Te contamos el tremendo trabajo que desplegaron sus creadores para llevar el monstruo desde Neuquén hasta Moquehue cuando Argentina jugó la final.
Por Guadalupe Maqueda maquedag@lmneuquen.com.ar
No era un día más, jugaba Argentina la final y tenían que trasladar una escultura que pesa alrededor de 400 kilos, desde Neuquén capital hasta Moquehue. Los diez artistas y colaboradores del grupo Inminente salieron el domingo con ese rumbo en tres camionetas y un auto, pero la mitad hizo una parada en Zapala para ver el partido. Los demás retomaron el viaje y festejaron el triunfo en la ruta.
El lunes, un poco más tranquilos, retomaron todos juntos la misión de descargar a la leona con alas representada en una gárgola y zambullirla en el lago Moquehue, en cercanías al centro de buceo de Sebastián Peri, el hombre que encargó el trabajo para potenciar el atractivo turístico de la zona y generar más adelante un parque temático.
El despliegue fue otra obra de ingeniería para la que se valieron de un aparejo. Así pudieron bajar la pesada escultura que mide aproximadamente 1,80 de alto. Los involucrados habían armado un dispositivo con ruedas para empujar la obra hasta las aguas del Moquehue. Esa fue la parte más sencilla, si se quiere. El problema vino después, cuando el terreno barroso cedió y una de las ruedas quedó encajada. “Ahí tuvimos nuestra primera prueba de fuego”, contaron.
Gentileza grupo Inminente
¿Cómo iban a hacer para desenterrarla con tanto peso sobre sí? Pues bien, se valieron de una lancha para hacer tracción con una precisión de cirujano. De esta manera, pudieron empujar el monstruo hasta el lago; y se vino el segundo escollo, tal vez el más importante, el que podría haberle costado la vida a alguno si no hubiesen tomado todos los recaudos.
Sucedió que la escultura dio una vuelta carnero y el gran desafío fue pararla de nuevo. Entonces, entró en acción la balsa confeccionada manualmente con los tanques de combustible reciclados que soportaron no solo el peso de la escultura, sino también la del aparejo y el grupo de personas que maniobraba para poner la gárgola en posición vertical sobre el lecho del lago. “La verdad que hicieron un trabajo fabuloso, meticulosamente planeado”, destacó Peri.
Fue lo que más tiempo les llevó. “Implementamos un laburo con sogas muy intenso de tres a cuatro horas hasta que pudimos darla vuelta”, relataron los autores. Luego de eso, fue sumergirse y disfrutarla bajo el agua, con toda la mística de nadar como aficionados a la apnea.
“Los chicos fueron impecables. Armaron una balsa con un aparejo en el medio que permitió acomodarla. Súper profesionales”, relató Peri.
La apnea, buceo a pulmón o buceo libre no precisa justamente de botellas de oxígeno. Es un deporte de extremo que lo realizan mediante la suspensión voluntaria de la respiración dentro del agua. Se pueden recorrer largas distancias o descender hasta grandes profundidades. En el caso de estos chicos, lo practican con mucho dinamismo. Entran y salen varias veces del agua y sólo se valen de máscaras y aletas.
Gentileza grupo Inminente
Reconocieron que tienen un vínculo muy fuerte con Neuquén y el agua, seguramente por su proximidad con el río Limay. De ahí nace un poco esta pasión de sumergirse y encontrar otros atractivos. Además, algunos de ellos tienen una marcada inclinación por el arte. Desde ese lugar confesaron que les “gusta intervenir en el hábitat” que frecuentan.
También practican y entrenan apnea en otro deporte que se llama hockey subacuático, donde el ambiente adecuado para realizarlo es una pileta de natación por cuanto necesitan de una superficie lisa y uniforme para pasarse el tejo.
Es así que combinan arte, deporte extremo y naturaleza. Cada uno aporta algo de lo que sabe: arquitectura, diseño, ingeniería, expresión artística, fotografía y video, entre otras cosas. Sobre todo aportan y coordinan esfuerzos para sumar y potenciar sus habilidades en equipo. Después de todo son amigos, y ahí reside su mayor fortaleza.
Una obra monstruosa
La escultura es una gárgola con forma de leona, a la que le nacen dos enormes alas a sus costados. Mide 1,80 metros de alto y está sumergida a una profundidad de 5 metros. Los dientes y uñas fueron adornados con piedras del Limay y tiene la particularidad de estar mirando hacia arriba.
“Quedó parada finamente y mirando hacia el oeste. Es increíble como se ve. El sol le pega en la cara, es una belleza. Vas en canoa está mirando, como si fuese un monstruo que vuela”, describió Peri, el hombre de Moquehue que la pensó para hacer buceo en el lago. “Es un bicho enorme. La ves y es imponente”, acotaron desde el grupo Inminente.
Se indicó también ya que se presentaron todos los permisos para hacerlo, y se informó al Municipio y a Medio Ambiente. “No fue nada clandestino”, aclaró Peri.
Fuente: www.lmneuquen.com