Bariloche.-“En el cielo, pasa un avión y deja una estela blanca. Alguien me dice que son “chemtrails”, fumigaciones con metales pesados para intoxicarnos. Otra persona me dice que son fumigaciones para cambiar el clima, que es un plan secreto de los gobiernos para dominarnos. Me da miedo…. me falta el aire.” Podría ser el relato de un vecino ¿Existen los chemtrails? ¿Qué podemos decir de las estelas blancas que dejan los aviones a partir del conocimiento científico? ¿Cómo podemos consultar un par de sitios de internet o sus aplicaciones a telefonía móvil y darnos cuenta que las estelas son producto del vapor de agua condensado debido a las condiciones atmosféricas en altura?
Internet produjo en la humanidad una auténtica revolución en las comunicaciones y en el acceso a diversos contenidos de información. Simultáneamente apareció un nuevo fenómeno que sociólogos, psicólogos y antropólogos están estudiando y es la propagación y aumento de creencias en teorías conspiranoicas. Una de ellas es la de los “chemtrails”. Palabra que significa en castellano “traza química” y que es el producto de la contracción de dos vocablos ingleses (“chemicals trails”).
Según los defensores de los chemtrails, aseguran que las estelas o trazas dejadas por aviones son fumigaciones con químicos. Para algunos, para envenenar con metales pesados a la población y para otros para controlar el clima mundial, las cosechas, generar hambre, controlar lluvias o sequías. Cuando se pregunta: ¿quién está detrás de los chemtrails?, se menciona de una forma muy abstracta y ambigua que están involucrados “los gobiernos” y otros hablan de las “corporaciones farmacéuticas”. Esta hipótesis se debilita aún mucho más al hacerse la pregunta: ¿Qué sentido tiene fumigar la Patagonia, donde la densidad poblacional es extremadamente baja?
¿Qué son las trazas que dejan los aviones? Hay testimonios fotográficos durante la Segunda Guerra Mundial de trazas o estelas que dejaban los aviones producto de condensación de vapor presente en la atmósfera. Con la llegada de los aviones a reacción y la capacidad tecnológica de volar más alto (10 u 11 mil metros), lo que implica presiones bajas (250 ó 200 milibares, en tierra lo normal es 1023 milibares), temperaturas de varias decenas por debajo de cero grado centígrado (-45°C a -55°C), los aviones comenzaron a dejar trazas o estelas blancas producto de la combustión en las turbinas. Este fenómeno observado esporádicamente en otras décadas, se fue transformando en un fenómeno casi cotidiano con el aumento del tráfico aéreo. En la turbina o motor del avión se produce la combustión del kerosene (combustible líquido de los aviones) en presencia de oxígeno en aire. Como cualquier combustión de compuestos con carbono se produce como productos finales de la reacción química dióxido de carbono y agua. La combustión, en rasgos generales, también ocurre en nuestro cuerpo. Con la respiración inhalamos oxígeno con el aire a través de los pulmones para producir la combustión y generar la energía que necesitamos. Luego exhalamos dióxido de carbono y agua como desecho. Bajo las condiciones mencionadas en altura, el vapor de agua se convierte en hielo sólido. Así lo indica el conocimiento científico, el diagrama de fases del agua ampliamente estudiado en los cursos de Fisicoquímica o de Termodinámica. En resumen, los gases calientes de vapor de agua y dióxido de carbono son expelidos por la turbina. Los gases se enfrían y condensan formando una cola o, dependiendo de las condiciones, una estela persistente blanca. En la jerga de los meteorólogos, de la aviación y de la comunidad científica se las suele denominar “contrails”, también contracción de dos vocablos ingleses y que en castellano se denominan estelas o trazas de condensación.
Desde el punto de vista del conocimiento científico, y como lo expresamos, sabemos que a baja temperatura y presión, el agua vapor debe condensar en cristales de hielo. Hay dos factores más que ayudan a la formación de los cristalitos. Una atmósfera “sucia”, con partículas producto de la contaminación de industrias o de cenizas volcánicas, presenta muchos centros de nucleación que facilitan la formación instantánea del cristalito de hielo. El segundo factor, y el más importante, es la humedad relativa ambiente en altura en el momento que pasa el avión. Una humedad relativa de 100% indica que la atmósfera está cargada de vapor de agua, esto significa que la capacidad de tener vapor de agua está saturada. El vapor de agua sale a alta temperatura de la turbina, el avión avanza y el vapor se enfría y pasa al estado de hielo. Entre el avión, y el ahora hielo formado, hay un espacio que se llama “gap”. A partir de allí, vemos una cola o estela blanca. Como la humedad relativa es 100%, el hielo de la estela no puede sublimar a la fase vapor, porque toda la capacidad de la atmósfera de recibir agua está saturada, y la estela blanca formada es persistente. Puede atravesar todo el cielo, durar varias horas y hasta ser arrastrada o modificada con los vientos a esa altura (es importante su velocidad y turbulencias, no necesariamente pasa lo mismo que experimentamos en superficie). Todo lo contrario ocurre si ahora la humedad relativa es, por ejemplo 25% (el 25% de la capacidad de recibir vapor de agua en la atmósfera de altura está ocupada y un 75% sin ocupar). En este caso, el avión dejará el gap, comenzará la estela por los hielitos formados y luego estos sublimarán para ocupar los sitios vacantes (75%) en la atmósfera, desapareciendo la estela. En este caso veremos el paso del avión con el gap y luego una pequeña cola blanca. Para humedades relativas intermedias, entre 25% y 100%, tenderemos diferentes longitudes de cola o estela.
Los defensores de los chemtrails aseguran que las estelas persistentes son fumigaciones químicas. En un principio decían que los aviones que fumigaban no tenían matrícula y eran secretos. Gracias a la masividad de internet y las nuevas tecnologías como la telefonía celular y el acceso a datos, se puede buscar la información necesaria en el momento. Cuando vemos un avión que deja la estela, podemos buscarlo en una aplicación para celulares que se llama “Flightradar24” (sitio de internet: Flightradar24.com). Esta aplicación nos muestra que aviones están en vuelo, su altura, matricula, línea aérea, velocidad, el aeropuerto de partida, destino y trayectoria. También la aplicación es didáctica para explorar otras zonas como el hemisferio norte y ver la magnitud del tráfico aéreo, lo que permite entender por qué en Europa, por ejemplo, hay una alta probabilidad de observar varias estelas que se cruzan.
Para entender si la estela que vemos es corta o muy larga y persistente, podemos consultar otra aplicación para celulares que contiene información meteorológica recolectada por varios satélites (“Windy”, sitio de internet: Windy.com). Recolecta información satelital y utilizando diferentes modelos para poner de una forma muy gráfica sobre el mapa, usando una escala de colores, una variable seleccionada de la atmósfera, dirección del viento, temperatura, humedad, nubes, lluvias, etc. Lo interesante es que la aplicación tiene un botón deslizable que permite seleccionar diferentes cortes de altura, dándonos información como las cartas meteorológicas en altura que usan los pilotos. Allí hay que seleccionar temperatura, humedad y desplazar el corte a la superficie a 10 mil metros o a 11 mil metros según sea la altura del avión que estamos observando. Si la humedad relativa es baja (color naranja), veremos una estela, o cola, corta. Si es 100% la humedad relativa (azul), veremos una estela persistente. En las siguientes fotografías y capturas de pantalla, podemos ejemplificar con varios casos representativos.
18 de octubre de 2019, 13:45, vuelo de Nueva Zelanda a Ezeiza (NZ30) a 11278 metros (Flightradar24). La humedad relativa a 11.500m es 66 % (Windy). La estela se disuelve fácilmente.
27 de enero de 2020, 14:05, vuelo de Nueva Zelanda a Ezeiza (NZ30) a 11278 metros (Flightradar24). La humedad relativa a 11.500m es 66 % (Windy). La estela se disuelve y tiene un largo intermedio.
04 de diciembre de 2019, 14:11, vuelo de Nueva Zelanda a Ezeiza (NZ30) a 11278 metros (Flightradar24). La humedad relativa a 11.500m es 99 % (Windy). La estela es larga y persiste cierto tiempo.
Estelas persistentes del 30 de enero de 2020, entre las 9:30 y 10:30 hs correspondientes a tres vuelos de Chile N-S. A las 9:35 pasa por el paralelo 41 el vuelo de LATAM, LA1253, de Santiago de Chile a Ushuaia a unos 11.300 m (Flightradar24). Humedad relativa a 11500 metros: 100% (Windy). Queda la estela persistente que se ensancha lentamente por viento de SO a 58 km/h. A 10:06 y 10:13 pasan los vuelos H245 (SKYAirLine) de Santiago a Balmaceda (BBA) y JA355 (JetSMART) de Temuco (ZCO) a Balmaceda, 11278 m.
La ciencia y el conocimiento sistemático, racional y disciplinado ha logrado que en apenas unas centurias, la humanidad avanzara de una forma colosal en lo que respecta a tener, usar y usufructuar tecnología. Sin embargo, pese a los avances, gran parte de la población no tiene acceso a lo básico para su subsistencia, a los beneficios de las nuevas tecnologías o a conocimiento de calidad. Aquí tenemos una gran falla del sistema, el conocimiento y el acceso a la tecnología está limitado a una porción de la humanidad. Un pequeño sector que tiene acceso a información, a nuevas tecnologías opta por creer en teorías conspiranoicas que basan sus explicaciones en hipótesis incomprobables y carentes de sustento científico. Lamentablemente, hay ciertos hechos negativos y reales que se usan para abonar estas teorías conspirativas. Por ejemplo, en Argentina, tenemos pueblos movilizados para parar el uso masivo de agrotóxicos proveniente de fumigaciones que los perjudica y envenena. A diferencia de los chemtrails, estas fumigaciones para ser efectivas son a muy baja altura.
En términos generales, la forma de producción extractivista del sistema capitalista imperante y su tendencia a maximizar ganancias a costa de vulnerar derechos básicos y medioambientales por parte de las corporaciones, son realidades negativas, cotidianas en países en desarrollo y con regulaciones débiles. En el contexto actual, el miedo y la desconfianza son consecuencias razonables y entendibles. El sistema socioeconómico imperante es injusto, abusivo y no da respuesta a la mayoría de la población. Afirmar, sobre la base del conocimiento científico, que las estelas dejadas por aviones son simplemente condensación de vapor de agua en forma de hielo, no niega la gran preocupación por el abuso de las corporaciones, la permisividad de los gobiernos y sus posibles consecuencias negativas para la humanidad.
Tomar elementos de la realidad y mezclarlos con argumentos falaces, no ayuda a resolver ningún problema. Todo lo contrario, aporta confusión y garantiza la continuidad de los abusos y la impunidad para seguir atentando contra la humanidad en su conjunto y contra el medio ambiente. El conocimiento científico y el método científico es una herramienta que nos ayuda a no transitar entre tinieblas. Desarrollar un criterio de análisis, no es algo con lo que se nace, se debe desarrollar, aprender y ejercitar, necesita de políticas de Estado que fortalezcan la educación científica en las Escuelas. Una educación científica que permita que el ciudadano desarrolle la capacidad de hacer análisis con criterios lógicos, racionales, basados en la ciencia que permitan descartar falsas teorías o engaños, debe ser un derecho no un privilegio.
(*) Rodolfo Sánchez es Investigador Principal de CONICET en el Centro Atómico Bariloche y Profesor del Instituto Balseiro.
Para más información:
SÁNCHEZ, Rodolfo D.; BENGTSSON, Astrid. Estelas en el cielo. Desde la patagonia.
Fuente: Bariloche Opina