La embarcación, con siete personas a bordo, pretende dar la vuelta al mundo con un mensaje fraterno entre los pueblos y, además, realizar estudios a favor del medio ambiente.

La embarcación, de poco más de 22 metros de eslora. tiene una tripulación de siete personas que van rotando en las distintas paradas.

Si bien el amarre en aguas de la ría de Gallegos no estaba previsto, decidieron parar en Santa Cruz y no en Punta Arenas (Chile) por cuestiones operativas y técnicas, informaron los organziadores.

Diego Fernández Casado, capitán de la etapa desde Buenos Aires hasta esta ciudad, en diálogo con Télam, recordó el inicio del viaje de Sevilla el 10 de agosto del año pasado con las escalas siguientes en Recife, Río de Janeiro, Montevideo, Buenos Aires, Mar del Plata, San Julián y Río Gallegos.

El navegante destacó que la ría local “más que facilidades tiene dificultades: la entrada a ella es complicada porque la amplitud de mareas es tremenda”, dijo en relación a los 13 metros de pleamar contra los 50 centímetros de bajamar que se produjeron en las dos mareas de anoche.

“Pero que sea complicada queda compensado por el recibimiento que hemos tenido. Nosotros tenemos unas ventajas que cuando venimos navegando por estas aguas nos preguntamos cómo era posible que hace quinientos años pudieran hacerlo; ya que la violencia de los vientos, las corrientes, lo escarpado de las costas hace que nos preguntemos qué categoría de hombres eran aquellos que iniciaron esta aventura”, destacó Casado.

Por su parte, el presidente de la Asociación Amigos de los Grandes Navegantes y Exploradores Españoles (AGNYEE), Pepe Solá ,quien lleva a cabo este proyecto, aseguró que “la palabra que define este viaje es “ilusión”, que crece cuando llegas a sitios como éste con acogidas tan cariñosas” y que lo ilusiona “completar el recorrido con éxito y sin ningún incidente serio”.

El navegante si bien trabajó en su país en el tema del espacio y las investigaciones satelitales durante cuarenta años, ya jubilado, realiza la travesía para “poner en valor la figura de Magallanes y Elcano.

“En realidad lo que hicieron fue el inicio de la globalización” y aclara que pretenden ” lanzar mensajes de solidaridad, mostrar una España abierta, solidaria y moderna; y el estudio que hacemos, junto al Instituto Nacional de Oceanografía de España para muestrear la contaminación ambiental con microplásticos en los océanos”.

“Todavía hay muy poca sensibilidad con los microplásticos que ingieren los animales marinos que luego nosotros consumimos”, advirtió.

Antes de la partida, los viajeros recibieron el respeto y admiración de representantes consulares y del Centro Gallego, quienes les ofrecieron una cena anoche y hoy destacaron la emoción por el significado del viaje y el deseo de que “volvamos a mirar al mar”.

Los próximos desafíos están dados por el cruce al Pacífico por el Estrecho de Magallanes hasta tocar tierra en Puerto Mont o Valparaíso (Chile) por lo que los presentes les desearon “buenos vientos”. (Télam)