Funcionarios y conservacionistas consultados por las corresponsalías de Télam coincidieron en que «la pandemia fue negativa para el ser humano pero positiva para las especies» que pasaron a zonas pobladas por humanos y advirtieron que como los animales silvestres «no pueden esperar» aún en medio del aislamiento por el coronavirus «no paramos de trabajar ni un día» por lo que pidieron evitar el tráfico ilegal y el mascotismo de especies autóctonas.
En Chubut, la subsecretaria de Ganadería, María Verónica Iannini, reconoció que en la Dirección de Flora y Fauna local «no existe una estrategia de rescate sobre todo en materia de mamíferos carnívoros, básicamente porque no hay lugares de asilo para recuperación».
«Sin embargo, Chubut cuenta con una red muy importante de organizaciones no gubernamentales que se dedican al tema y optamos por campañas de concientización para que la gente no intente arrimarse a los animales con fines afectivos o para alimentarlos porque eso puede tener ribetes muy peligrosos», explicó.
Uno de los sectores más activos en la provincia es la «red de fauna costera», sobre todo en estos tiempos de pandemia donde la poca presencia de gente en el frente costero hizo que muchas especies que habitualmente no llegan a la costa sean observadas en las playas como la foca leopardo que apareció en la costa de Rada Tilly o el ejemplar de ballena sei que encalló días atrás.
En Neuquén, cóndores y águilas fueron rescatados en los últimos meses, tras caer en distintos puntos de la provincia, intoxicados con plomo al ingerir la carne de animales muertos que contenían proyectiles.
La directora de Áreas Naturales Protegidas, Lucía Redondo, informó a Télam que el primer rescate se realizó en mayo en el área Domuyo y en septiembre se logró recuperar a un cóndor que cayó en mal estado en la zona de Chos Malal.
El ave, que está en peligro de extinción, fue curado y liberado en su hábitat.
Por su lado, el subsecretario de Biodiversidad y Cambio Climático de Río Negro, Federico Hollman, dijo a Télam que «se llevan acciones preventivas, de recuperación y de conservación contra el tráfico ilegal de fauna silvestre, con operativos de ruta y denuncias penales» que permitieron recuperar mamíferos, aves y anfibios.
«Un ejemplo es el cardenal amarillo que está en peligro de extinción», remarcó y recordó que en esa provincia se aplican estrictas políticas de conservación como en la colonia de lobos de Viedma.
Asimismo, explicó que «se puede generar valor económico a las especies para la conservación, un ejemplo es la cría, esquila y liberación del Guanaco».
En Formosa, la administradora de la Reserva de Animales Silvestres Guaycolec, la ingeniera zootecnista Ivana Iker, aseguró a Télam que desde enero se rescataron más de 100 animales silvestres, que luego son reinsertados en su hábitat natural.
«Dentro de los recuperados hay monos carayá, tortugas, guacamayos, aguara pope, yacaré, gallinetas, aguará guazú y loros habladores, entre otros», señaló.
«Los animales silvestres son una demanda constante, y tratándose de seres vivos no pueden esperar, por eso aunque estemos en pandemia no paramos de trabajar ni un día», dijo Iker y agregó que desde el Ministerio de la Producción y Ambiente, de la Dirección de Recursos Naturales y Gestión se acude «a todas la necesidades que acontecen, que van desde accidentes de tránsito con animales silvestres, denuncias por mascotismos hasta entregas voluntarias».
Y, enfatizó: «Nuestro objetivo principal como reserva natural protegida es conservar el medio y todo lo que allí reside, por esto nuestra actividad principal es rescatar, atender y rehabilitar la fauna silvestre y concientizar por diversos medios el impacto que tiene el mascotismo, el tráfico ilegal o la deforestación con pérdida de corredores biológicos».
En Chaco también hubo en plena pandemia muchos casos de apariciones de distintos tipos de animales, de especies autóctonas y en peligro de extinción, que producto de la sequía tras 7 u 8 meses sin lluvias y las quemazones de pastizales hicieron que se acercaran a las ciudades donde no se los veía.
El caso más conocido fue el de un aguará guazú obligado a migrar por el fuego y el humo hasta que fue hallado en inmediaciones de un shopping en la ciudad de Resistencia y que luego falleció en el Complejo Ecológico de Presidencia Roque Sáenz Peña, que se dedica al rescate de fauna autóctona.
En Santiago del Estero, desde marzo hasta hoy se «triplicaron las tareas de rescate y reinserción de la fauna silvestre en su ambiente natural», comentó a Télam el subdirector de Fauna de la Provincia, Jorge Goles.
Explicó que se rescataron aves, zorros, comadrejas y pumas, entre otros; y consideró que «los animales salieron al no haber actividad humana normal, por eso encontramos animales en lugares no habituales, muchos estaban encerrados o en cautiverio e incluso sufrieron algunos accidentes no comunes».
«En zonas antropizadas, como Capital, La Banda, Río Hondo, Añatuya, hemos realizados estos rescates», detalló y comentó un caso muy particular que casi nunca se vio fue «una familia completa de carpinchos a la vera del río Dulce».
Goles remarcó que «la pandemia fue negativa para el ser humano pero positiva para las especies que pudieron ingresar en zonas antropizadas» y destacó que «el hombre tiene que aprender a vivir con el medio ambiente en armonía».
A su vez, el Centro de Conservación de Vida Silvestre (CCVS) del Ministerio de Ambiente de San Luis reportó que recibió hasta octubre 390 animales; 4 zorros, 3 tortugas, 2 águilas, 1 lagarto, 1 puma y 379 aves, muchas de ellas en peligro de extinción.
El biólogo Leandro Caltabiano dijo que «tuvimos dos particularidades este año, una fue la poca circulación de personas sobre ejidos urbanos por la pandemia lo cual permitió a algunas especies circular donde ante no lo hacían, y otra son los incendios forestales, que desde julio hasta la fecha viene afectando a gran parte de la provincia y la fauna es una de las afectadas».
En Mendoza, «dentro de lo que es el departamento de Fauna Silvestre a nivel provincial y la red de áreas naturales protegidas no varió mucho el trabajo diario en cuanto al control y fiscalización» durante la pandemia, indicó a Télam, Adrián Gorrindo, jefe de ese departamento de la Dirección de Recursos Naturales.
Igualmente destacó que «disminuyó la presencia del tráfico de especies, caza furtiva, pesca ilegal dado que la pandemia hizo que se restringiera la circulación de las personas. Por lo que para esos cazadores, pescadores, traficantes se les hizo más difícil llegar a esos puntos de extracción en el medio silvestre».
Gorrindo indicó que uno de los casos más representativos en la cuarentena fue «la práctica de cacería a caballo con perros en banda. Encontrábamos grupos de entre 10 o 15 personas intentando realizar la cacería de manera prohibida, no sólo violando la cuarentena sino también la legislación en materia de caza».
En Jujuy, el coordinador del Centro de Atención de la Fauna Autóctona (Cafaju), Roque Yapura, dijo a Télam que «el trabajo de rescate y rehabilitación realizado durante este año es básicamente el mismo que si no hubiera pandemia» pero reconoció que «por la cantidad de animales que fueron apareciendo este año se trabajó más que cualquier otro».
Yapura explicó que la situación generada por el aislamiento «no va a influir en el comportamiento del animal porque se hace un proceso de rehabilitación física y comportamental, de tal manera que cuando el animal se reconstituya en su hábitat natural se pueda valer de sí mismo y pueda sobrevivir».
«En el cautiverio se dan las mismas condiciones o parecidas a su hábitat, por ejemplo a las aves que pueden ser víctimas de la caza se les hace una prueba de vuelo para ver si tienen fortalecidos los músculos y si son capaces de cazar como aves rapaces, por lo que pueden estar en cautiverio 3, 6 o 12 meses», de acuerdo a cómo se vaya dando su rehabilitación, añadió.
Desde que empezó la cuarentena en marzo, el Cajafu rescató al menos 50 animales, entre ellos diversas aves, corzuelas, pecaríes de collar, comadrejas, zorros y un puma cachorro que entró a una casa del barrio Alto Comedero.
En Córdoba, el secretario de Ambiente, Juan Carlos Scotto, indicó que «la disminución del ruido y la reducción del movimiento de personas en zonas residenciales vecinas a reservas naturales fue una oportunidad que facilitó que muchas especies circulen por lugares que en otra ocasión no lo harían y como todo ser vivo necesitan de alimentos, agua y refugio».
«La fauna silvestre es vulnerable y nuestra legislación es contundente para protegerla. Podemos convivir con los animales silvestres sin afectarlos y es clave seguir en estos casos lo que los expertos en vida silvestre nos indican», añadió.
En ese sentido, precisó que ante un avistamiento de fauna silvestre no se debe intervenir, solo seguir algunas reglas básicas como «no dañarlos, no agarrarlos, no atraparlos».
«No alarmarse, dejar que el ejemplar siga su rumbo, no alimentarlo ni darle agua», explican los biólogos de Ambiente y pidieron ser cuidadosos con la disposición de los residuos domiciliarios o con el alimento de mascotas, ya que «esto facilita que los animales se instalen en ese lugar».
Situaciones similares se produjeron también en la provincia de Buenos Aires.
En Bahía Blanca, Pablo Petracci, director de la Estación de Rescate de Fauna Marina Guillermo «Indio» Fidalgo, dijo a Télam que «desde marzo no hemos notado incremento en cuanto a la asistencia al rescate de fauna en situación de riesgo en lo que es el litoral costero bonaerense comprendido entre Monte Hermoso y el partido de Villarino, al sur».
«Sí nos tocó contener en nuestra estación pingüinos de Magallanes que habían sido rescatados en febrero» y después de 200 días fueron derivados a Mundo Marino, añadió el biólogo y señaló que «si bien tuvimos una guardia pasiva y trabajamos en la cuarentena el número de asistencias bajó porque hay menos gente recorriendo las playas y las zonas» donde hay animales silvestres.
En La Plata, la Dirección de Protección Animal municipal continuó con la asistencia a animales hallados en la vía pública durante todo el período de aislamiento social, preventivo y obligatorio e indicó que el rescate más reciente ocurrió hace una semana en el Parque Pereyra Iraola, donde el equipo de expertos halló a dos crías de comadreja sobre el lomo de su madre muerta.
Los especialistas estimaron que sobrevivieron así entre uno o dos días, tras lo cual fueron trasladadas para su rehabilitación y un biólogo les “suministra leche deslactosada con una jeringa” a cada una en una jaula acondicionada en condiciones similares a su hábitat y con la menor manipulación de parte de las personas para no generar dependencia en el animal.
Asimismo, hubo otros 3 rescates de aves (un pichón de pavo real, un aguilucho rojinegro y un caraú) durante el ASPO que fueron encontradas con distintos tipos de heridas en la vía pública.
Fuente: Télam