Un curioso fenómeno invade las playas al noreste de Chubut y los científicos no le encuentra razón de ser. Hasta hace tres años, había cientos de estos “mejillines”, pero ahora quedan cada vez menos. Las tres explicaciones posibles a lo que está sucediendo

Cada vez mueren más “mejillines” en el Golfo Nuevo. Foto: Maria Marta Méndez

Hace tres veranos que los mejillines en el Golfo Nuevo se están muriendo y no hay manera de encontrarle explicación. Este fenómeno inquietante se suma a otros casos como la marea roja y el calentamiento del agua.

María Méndez, bióloga e investigadora del Conicet, explicó por Cadena Tiempo que la desaparición de estos denominados “mejillines” es una señal inequívoca de que “algo está pasando” en el Golfo Nuevo, ya que esto no se replica fuera de esta zona.

“Hay diez puntos dentro del Golfo en los que cada vez cuesta más encontrarlos”, apuntó la investigadora que la muerte de estos organismos no es normal y podría deberse a un conjunto de fenómenos que impactaron en el ambiente.

Es común que la gente pise estos mejillines cuando camina en las playas sin tomar consciencia de que son importantes para el medio ambiente.

Méndez comentó que lo primero que pensaron fue que la desaparición precoz es consencuencia de las pisadas humanas, pero después comprobaron que en las zonas desplobladas también había bajando la presencia de estos organismos.

Otra de las hipótesis, según la científica, está vinculada con la llegada del cangrejo verde, una especie eruopea, que hace veinte años que se afincó en suelo patagónico y se esparció a las costas de Río Negro. Lo curioso de esta especie es que entró hace dos décadas en Comodoro Rivadavia.

Méndez explicó que estos cangrejos, que encontraron su lugar en el Golfo Nuevo, se alimentan de mejilllines, aunque así y todo no termina de convencer que estos organismos desaparezcan por su presencia únicamente.”Pensamos que la alta abundancia de estos podría tener relación, aunque tendría que haber mucho más cangrejos”, sostuvo.

La tercera teoría, más agarrada de los pelos, remonta a la presencia de algas que datan de 200 años y no se conoce cómo llegaron. No descartó la especialista que pueda tratarse de un “alga invasora”.

“Las algas están muy poco estudiandas, no se sabe cuándo estuvieron, como carecemos de registros anteriores no podemos decir si son invasoras”, cerró Méndez abriendo el enigma.

Fuente: www.diariojornada.com.ar