Esta semana se registró el mayor número de contribuyentes registrados hasta el momento; los donadores llevaron cajas de semillas a la bóveda del Ártico, construida a prueba del peor escenario posible
En Noruega, la famosa bóveda global de semillas almacena más de un millón de variedades del mundo; su fin es preservar plantas y microorganismos que se utilizan para la alimentación
En Noruega, a 1,300 kilómetros del Polo Norte, se ubica la famosa bóveda del Ártico, también conocida como del fin del mundo, que almacena más de un millón de variedades de semillas de todo el planeta con la finalidad de preservar una gran variedad de plantas y microorganismos que se utilizan para la alimentación y la agricultura y así adaptar a los cultivos en un futuro incierto.
En una montaña del Ártico se salvaguardó un último recurso para preparar los cultivos ante un escenario apocalíptico. Los depósitos subterráneos de la bóveda custodian 1,074,537 variedades recibidas.
Esta semana se registró el mayor número de contribuyentes registrados hasta el momento en una sola ocasión; los donadores llevaron cajas de semillas a la entrada de la bóveda, una estructura larga y estrecha que sobresale de la cuesta cubierta de nieve.
Participaron 23 bancos de semillas, de los cuales, nueve lo hicieron por primera vez, entre ellos de Bosnia, Camerún, Indonesia, Kazajistán, Kenia, Madagascar, Nigeria y Zambia
Bóveda, a prueba de catástrofes
Las cajas contenían cultivos como: frijoles, cebada, caupí, maíz, arroz, mijo y sorgo. Con el último depósito, 111 bancos de semillas en 77 países tienen una copia de seguridad de sus plantas en Svalbard.
La bóveda del Ártico está construida a prueba del peor escenario posible a 130 metros sobre el nivel del mar. Se inauguró en 2008 como el respaldo definitivo para los bancos de genes del mundo para proteger las plantas de la guerra, las enfermedades y el cambio climático.
La tierra permanentemente congelada fungiría de nevera natural para las semillas en caso de que fallara su sistema de refrigeración y en una zona tan remota que difícilmente podría sufrir terrorismo o guerras.
La bóveda ha recibido muestras de todo el mundo y desempeñó un papel esencial entre 2015 y 2019 en la reconstrucción de las colecciones de semillas dañadas durante la guerra en Siria.
Es un ejemplo único de cooperación global para salvaguardar la biodiversidad de los cultivos.
México también ha enviado muestras de semillas de alrededor de 80 mil colecciones específicas, principalmente de maíz y trigo.
Fuente: www.nmas.com.mx