener sobre la reproducción de aves que nidifican en las playas o incluso sobre recursos arqueológicos o paleontológicos ocultos en ellas.
La especialista señaló que no le consta que estos impactos provocados por la circulación o permanencia de vehículos en las playas, hayan sido estudiados por organismos científicos o académicos en la costa marítima provincial y que la Universidad Nacional de Río Negro podría estar interesada en hacerlo.
Qué dicen los que dicen que no
Este fenómeno de la circulación de vehículos -inusual en otras playas argentinas- podría suponerse que encuentra los mayores reparos en la amenaza a los ambientes y la biodiversidad. Sin embargo la realidad muestra que los principales conflictos evidenciados ocurren por razones vinculadas con la seguridad y la tranquilidad que unos ven amenazados y otros minimizan.
Ruidos molestos, riesgos a la integridad física, entorpecimiento de actividades deportivas o culturales o simplemente alteración de momentos de descanso, han provocado conflictos que han llegado a la agresión física entre usuarios de vehículos en la playa y los que acceden a ella de a pie.
Otra cuestión que es digna de análisis es que los conflictos o los reparos a la práctica se ponen de manifiesto en la zona “de los acantilados” en particular en inmediaciones de la “Segunda bajada del Faro” o “bajada de Picoto”, sin que ocurra lo mismo en el espacio conocido como “playa grande” donde se da el mismo uso de la playa con igual o mayor intensidad y una posible mayor fragilidad de las dunas costeras.
Contribuye a estos desacuerdos la desatención institucional, el aparente vacío normativo en áreas territoriales de jurisdicciones superpuestas o lo que puede ser peor, definidas, pero en las que no se ejerce la autoridad.
En una próxima entrega trataremos el marco normativo, cómo está regulada la bajada, tránsito y permanencia de autos a la playa, quién y cómo se ejerce la autoridad
Autor: Humberto Iglesias
Fuente: https://www.balneario-el-condor.com.ar/noticias-y-actividades/bajar-transitar-vehiculos-en-playa