Hace pocas semanas se realizó el retiro de 10 cámaras trampa instaladas durante 4 meses en Cochamó. El hallazgo más importante fue el registro de un individuo de Vizcacha de la Patagonia, roedor del que se tienen pocos registros en Chile.
La Vizcacha de la Patagonia o Chinchillón Anaranjado (Lagidium wolffsoni) se encuentra en categoría de conservación «Vulnerable (VU)» según la legislación chilena y para la UICN su estado de conservación es de «Datos Insuficientes (DD)».
Fernando Novoa, médico veterinario especialista en fauna silvestre e investigador del Centro Internacional Cabo de Hornos (CHIC) se refirió a que: “Los lugares que habita esta especie hacen difícil su avistamiento y el hallazgo toma especial relevancia para sumar datos de su distribución geográfica, además de conocer nuevas poblaciones. Existen varias amenazas que afectan a esta especie, como la fragmentación y pérdida de hábitat, presencia de especies invasoras, entre otras. Uno de los objetivos de este estudio es poder tener los antecedentes para tomar medidas que mitiguen estas amenazas”.
Este roedor nativo se caracteriza por sus orejas grandes y cola tupida, su pelaje es denso y varía entre los colores café y gris. Sus extremidades traseras son especialmente robustas y están adaptadas para saltar y trepar con facilidad en terrenos rocosos. Se alimenta principalmente de pastos y hierbas, pero también consume corteza y brotes de arbustos en caso de escasez de alimento.
Hace algún tiempo atrás, esta especie había sido reportada oficialmente en tres regiones del país: Parque Nacional Puyehue y Huinay (Región de Los Lagos), Cochrane (Región de Aysén) y en la provincia de Última Esperanza (Región de Magallanes).
Esta vez, el hallazgo fue en el cordón montañoso de la comuna de Cochamó (Región de Los Lagos), gracias al programa de monitoreo de fauna nativa que lleva adelante desde el año 2019 la ONG Puelo Patagonia, con el objetivo de aportar datos a las estrategias de conservación de especies nativas presentes en las cuencas de los ríos Cochamó y Puelo.
La importancia del monitoreo de la Vizcacha de la Patagonia, radica en su papel como indicador biológico de los ecosistemas en los que habita. Este roedor, como especie herbívora, desempeña un papel clave en la dispersión de semillas, y en la composición de la vegetación de su hábitat, encontrarla en un grado mayor de distribución es una buena noticia, ya que muestra un equilibrio ecológico entre diferentes regiones de la Patagonia.
Durante el monitoreo, las cámaras trampa estuvieron activas por 133 días, entre los meses de diciembre del 2022 y abril del 2023. La instalación buscaba abarcar una posible ruta de 21 km de largo, con el objetivo de identificar corredores biológicos. Para medir la presencia de fauna nativa, además de las cámaras trampa se utilizó la metodología de muestreo por signos indirectos, que consiste en la búsqueda de señales de la presencia de especies, tales como huellas, fecas y esqueletos.
A lo largo de esta etapa de investigación, se registraron 57 especies, identificando 50 nativas y 7 exóticas. Se destacó la presencia de especies de los bosques templados y costeros sudamericanos de Argentina y Chile, como el Pudú (Pudu pudu), Aguilucho de Cola Rojiza (Buteo albigula), Zorro Culpeo adulto y un cachorro (Lycalopex culpaeus), Canquenes (Chloephaga poliocephala), Carpintero Negro (Campephilus magellanicus), Martín Pescador (Megaceryle torquata), Pato Cortacorrientes (Meganetta armata), y Cóndor (Vulthur gryphus), entre algunas otras.
“El registro de las 7 especies exóticas en el área de estudio, muestra un número alto si se piensa que la zona estudiada es un área relativamente aislada. Es fundamental realizar una evaluación detallada de las especies detectadas, su comportamiento, capacidad de reproducción, distribución y su potencial impacto en las especies nativas y los ecosistemas” agregó Novoa.
Por ejemplo, la presencia de especies exóticas como el Ciervo Rojo (Cervus elaphus) y Jabalí (Sus scrofa), estaría provocando el desplazamiento del Huemul en esta zona, ya que compiten por los mismos recursos y territorio, alteran la composición y estructura de la vegetación y reducen la regeneración de especies arbóreas, afectando directamente a este ciervo andino.
“En base a esta información, se pueden desarrollar estrategias de manejo, como la eliminación selectiva, la implementación de barreras físicas o el control biológico, con el fin de mitigar los efectos de estas especies introducidas sobre las nativas”, finalizó el especialista.
Fuente: Puelo patagonia