Buenos Aires – El desarrollo de una tecnología autónoma para el enriquecimiento de uranio es uno de los ejes estratégicos que impulsa el gobierno nacional para el 2015 y colocará a la Argentina en el reducido grupo de países que dominan esta tecnología, asegurando a futuro la cobertura de la demanda nacional de insumos nucleares y la tan buscada autonomía.
En su balance del 2014, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, se refirió al tema al señalar que “en materia de ciencia y tecnología es importante reconocer que un equipo de 60 investigadores del Instituto Balseiro y del Centro Atómico Bariloche, acaba de desarrollar una tecnología que emplea láser para lograr el enriquecimiento de uranio”.
Según indicó Capitanich al repasar los logros del 2014 y los desafíos del 2015, se trata de “una tecnología de punta en el mundo, que se persiguió durante décadas, y que hoy domina menos de una decena de países, entre los cuales se destaca Estados Unidos, algunos países de la Unión Europea, Australia y Rusia”.
Esta nueva tecnología, que utiliza el láser para el enriquecimiento de uranio, fue desarrollada por un equipo de 60 investigadores del Instituto Balseiro y el Centro Atómico Bariloche que, liderados por Fabián Bonetto, utiliza un método que permite un consumo menor de energía que, paralelamente, es más económico y eficiente.
El trabajo que llevan adelante los científicos del Centro Atómico Bariloche y el Balseiro está en etapa de “prueba de concepto”, lo que quiere decir que por el momento sólo se produce a través de este método pequeñas cantidades de uranio enriquecido, mientras se sigue trabajando en la producción a escala de uranio.
El enriquecimiento del uranio se hace al 19,7 por ciento, que es el porcentaje que se requiere para ser considerado para “uso pacífico”, en cumplimiento de acuerdos firmados con Estados Unidos y Brasil.
La producción de uranio en escala sirve para reemplazar el combustible que se utiliza en sus centrales de potencia (que generan energía eléctrica) o para sus reactores de radioisótopos, donde se elaboran radiofármacos empleados en los estudios de medicina nuclear; por ejemplo, para obtener imágenes funcionales del cerebro, el miocardio, los pulmones, el hígado, el esqueleto, la sangre y los tumores.
Argentina forma parte de un pequeño grupo de países en condiciones de producir y exportar estas sustancias radiactivas, que integran Canadá, Francia, Holanda, Australia y Sudáfrica.
Este tipo de avances tecnológicos permiten pensar en la posibilidad de autoabastecimiento de un insumo decisivo en un escenario de problemas energéticos y restricción de exportaciones por parte de los proveedores habituales, y en desarrollos que abren la puerta a exportaciones de alto valor agregado e impacto industrial.
El proyecto Silvar, que consiste en la separación isotópica utilizando láser en vapor atómico de uranio, está incluido en el plan estratégico de la CNEA hasta 2020, y su inicio data de agosto de 2011, meses después que la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, visitó el 25 de octubre de 2010 las instalaciones reacondicionadas y actualizadas del Complejo Tecnológico Pilcaniyeu.
En esa visita, la jefa de Estado resaltó la necesidad de producir “energía nuclear en un mundo con altos problemas de contaminación”, así como también de “fijar metas posibles de alcanzar” para la producción de energía que “mantengan el nivel económico”, es decir “los niveles de empleo, consumo y progreso social”, y también el “fuerte impulso a la proliferación nuclear pacífica”.
En ese sentido trabajan los científicos del Complejo Tecnológico Pilcaniyeu, que es una instalación de la CNEA ubicada en la provincia de Río Negro, en el paraje Pichileufú Arriba, a 60 kilómetros de Bariloche, que cuenta con una superficie cubierta de 30.000 metros cuadrados.
El proyecto Pilcaniyeu consiste en enriquecer uranio a través del método de difusión gaseosa, aumentado la concentración de U-235 respecto de su porcentual en la naturaleza.
El uranio se encuentra constituido esencialmente por los isótopos U-238 y U-235, pero en la naturaleza sobre un volumen determinado de ese metal, el contenido de U-235 es de 0,711 por ciento, mientras que el resto se encuentra constituido por el U-238.
Para ser utilizado en reactores de potencia, el material se lleva a una concentración isotópica que puede estar entre el 0,85 y 5 por ciento de U235.
El alza del precio del petróleo y la creciente necesidad de energía eléctrica en el mundo, han incrementado las expectativas sobre la instalación de nuevas centrales nucleares. Este marco, junto con el hecho de que las plantas industriales instaladas entre la década del ’50 al ’70 se acercan al fin de su vida útil, hacen que el mercado del uranio enriquecido enfrente una etapa de cambio importante.
En el caso argentino, se suman la decisión política del Gobierno de impulsar un desarrollo tecnológico autónomo, su vocación por fortalecer el sistema nuclear con fines pacíficos y su afán por convertir en una cuestión estratégica el control de las fuentes de energía, en defensa de intereses nacionales.
FUENTE: diariobae.com