Carolina Chiara abrazó una carrera científica para dedicarse al cuidado de los animales. Hoy, participa de un innovador proyecto de recuperación de la fauna silvestre en la Patagonia.
Durante muchos años, la ciencia veterinaria se caracterizó por ser una profesión casi exclusiva de hombres. Esa tendencia se revirtió en todo el mundo y hoy la matrícula femenina representa un mayor porcentaje en la mayoría de las facultades.
Hoy, en el marco del Día de la Mujer, la ONU declara que “potenciar la igualdad de género en el contexto de la crisis climática y la reducción del riesgo de desastres” es uno de los mayores desafíos mundiales del siglo XXI. Un perfil que encarna Carolina Chiara. Oriunda de San Fernando, Buenos Aires se recibió como médica veterinaria en la UBA, en 2018 y a partir de 2019 empezó a trabajar con fauna silvestre.
La inquietud por la profesión afloraba ya desde la infancia. “Toda la vida, desde chica estuve rodeada de animales. Más allá de lo que me gustan, me interesaba mucho todo lo relacionado con la parte clínica, las enfermedades, la cura, el tratamiento”, explica Carolina y se ríe al recordar “de chiquita, animalito que encontraba en la calle me lo llevaba a mi casa para cuidarlo. Ahí empecé a tomarle el gusto a la parte más clínica”.
Hace tres años comenzó a trabajar en el innovador proyecto de recuperación de la fauna silvestre en Parque Patagonia. “A través de una colega, que trabaja con Fundación Rewilding Argentina (FRA) en Iberá, empecé a trabajar con ellos pero en Santa Cruz”. Para la joven profesional fue descubrir “un mundo mucho más lindo de la veterinaria: además de trabajar con animales, sos parte de algo tan importante como es ayudar en la conservación de la fauna autóctona”, cuenta Chiara.
El trabajo en Parque Patagonia
En el noroeste santacruceño se desarrolla desde 2019 un ambicioso proyecto mediante el que se espera profundizar los conocimientos sobre la ecología del puma y otras especies en paisajes compartidos con el hombre. Carolina se suma periódicamente a campañas específicas que duran cerca de un mes. Su rol es fundamental cuando de colocar collares de GPS satelitales se trata.
El primer trabajo de Carolina en Parque Patagonia fue con guanacos y pumas. Reconoce que su preferido es el puma: “Es muy imponente, respetuoso, importante para el ecosistema porque es el único predador tope y a través de él se alimentan muchos animales. Merece mucha más protección de la que tiene. Trabajamos para conocerlo más en profundidad y así elaborar estrategias que disminuyan el conflicto con otras actividades”.
El equipo de Fundación Rewilding Argentina trabaja utilizando tecnología de avanzada, incluyendo el monitoreo de pumas con radio collares con geoposicionadores y conexión satelital.
“Mi trabajo específico cuando capturamos cualquier animal, es encargarme del monitoreo anestésico del mismo. Esto es, calcular la dosis según el peso y mantenerlo en un plano anestésico seguro, monitorear su frecuencia cardíaca, la saturación de oxígeno, la temperatura y tomar muestras orgánicas de sangre, de pelo y bigotes para investigar un poco más sobre el animal”, resalta la veterinaria.
Si algo conmueve a Carolina “es la oportunidad de aportar mis conocimientos para ayudar a conservar a la especie más emblemática en Santa Cruz. Siento que aporto mucho para ayudar a esa especie que tiene un rol ecológico tan importante. La pieza clave es difundir. Desmitificar a la especie y conseguir que el mismo pueblo conozca y proteja a su fauna”.
Si bien en el trabajo con fauna silvestre los equipos de trabajo se desarrollan sin diferencias y “el trato es de igual a igual con los pares seas hombre o mujer”, aunque reconoce que muchas de sus colegas mujeres aún no encuentran un lugar en la veterinaria de grandes animales.
“Aunque sigue habiendo cierto recelo en esos ámbitos”, Carolina no duda en recomendar a las mujeres que se inclinan por la ciencia, que “no se den por vencidas y que sigamos trabajando para romper las barreras que aún existen. Que sean fieles a sus ideales porque se puede lograr”.