Ushuaia – Arte, cultura autóctona y naturaleza son los pilares conceptuales del “Hain Festival”, un singular evento que se desarrolla cada enero desde hace cuatro años, con creciente popularidad y repercusión turística, y que comienza mañana, a 30 kilómetros de la ciudad de Ushuaia, en medio del bosque y las montañas.
El festival dura tres días (esta edición se realiza entre el 9 y el 11 de enero) y se lleva a cabo en el complejo Haruwen, un centro invernal que en verano cambia sus pistas de esquí de fondo y sus circuitos de trineos y motos de nieve, por un entorno único de bosques de lengas, ñires y guindos.
Los organizadores de la empresa Nothofagus Producciones, con el apoyo de las secretarías de Cultura de Tierra del Fuego y del municipio de Ushuaia, conciben al encuentro como “un espacio cultural” donde “confluyen lo ancestral con lo contemporáneo, la danza y la música con la expresión audiovisual, y todo ello con la conciencia ambiental”.
Es por ello que el festival incluye desde talleres infantiles para niños y adultos durante toda la jornada, hasta recitales de bandas en vivo (locales e invitadas), música electrónica y producciones audiovisuales durante la noche y hasta bien entrada la madrugada.
Cerámicas, telas, pinturas, artesanías, danzas, yoga y actividades circenses, conviven simultáneamente en distintos sectores del predio donde se venden comida y productos naturales, y donde la entrada incluye espacio para acampar al aire libre, en medio del bosque del fin del mundo.
“Buscamos generar un espacio de convivencia, donde la gente se pueda relacionar al aire libre, disfrutar de disciplinas artísticas y ecoalimenticias, promover el cuidado del medio ambiente y conocer la cultura autóctona”, explicó Guillermo Merlo, organizador del Hain Festival.
Según Merlo, el festival ha ido creciendo desde su primera edición en 2012, tanto en despliegue como en infraestructura, al tiempo que “cada vez más gente viene desde otros lugares hasta Tierra del Fuego, atraída por esta propuesta. Sabemos de personas de Chile, de turistas de otras provincias argentinas, de algunos que hacen dedo para llegar”, contó el gestor de la iniciativa.
El contacto del festival con los pueblos originarios está dado también por la denominación de las diferentes áreas, llamadas con nombres de la lengua selk´nam, los primitivos habitantes de la zona.
De hecho el “Hain” era un ritual de iniciación de los nativos, por lo que en el evento existe el “Keternen” (espíritu más luminoso y enternecedor) donde se busca la concientización del público mediante ciclos de cine ambiental, charlas y stands informativos, además de haber un espacio alternativo para grupos musicales, dj´s y productores.
La pista de baile al aire libre es el “Matan” (el espíritu bailarín del Hain) un espacio para la “meditación activa” y una plataforma donde músicos y artistas visuales buscan generar nuevos “climas y texturas con el objetivo de recrear el día y la noche en el bosque”, explicó Merlo.
A su vez, el sector “Klóketen” (jóvenes) es el lugar destinado para los niños que asistan con sus padres al evento, y su fuerte son los talleres con disciplinas de circo, como malabares, trapecios y telas para colgarse.
Una feria de productores, una barra de té y de jugos, y otra de comidas naturistas, también llevan nombres selk´nams y están ubicadas en lugares estratégicos del predio.
La propuesta es “más exposición de arte que discoteca. Hay música electrónica para bailar, pero el foco está puesto en la expresión artística, en lo introspectivo y en la conexión con lo natural”, definió Merlo.
“Por ejemplo, sería inconcebible vender vodka con speed o gaseosas, pero en cambio sí hay cerveza artesanal, jugos y comida naturista”, graficó.
Para el organizador del festival del hain, la idea es atraer pobladores y turistas con un “nuevo concepto de eventos musicales y visuales”.
“Como fueguino también es una búsqueda personal. Necesitamos integrar el arte con el paisaje y el medio ambiente. Y sumar a todos, desde chicos hasta grandes, y desde los espacios más conservadores del arte, hasta los más vanguardistas. Ushuaia es el fin del mundo, pero también el principio de todo”, afirmó Merlo.
FUENTE: Telam