Santa Cruz.-Atraídos por las propuestas de naturaleza y arqueológicas, desde la reapertura del 28 de diciembre se registra un promedio de 40 visitantes por día, con picos de 60 en los fines de semana, con estadías más extensas que en la prepandemia.
El Parque Patagonia Argentina, en el noroeste de Santa Cruz, registra un constante ingreso de turistas en lo que va del año, atraídos por sus propuestas de naturaleza y arqueológicas, con estadías más extensas que en la prepandemia, según fuentes de esa reserva y de la Dirección de Turismo de Perito Moreno.
Tanto en esa localidad -base para visitar tanto el Parque Nacional como el sector de próxima anexión- como en los portales de acceso La Ascensión y Cañadón Pinturas indicaron que el promedio de visitantes es de unas 40 personas, con picos de 60 en los fines de semana.
Este movimiento comenzó el 28 de diciembre, cuando Santa Cruz habilitó el turismo, con llegadas de viajeros de la misma provincia y también de otros destinos nacionales, mayormente vecinos.
La tendencia de estos turistas en la etapa poscuarentena de la pandemia de coronavirus es la búsqueda de seguridad sanitaria y tranquilidad en espacios naturales amplios y pocos concurridos, y la mayoría se queda en la zona un mínimo de cuatro noches.
Otro incentivo para el turismo es que el acceso a los miradores, senderos, cañadones y circuitos señalizados es gratuito, no así la guiada, que está a cargo de personal capacitado de lugar.
El único atractivo arancelado es la Cueva de las Manos, Patrimonio de la Humanidad, sobre el cañadón del río Pinturas, con sus petroglifos de 9.000 años de antigüedad, pero aún permanece cerrada.
La imposibilidad de visitar este sitio convirtió al Alero de Charcamata en la nueva estrella de quienes llegan a la zona en busca de turismo arqueológico, que en este caso se combina con turismo aventura, debido a la distancia y dificultad del terreno, que obliga a iniciarlo en vehículo 4×4 y terminarlo a pie.
Se trata de otras manos y otras pinturas pero de similar valor arqueológico cultural, ya que alberga petroglifos de unos 5.000 años de antigüedad en un alero de 81 metros de largo, por 24 de alto y 45 metros de profundidad, explicó el director de Turismo de Perito Moreno, Claudio Figueroa.
El funcionario, que también es guía de turismo, comentó que se trata de una hendidura en la base de una pared rocosa formada al final de las glaciaciones por acción del agua derretida de los glaciares que socavó las montañas.
Este alero, declarado Monumento Histórico Nacional, “es casi como una caverna y tiene el acceso a los pies de la cueva, sin infraestructura, por lo que el contacto es mucho más cercano” que en Cueva de las Manos, acotó Figueroa.
Es un paseo que requiere una jornada, ya que demanda entre ocho y nueve horas, advirtió el guía, quien dijo que “saliendo desde Perito Moreno, tenemos 90 kilómetros, de los cuales hay 60 de asfalto y 30 de ripio”.
“Hay que vadear el río Pinturas hasta un punto donde se deja la camioneta, que sí o sí debe ser 4×4, y ahí es donde poco a poco te metés en la historia”, aseguró a continuación.
Durante el recorrido se cruza por dos antiguas estancias en actividad y se pueden ver otras cuevas con pinturas rupestres, además de observar fauna local, como choiques, guanacos, zorros y varias especies de aves, en una zona donde la vegetación se vuelve más abundante que en la meseta o la estepa.
El acceso desde la Ruta 40 se hace por el Portal Río Pinturas, en el sector de la reserva a cargo de Rewilding Argentina, la fundación que donó las 102.000 hectáreas para el Parque Nacional Patagonia, y que aún administra otras 65.000 que están en proceso de integrarse a ese espacio estatal.
Tanto en la hostería ubicada en ese portal como en la que fuera la estancia La Ascención, Rewilding Argentina también alberga turistas, quienes disponen de senderos de libre acceso habilitados para trekking con o sin guía, para avistamiento de fauna y flora, y de noche se ofrece observación de estrellas en uno de los cielos más diáfanos del país.
Voceros de las fundación informaron a Télam que para esta reapertura al turismo se hizo una nuevo sendero, Los Balcones, que bordea el Cañadón Pinturas y ofrece vistas panorámicas, además de alargar el recorrido del sendero La Guanaca.
En este último recorrido se tienen vistas únicas del Cañadón Caracoles y en el trayecto también se pueden ver cóndores, guanacos y, con suerte, algún puma.