Hace poco lograron ganar un premio muy importante, el primer premio en la competencia regional de Google.org. Obtuvieron una recompensa de doscientos cincuenta mil dólares y el reconocimiento del jurado por su compromiso con su comunidad. Entre los evaluadores estaba nada más y nada menos que Rigoberta Menchú, premio Nobel de la Paz. En total se presentaron 2.300 proyectos para esta primera edición regional del Desafío Google.org, así que estos jóvenes no lo tuvieron nada fácil.
“En el país se tiran todos los días unos 12 millones de botellas plásticas. Se estima que enterradas en la tierra estarán allí unos 500 años antes de degradarse. Demasiado tiempo como para no hacer nada por evitarlo”, explica Fabián Saieg, uno de los creadores del proyecto.
Los artífices de este proyecto que convierte las botellas de plástico en ladrillos. Fuente: http://www.lavoz.com.ar
“Desde el día en que nos eligieron finalistas, nos llamaron de un montón de lugares. Estamos trabajando en armar una gran planta de reciclaje en Córdoba, ya contamos con un terreno. Todavía no seleccionamos las ONGs con las que trabajaremos. Pero lo primero que tenemos que hacer es estandarizar nuestro proceso y luego evaluar qué organización se adapta a los criterios para poder replicarlos y en qué localización hacerlo”, explica Saieg.
Por lo tanto, para estos emprendedores, la basura no es basura, sino materia prima. La producción, aún a baja escala, se hace en un galpón en el campo, propiedad del padre de uno de los jóvenes. En la planta modelo de Córdoba, según explican desde EcoInclusión, serán tratadas quince mil toneladas de plástico por mes.
“Para eso vamos a colocar primero 50, luego 100 y después 150 puntos verdes en la ciudad. Luego expandiremos a ciudades de alrededores. Esto ya está casi aprobado por la municipalidad (Córdoba)”, señalan los jóvenes.
El sistema que utilizan fue desarrollado por el Centro Experimental de la Vivienda Económica (Ceve) con el aval científico del Conicet. Para hacer un ladrillo se deben utilizar 20 botellas; cada uno pesa 1,5 kilos, es decir, un ladrillo liviano y resistente.
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