El proyecto, que supone la destrucción de 90.493 metros cúbicos de roca, es una antigua iniciativa de la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena, cuyo propósito es ensanchar el canal Kirke –la única vía marítima a Puerto Natales–, para permitir el ingreso de buques de gran envergadura. En plena emergencia climática global, asociaciones del mundo civil por la acción climática, la comunidad científica y los pueblos originarios, fundamentalmente Kawésqar, alzan la voz contra el señalado ensanche, al sostener que las iniciativas que pasan por la destrucción del medio ambiente constituyen una visión «definitivamente obsoleta» ante la crisis planetaria. Y la razones sobran.
El proyecto supone la destrucción de un corredor biológico, está emplazado en dos áreas protegidas del Estado –el Parque y Reserva Nacional Kawésqar y en el ECMPO (Espacio Costero Marino de Pueblos Originarios)– y sus consecuencias podrían afectar los servicios ecosistémicos de una cuenca más grande, como es la Reserva de la Biósfera Torres del Paine. Aunque la iniciativa se defiende por los beneficios que traería al turismo, al permitir el ingreso de grandes buques a las Torres del Paine, este incremento podría agravar la sostenibilidad del propio parque, que ya se encuentra colapsado. Fuera de ello, el proyecto traería aparejado un beneficio directo –pero soterrado– a una megaplanta procesadora de salmones que la empresa china Australis Seafoods busca instalar en el lugar, además de beneficiar a toda la industria de la salmonicultura, cuya actividad amenaza la conservación de las últimas aguas prístinas del planeta. El Gobierno Regional, la alcaldía de Puerto Natales y la Asociación de Salmonicultores de Magallanes, guardaron recatado silencio.
Foto: Alex Muñoz
Un informe de la Sociedad Civil por la Acción Climática (SCAC) de Magallanes –plataforma que reúne a más de 130 organizaciones del mundo ambiental, movimientos territoriales, colegios profesionales, sindicatos, organizaciones políticas y académicas– acusa a las salmoneras de ser las principales beneficiadas por un cuestionado proyecto de infraestructura en la región.
Se trata del ensanche del canal Kirke, una iniciativa de antigua data y que ahora será ejecutado por el Gobierno Regional (GORE) para, en términos oficiales, beneficiar a la industria turística.
«Las restricciones que imponen las angosturas del canal Kirke impiden la llegada de naves de eslora mayor a los 150 m y 6,5 m de calado, por lo que la mayoría de los cruceros internacionales de turismo no pueden acceder a los atractivos naturales de la provincia», detalla un documento oficial de 2018 como justificación de la obra.
La construcción se pretende realizar en una zona de la comunidad kawésqar, que también se opone a la idea. El lugar constituye una zona de gran biodiversidad, por lo cual también hay cuestionamiento de científicos.
«Este proyecto genera un tremendo daño a la naturaleza, a la biodiversidad, a la fauna. Interrumpe también el entorno en el cual andaban nuestros ancestros y realizaban nuestros ritos espirituales. Allí debe haber conchales, donde era el punto de encuentro de los antiguos, como señal de que había muchos mariscos. Por lo tanto, nuestros ancestros llegaban allí, y también ahora hay pescadores que mantienen viva nuestra cultura, que se ha visto disminuida por tanta restricción que hay para salir a navegar libremente», comenta la constituyente kawésqar Margarita Vargas.
Por su parte, el biólogo marino Claudio Carocca advierte que este proyecto «está basado en modelación matemática y levantamiento de información, que están lejos de representar a los procesos naturales que se desenvuelven en ese sitio desde hace milenios».
«Es necesario recordar que hace aproximadamente 10 mil años el hielo comenzó a replegarse hasta lo que conocemos hoy como los Campos de Hielo y a otros cuerpos glaciares remanentes en sectores montañosos en la Región de Magallanes. Desde ese entonces, formaciones geográficas como el canal Kirke han funcionando perfectamente como un regulador natural de mareas, nutrientes, salinidad, dispersión de larvas y como un ecosistema único en sí mismo. ¿De qué otra manera se podría explicar, entonces, que existan diferencias considerables entre el mar interior de Última Esperanza y los canales y fiordos que están desde el Kirke al océano Pacífico?», cuestiona.
Visión «obsoleta»
La angostura Kirke se ubica a unos 50 kilómetros al suroeste de Puerto Natales. Su estrechez y las corrientes marinas son la principal dificultad para el paso de las naves, tanto cruceros –claves para la industria turística, que genera el 12% del PIB de la región– como también las embarcaciones de las salmoneras.
«El ensanche del canal Kirke representa una visión obsoleta de desarrollo basada en la destrucción de la naturaleza para generar crecimiento económico insostenible. Dada la crisis ambiental global, el mundo necesita lugares salvajes o poco intervenidos, como los fiordos y canales de la Patagonia. En ellos está la verdadera riqueza de un país. Hoy tiene mucho más valor ambiental, económico y cultural conservar la Patagonia que permitir su destrucción para sacar una renta por algunos años», apunta el abogado Alex Muñoz, director para América Latina del proyecto Pristine Seas de National Geographic Society.
El proyecto es una antigua iniciativa de Magallanes, cuando los incentivos estaban puestos en el desarrollo económico de la región y no el cuidado del medio ambiente. En efecto, la Ley 19.606 –también conocida como Ley Austral– desde 1999 que contemplaba la destrucción de rocas continentales para la apertura del canal Kirke. La iniciativa, además, formó parte del Plan Especial de Zonas Extremas de Magallanes PEDZE, bajo el Gobierno de Michele Bachelet.
El polémico proyecto de infraestructura actualmente es impulsado desde el Gobierno Regional, encabezado por Jorge Flies, independiente pro PR. Específicamente, el canal Kirke se ubica en la comuna de Puerto Natales, cuyo alcalde hasta hace poco era Fernando Paredes (UDI), donde asumió recientemente la socialista Antonieta Oyarzo, quien se presentó como independiente, tras obtener un 60% de los votos y derrotar a Ana Mayorga (UDI).
Parque Torres del Paine colapsado
Si bien una de las razones recurrentes para justificar la realización del ensanche del canal, por parte de sus promotores, ha estado conectada a dotar de mayor seguridad al tránsito de naves por este, en especial las de mayor calado, esto no fue considerado en la evaluación ambiental del proyecto, según alerta la constituyente Elisa Giustinianovich, doctora en Ingeniería Química e investigadora en la Universidad de Magallanes.
«Entonces, dada la lógica extractivista en la cual nos encontramos, considerando el carácter de la participación ciudadana previa realizada por el GORE no vinculante, y el negarse a reconocer la afectación al pueblo kawésqar, hace patente que el beneficio es para el sector empresarial y las autoridades que propiciaron este proyecto –en términos de réditos políticos–, teniendo una visión muy cortoplacista de lo que implica intervenir un lugar como este», advierte.
«Por otra parte, una eventual justificación con fines turísticos no se condice con la saturación del Parque Torres del Paine, por ejemplo, que ya ha tenido que tomar medidas respecto al aforo de turistas por la imposibilidad de gestionar los residuos orgánicos. Por lo que la promoción como destino turístico no va por aumentar la cantidad de visitantes, sino más bien por innovar bajo el principio de la sostenibilidad ambiental», remata.
Acusación
Para la Sociedad Civil por la Acción Climática (SCAC), el objetivo de la iniciativa es claro: «El proyecto tiene como fin facilitar la operación de la industria salmonera en la región, utilizando como excusa potenciar el sector turístico».
«Durante la crisis de Chiloé, la industria salmonera ha puesto sus ojos en la Región de Magallanes, solicitando concesiones acuícolas, comprando derechos de agua y cambiando usos de borde costero del sector turístico al industrial, utilizando así como maquillaje al turismo y la necesidad de abastecer a la región», puntualiza la SCAC.
«Paralelamente, han solicitado a los diferentes gobiernos de turno instrumentos de fomento y facilidades para operar y posicionarse a través de las leyes de excepción (Ley Navarino) e instrumentos de fomento del Estado, como, por ejemplo, Corfo».
Todo lo anterior –según la SCAC–, ha permitido que esta industria siga posicionándose en los diferentes territorios de la región, «sin considerar las vocaciones de uso de cada uno de ellos y el estado de conservación y funciones ecosistémicas que ocurren en y entre los hábitats y especies presentes».
El proyecto
El canal Kirke es la única vía marítima para acceder a Puerto Natales, que es Zona de Interés Turístico Torres del Paine (ZOIT) y parte también de la Zona de Transición de la Reserva de la Biosfera Torres del Paine.
El proyecto ingresó al Servicio de Evaluación Ambiental el 19 de diciembre del año 2017 y obtuvo su resolución de calificación ambiental el 9 de julio de 2021.
En la descripción y objetivos del proyecto, se detalla que se pretende «ejecutar obras de ensanche que permitan la navegación en condiciones de seguridad de naves que requieran pasar por el canal Kirke, actual ruta de navegación hacia Puerto Natales, considerando a la fecha el pase de embarcaciones de poco más de 100 metros».
Asimismo, se considera la intervención de 90.493 metros cúbicos (m3) de roca, lo que representa una superficie de 14.162 metros cuadrados de obras sumergidas y de 553 metros cuadrados de obras terrestres.
«El material proveniente de estas actividades será vertido en el mismo canal a 1,1 kilómetros de Punta Restinga y a 115 metros de profundidad», prosigue.
Según la Comisión de Evaluación del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), las áreas de Punta Restinga e Isla Merino son las únicas en las cuales la extracción de roca modificaría la línea de costa debido a las obras. En el resto del proyecto, las obras consisten en dragado.
«Para fracturar la roca durante las obras se consideran dos métodos: método mecánico mediante la utilización de un vibro ripper y eventualmente la fractura mediante la utilización de Plasma NCR en la zona designada de Isla Merino».
La iniciativa también contempla la tala de bosque nativo en 0,04 hectáreas compuestas por coigües, canelos y tepú en el sector de Punta Restinga.
Lugar sagrado kawésqar
El paso Kirke además se encuentra emplazado en dos áreas protegidas del Estado: el Parque y Reserva Nacional Kawésqar y en el ECMPO (Espacio Costero Marino de Pueblos Originarios), Península Muñoz Gamero, Comunidad Kawésqar Aswal La Jep.
«A pesar de ello, el proceso de consulta indígena formal y pertinente al territorio donde se hará el impacto, no fue llevado a cabo. Las comunidades indígenas que históricamente han desarrollado sus prácticas consuetudinarias dentro de la ciudad de Puerto Natales y Punta Arenas no fueron consideradas en la consulta indígena, y solo se consideró a una comunidad ubicada en Puerto Edén, que está a más de 300 km del Paso Kirke», denuncia la SCAC.
Es decir, no hubo una consulta transversal a todas las comunidades Kawésqar, como lo establece el Convenio 169 de la OIT.
«Por otro lado, la participación de comunidades kawésqar en los talleres realizados por la consultora del proyecto, hechas a viva voz, no fueron consideradas».
La constituyente Margarita Vargas considera que en este proyecto se está privilegiando «el poder económico, la riqueza, antes que el daño al ser humano, a la biodiversidad, a la fauna, a la flora».
«Van a tener que migrar muchos de ahí, y eso genera un tremendo daño ecológico también. ¿Por qué no adaptar la producción al entorno?», se pregunta.
Vargas agrega que el Gobierno y el Estado tienen mucha responsabilidad al crear esta situación. Esto, al decidir que «basta con que haya una persona, una comunidad, que se haya pronunciado, para validar el proceso, y eso no es correcto. Acá no se hizo una consulta al pueblo como corresponde. Se pasaron a llevar derechos consagrados ante organismos internacionales», recalca.
Leticia Caro, dirigente de la comunidad kawésqar, grupos Familiares Nómades del Mar, expresa que para su pueblo el lugar de intervención es «sagrado», «una morada de espíritus», y añade que además existen antiguas leyendas que señalan que ha evitado la subida de la marea en canales interiores.
Asimismo, destaca que allí se crían distintas especies de peces, lobos marinos, coipos y delfines, «todas especies con algún grado de protección», y que antiguamente era un paso de ballenas.
«Este año, hace dos meses, pasó una ballena jorobada con su cría. Lo otro curioso es que las orcas nadan hasta la entrada del Kirke, pero no pasan al otro lado, por eso es una barrera natural para los delfines, que están al otro lado».
«Tomando en cuenta todas sus particularidades, no debiera ensancharse el Kirke, porque lo único que se pretende es que pasen barcos de mayor envergadura que claramente van a beneficiar a la industria salmonera», remata. «Están construyendo una planta en la bahía de Puerto Natales».
Planta china
Actualmente, la empresa Australis Seafoods, de propiedad de Joyvio Group Ltda., subsidiaria de la transnacional China Legend Holding Co./Lenovo, lleva a cabo su proyecto “Planta Procesadora de Recursos Hidrobiológicos Puerto Dumestre, Canal Señoret, Puerto Natales”, al que se han opuesto los vecinos de la zona.
Esta nueva megafactoría supone una inversión de 70 millones de dólares, ocupará un área de siete hectáreas y considera la infraestructura necesaria para el procesamiento de 71.280 toneladas anuales de materia prima, las cuales serán envasadas y despachadas hacia Estados Unidos, Japón y Federación Rusa, entre otros mercados.
Diariamente dos barcos transportarán esta materia prima desde los centros de cultivo, principalmente los de la Región de Magallanes, hasta la planta.
Caro resalta que el proyecto depende del gobierno regional (GORE), «y es el GORE el que ha omitido a las comunidades como afectación directa o significativa, igual que el SEA (Servicio de Evaluación Ambiental), pero sí lo hay, porque nosotros transitamos por ahí».
Evaluación científica
El biólogo marino Mathias Hüne es director científico del Centro de Investigación para la Conservación de los Ecosistemas Australes (ICEA).
En su opinión, a modo general, se debería considerar no solo el impacto desde el paso Kirke hacia el este (entrada de agua salada hacia el golfo Montt), sino también el impacto local por la salida de agua dulce hacia el oeste.
«Hay que tener en cuenta que las características oceanográficas de la costa sur de la Patagonia chilena están fuertemente influenciadas por el agua dulce proveniente de pequeños ríos, glaciares, y dos ríos principales: Baker al norte y Serrano al sur. El río Serrano desemboca en el fiordo Última Esperanza, que se conecta con el golfo Montt, generando ambientes costeros de baja salinidad al este del paso Kirke y una fuerte estratificación de la columna de agua con valores de salinidad que aumentan en profundidad», explica.
Recientemente, en una expedición de National Geographic Pristine Seas, Hüne pudo caracterizar la comunidades bentónicas costeras de ambos lados del paso Kirke, encontrando importantes diferencias en su composición y diversidad. Los resultados se publicaron en la revista Plos One.
«Personalmente, durante esa expedición me llamó mucho la atención la alta abundancia y riqueza de especies en las costas del Canal Unión, que se encuentra a poca distancia del paso Kirke y que podría verse afectado por una disminución de la salinidad, en especial durante la época de deshielos (término del verano). En esta costa al oeste del paso Kirke, registramos extensas poblaciones de mitílidos (choritos y cholgas),que formaban verdaderos arrecifes donde habitan diversas especies de peces y otros invertebrados. Estos ‘bancos naturales’ son potenciales recursos para la pesca artesanal y podrían verse afectados por estas variaciones de salinidad», comenta.
Giustinianovich, como científica, subraya que, desde las ciencias naturales, los principales efectos que podría tener el proyecto son variaciones en las características fisicoquímicas del agua en el paso, como la temperatura el oxígeno disuelto, entre otros parámetros, y en los diversos canales, fiordos y golfos que están entrelazados, teniendo consecuencias sobre los ecosistemas y la diversidad de especies que allí se desarrollan, que tienen su hábitat, sin considerar en estas evaluaciones los efectos asociados al cambio climático, que están alterando la temperatura de los océanos, los ciclos del agua y, con ello, los ecosistemas.
Ruido submarino
Otro efecto significativo está relacionado con el aumento del ruido submarino, no solamente durante el año que duren las obras de ensanche del proyecto, sino con el aumento del uso del canal por parte de embarcaciones, incluidas la de mayor calado, efecto que no fue evaluado ambientalmente en el proyecto, y que objetivamente afectará los ecosistemas marinos, como los terrestres que están asociados, afirma.
«Al modificarse las condiciones de los ecosistemas, en un lugar con alta diversidad de especies y endemismo, esto puede cambiar de manera irreversible los ecosistemas, con un efecto significativo en nuestro patrimonio natural. Si bien, aparentemente, la intervención física que se realizará es acotada, no hay información científica suficiente para visualizar los efectos que esta generará en el ecosistema en el mediano y largo plazo, en especial en un escenario tan cambiante como el que propicia el cambio climático», dice.
Además, desde la perspectiva de las ciencias sociales, apunta a la afectación a los pueblos originarios –a su patrimonio cultural ancestral–. Preocupa, porque por un lado tiene un efecto manifiesto sobre el cumplimiento de los tratados internacionales que el Estado de Chile ha suscrito, específicamente el Convenio 169, y sin duda tiene un efecto sobre el pueblo kawésqar, originario de la región, frente «al cual el Estado de Chile ha realizado pocos esfuerzos por resarcir, en especial de las antiguas políticas genocidas sistemáticas que han incidido significativamente en la pérdida de su cultura y tradiciones».
Análisis de EIA
El documento de la SCAC destaca que el paso Kirke es parte de un sistema de fiordos y canales de gran riqueza y biodiversidad, «siendo ecosistemas frágiles y muy sensibles a los cambios».
En ese contexto, en la actual crisis climática, el Estudio de Impacto Ambiental de este proyecto «contiene una pobre caracterización de la biota del lugar, ya que no considera los impactos en la fauna marina».
Y continúa: «Por ejemplo, no evalúa correctamente el impacto por la contaminación acústica por presión sonora subacuática, y la consecuente perturbación de especies marinas por fractura mecánica y con plasma, desconociendo también que el canal es un corredor biológico de especies».
Respecto al Estudio de Impacto Ambiental del proyecto, Hüne también se muestra crítico.
«Me llama la atención el bajo número de campañas de muestreo –dos para caracterizar la columna de agua, una para el estudio de corrientes y una para las comunidades intermareales y submareales–. Para un estudio de esta magnitud se debería muestrear como mínimo en las cuatro estaciones (verano, otoño, invierno y primavera) para poder tener una variabilidad de la salinidad».
Asimismo, «si bien se consideró un perfil de salinidad de mayor profundidad (invierno 2019), debido a las observaciones realizadas al estudio, este debería haberse realizado en las cuatro estaciones o bien en las estaciones de verano/otoño, para incluir el efecto de los deshielos».
Para Hüne, además, se debería considerar el impacto sobre especies amenazadas que habitan dentro del golfo Montt, como el pez hielo (farolito, como lo llaman en Puerto Natales), el cual se encuentra en estado de conservación Vulnerable, según la UICN. Una de las pocas poblaciones de esta especie habita en las costas del golfo Montt.
«En resumen, creo que se debería evaluar y monitorear el impacto local sobre las comunidades bentónicas al oeste del paso Kirke, debido a la potencial disminución de la salinidad, considerando una caracterización estacional. Esto mismo se debería realizar al este del paso Kirke e incluir el potencial impacto sobre especies amenazadas, como es el caso del pez hielo, teniendo en cuenta un estudio estacional del ictioplancton. Toda esta información podría ayudar a tener una visión más clara de los impactos asociados al proyecto», señala.
Asimismo, para la SCAC, la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) del proyecto «propone una reforestación en un lugar de condiciones climáticas muy particulares, donde no hay estudios de reforestaciones que se hayan hecho antes. Por ende, no hay un estudio preciso de que la reforestación pudiera ser exitosa, lo que no asegura la recuperación del sector».
«Adicionalmente, el estudio no consideró que las acciones de drenaje involucran y afectan a una mayor escala, dado que están insertas en las funciones y servicios ecosistémicos de una cuenca más grande, considerando su cercanía con la Reserva de la Biósfera Torres del Paine en su zona de transición», sostiene.
¿Proyecto ilegal?
Son cuestionamientos con los que coincide el director para América Latina del proyecto Pristine Seas de National Geographic Society.
«Si Chile quiere seriamente ser un país respetuoso con la naturaleza y con los pueblos originarios, el proyecto de ensanche del canal Kirke debe ser cancelado. No podemos crear áreas protegidas para después permitir que se hagan todo tipo de actividades destructivas en su interior», afirma Alex Muñoz.
«Además, el Kirke está en un parque nacional y una reserva nacional. El proyecto de ensanche me parece ilegal, ya que se presentó un Estudio de Impacto Ambiental muy insuficiente, que no permite evaluar el impacto en una zona muy sensible. También es indispensable reconstruir la relación con los pueblos originarios y eso pasa por cumplir nuestras obligaciones internacionales, como hacer una consulta indígena cuando se afecta su territorio, lo que no se cumplió con el pueblo Kawésqar», recalca.
En su opinión, el proyecto está pensado básicamente para beneficiar al turismo de grandes cruceros y el negocio portuario de pasajeros.
«Los turistas llegan a Magallanes principalmente a ver la naturaleza no intervenida, lejos de los centros urbanos. Entre más obras de gran escala, aumento del tráfico marítimo de enormes embarcaciones y más estructuras invasivas como las salmoneras, es indudable que se afectará el prestigio de este destino que atrae a viajeros de todo el mundo. Por otra parte, parques nacionales como Torres del Paine ya estaban saturados antes de la pandemia. Ya no caben más turistas, que ya llegan sin problemas por avión y carreteras. Si no invertimos en una mejor administración de los parques nacionales, su deterioro es inminente. No se necesita más sino mejor turismo, que se base en el respeto por la naturaleza. De lo contrario, Magallanes pasará de ser un lugar único a uno degradado más, como hay miles en el mundo», señala.
El silencio de las autoridades y las salmoneras
Este medio intentó obtener la opinión del Gobierno Regional, la alcaldía de Puerto Natales y la Asociación de Salmonicultores de Magallanes. Sin embargo, ninguno de ellos quiso manifestarse ante las consultas de El Mostrador. Anteriormente, el Gobierno Regional indicó que las intervenciones “no afectarán significativamente” los objetos de conservación.
La Asociación, además de la citada Australis Seafoods, incluye a Blumar (familias Santa Cruz, Yaconi y Sarquis), Aqua Chile (Agrosuper), Cermaq (Mitsubishi) y Multiexport Foods (Mitsui), todos actores claves de la industria.
La única en responder fue la Empresa Portuaria Austral (EPA), una compañía pública que podría beneficiarse del proyecto a partir de una mayor recaudación, a realizarse de aumentar el tráfico marítimo si efectivamente se materializa el ensanche del canal Kirke.
Al respecto, el gerente general de la Empresa Portuaria Austral, Rodrigo Pommiez Aravena, expresó que «como parte de la comunidad magallánica, estamos observando cómo evoluciona el proyecto y esperamos que su avance considere el cumplimiento de todos los requerimientos necesarios para que sea sostenible en sentido amplio. Ahora bien, como actores de la industria marítimo portuaria, vemos con interés toda medida que aporte a la seguridad del tránsito marítimo por la compleja zona de los canales patagónicos, en particular por este punto, en el que han ocurrido diversos incidentes en los últimos años».
La constituyente Margarita Vargas espera que la nueva Constitución cree herramientas eficaces, mecanismos de control y exija a los organismos de vigilancia un trabajo junto a las comunidades indígenas, «para poder salvaguardar nuestro patrimonio, la biodiversidad y el patrimonio inmaterial que existe ahí, heredado de nuestros ancestros».
«No recuerdo a mis mayores como depredadores de la naturaleza. A todo se sacaba el máximo provecho para sobrevivir –para protegernos del frío se usaba el cuero de lobo, la carne de lobo era para alimentarse, el aceite era medicinal–, pero todo se hacía de manera racional. Las familias completas participaban de este proceso de recolección de mariscos, de pesca, de caza, siempre en forma mancomunada, unida, organizada, hasta las mascotas participaban de este proceso, siempre con respeto. Entonces, lo que han hecho es interrumpir este proceso, esta cosmovisión, sin tomar en consideración nuestra opinión, nuestros deseos, nuestros sueños, y siguen vulnerando nuestros derechos», concluye.
Fuente:www.elmostrador.cl