Christian Devia.-El cerdo salvaje se ha extendido por todo el país a partir de su introducción desde Europa para cotos de caza e incluso a desplazado a especies locales.
La proliferación descontrolada de jabalíes en el Parque Nacional Nahuel Huapi está generando un negativo impacto ecológico que preocupa a científicos y autoridades ambientales. Esta especie exótica invasora, originaria de Europa y Asia, se ha adaptado con éxito a diversos ecosistemas y está causando estragos en la biodiversidad del parque, así como en zonas urbanas y sectores productivos cercanos
Según explicó Sebastián Ballari, investigador adjunto del Conicet, el crecimiento poblacional de los jabalíes se debe a su elevada tasa de reproducción y su capacidad de adaptación a diferentes condiciones climáticas y geográficas. Estos mamíferos invasores, además, son cada vez más visibles en áreas urbanas debido a la reducción de su hábitat natural y a la intensificación del turismo y la urbanización.
El problema se agrava por la falta de restricciones geográficas para la especie, lo que dificulta calcular con precisión la densidad poblacional de jabalíes en el parque. A medida que la población aumenta, los animales se aventuran más durante el día en busca de alimento, causando daños en cultivos agrícolas y amenazando a especies nativas.
Uno de los rastros típicos del jabalí es el hozado, el cual consiste en el levantamiento del suelo en búsqueda de alimentos como lombrices, raíces y tubérculos. Esta actividad causa pérdidas significativas para los productores agrícolas, especialmente en regiones como La Pampa, Córdoba y Buenos Aires.
Además de los daños en cultivos, los jabalíes representan una amenaza para la fauna nativa y la producción ganadera. Su presencia puede llevar a la depredación de especies autóctonas y al contagio de enfermedades perjudiciales para el ganado y las personas.
Aunque se implementan estrategias de caza a nivel regional para controlar la población de jabalíes, como en el Parque Nacional El Palmar, estas medidas no han sido suficientes para frenar su expansión en el Parque Nacional Nahuel Huapi. La falta de un plan integral a nivel nacional dificulta abordar eficazmente esta problemática.
Se hace evidente la necesidad de desarrollar estrategias de manejo y control adaptadas a cada región afectada por la presencia de jabalíes. La experiencia en otros países, como Australia y Estados Unidos, muestra que la combinación de caza y otras modalidades de control puede ser efectiva a largo plazo.
Ante este panorama, urge la implementación de medidas más enérgicas para proteger la biodiversidad del Parque Nacional Nahuel Huapi y mitigar los daños causados por la superpoblación de jabalíes. La colaboración entre científicos, autoridades ambientales y comunidades locales será fundamental para enfrentar este desafío y preservar uno de los ecosistemas más importantes de Argentina.
En el caso de Chubut, el jabalí ha comenzado a bajar desde el norte en los últimos años, y su presencia ya fue detectada incluso en Península Valdés. Los especialistas temen además que comiencen a interactuar en las colonias de aves marinas y terrestres patagónicas, como los pingüinos, buscando nidos y huevos.
Desde el gobierno provincial, a través de la Dirección de Fauna, se habilita la caza sin límite de la especie, como una forma de mitigar el impacto negativo que puede ocasionar.
La expansión territorial del jabalí abarca a gran parte de país, incluso con registros de presencia de los cerdos salvajes en zonas urbanas, por ejemplo el Parque Pereira Iraola de La Plata.
Fuente: lu17.com