MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

El oleoducto Vaca Muerta Sur, un proyecto estratégico en ejecución

Viedma, Rio Negro, 25 de junio de 2024. ¿Qué significa para Río Negro la ejecución del oleoducto Vaca Muerta Sur? ¿Cómo impactará esta obra en la economía local, el empleo y el posicionamiento de la provincia en el mapa energético nacional e internacional? Esta nota lo analiza en profundidad, desde los anuncios oficiales hasta las implicancias técnicas, económicas y ambientales.

En un contexto de transformaciones energéticas a nivel nacional, la provincia de Río Negro se posiciona como protagonista con la ejecución del oleoducto Vaca Muerta Sur. Este megaproyecto, que ya está en marcha, fue el tema central de una reciente reunión encabezada por el gobernador Alberto Weretilneck en la ciudad de Sierra Grande. Lo acompañaron su gabinete completo, autoridades locales y representantes de la empresa YPF, encargada de la construcción del ducto.

Traza del oleoducto Vaca Muerta Sur

Andrea Confini, secretaria de Energía y Ambiente, lideró el repaso técnico y político de los avances. «El oleoducto Vaca Muerta Sur no es un proyecto, es una realidad en plena ejecución», declaró, subrayando que la obra ya ha comenzado en su tramo inicial. Este tipo de afirmaciones no sólo reafirman el compromiso político con la infraestructura, sino que responden a una creciente demanda de información por parte de la ciudadanía y de los mercados energéticos globales.

El oleoducto Vaca Muerta Sur está diseñado para transportar crudo desde la formación neuquina hasta la costa atlántica rionegrina. La primera etapa, que ya está en ejecución, une la localidad de Añelo (en Neuquén) con Allen (en Río Negro). La segunda fase contempla su extensión desde Allen hasta Sierra Grande, donde se construirá una planta de almacenamiento y una boya de carga en aguas profundas del Atlántico Sur.

Este diseño permitirá optimizar la logística del petróleo no convencional, reduciendo la dependencia de los puertos del Atlántico bonaerense. Además, se planea un puerto exclusivo para esta operación en Punta Colorada, lo que marca un antes y un después en la infraestructura energética patagónica.

Según estimaciones de la Secretaría de Energía y Ambiente, la obra generará más de 2.000 empleos entre puestos directos e indirectos, lo cual representa una enorme oportunidad para las comunidades locales. Confini hizo énfasis en la necesidad de capacitar y preparar a las empresas regionales para que puedan participar como proveedoras de servicios, insumos y logística.

Esto pone sobre la mesa un desafío clave: articular políticas públicas de desarrollo productivo local con los requerimientos técnicos de una obra de escala internacional. En este sentido, la creación de programas de formación y la articulación con cámaras empresariales será determinante para asegurar que el crecimiento sea también inclusivo y sostenible.

Uno de los objetivos de mediano plazo del gobierno rionegrino es garantizar que las PYMEs regionales puedan insertarse en la cadena de valor del proyecto. Esto incluye rubros tan diversos como construcción, transporte, catering, servicios técnicos, hotelería y más.

La posibilidad de que empresas locales accedan a contratos con YPF y otras firmas involucradas en la obra representa un cambio de paradigma para la economía provincial. Para ello, se prevé el fortalecimiento del Registro Provincial de Proveedores y la creación de instancias de capacitación técnica en coordinación con universidades y centros de formación profesional.

Si bien no fue el foco principal de la reunión, Confini también hizo referencia a la posibilidad concreta de instalar una planta de GNL (Gas Natural Licuado) en Punta Colorada. En este sentido, destacó las ventajas competitivas que ofrece la zona frente a otros candidatos como Bahía Blanca. Entre los principales beneficios se mencionan la ausencia de necesidad de dragado y la existencia de una plataforma portuaria natural, lo que reduce significativamente los costos de operación y construcción.

Esto permitiría a Río Negro consolidarse como nodo exportador de energía, generando divisas, empleo y transferencia de tecnología, al tiempo que diversifica su matriz productiva.

El desarrollo de infraestructura como el oleoducto Vaca Muerta Sur y la eventual planta de GNL deben leerse también en clave geopolítica. En un mundo que transita hacia nuevas matrices energéticas, la posibilidad de exportar crudo y gas a mercados internacionales se vuelve un elemento estratégico.

Leer más: Río Negro refuerza el control ambiental del oleoducto Vaca Muerta Sur

Río Negro se inserta así en un contexto de reconfiguración de las rutas energéticas globales, y el puerto de Punta Colorada podría convertirse en una terminal clave para abastecer a Europa, Asia y América del Norte, especialmente en tiempos donde la seguridad energética es una prioridad mundial.

Consideraciones Ambientales: Desafíos y Responsabilidades

Toda obra de esta magnitud implica también desafíos ambientales. Desde la Secretaría de Energía y Ambiente se ha manifestado la intención de cumplir estrictamente con la legislación vigente y los estándares de impacto ambiental. Esto incluye estudios de impacto, planes de mitigación, control de emisiones y gestión de residuos durante la construcción y operación del oleoducto y la planta.

El involucramiento de actores locales, ONGs y universidades será esencial para asegurar transparencia y gobernanza ambiental. Asimismo, se prevé que el proceso de evaluación ambiental sea participativo y tenga instancias de consulta pública.

El arribo de trabajadores y empresas implicará un crecimiento poblacional transitorio en zonas como Sierra Grande. Esto demanda una planificación anticipada en materia de vivienda, salud, educación, transporte y servicios públicos.

El municipio y el gobierno provincial ya analizan estrategias para adaptar la infraestructura urbana, evitando colapsos en los servicios y favoreciendo una integración armónica de los nuevos actores económicos en el entramado social existente.

El éxito del proyecto no dependerá únicamente de la ejecución técnica del oleoducto, sino de la capacidad del Estado para articular actores públicos y privados. La participación de empresas estatales como YPF, junto a gobiernos locales y provinciales, es fundamental para establecer reglas claras y equitativas.

Asimismo, se ha planteado la necesidad de crear mesas de diálogo permanentes con representantes de la sociedad civil, trabajadores, comunidades indígenas y sectores productivos, a fin de asegurar un desarrollo que respete los derechos sociales y ambientales.

Uno de los pilares de la gobernanza del proyecto será la transparencia en el acceso a la información. Las autoridades provinciales han señalado la importancia de brindar actualizaciones constantes sobre los avances, cronogramas, licitaciones y evaluaciones de impacto.

A tal fin, se plantea el fortalecimiento de canales de comunicación oficiales y la generación de reportes periódicos, accesibles a toda la población, para evitar rumores, conflictos o expectativas mal gestionadas.

El oleoducto Vaca Muerta Sur es mucho más que una obra de infraestructura. Representa un cambio estructural en el rol de Río Negro dentro del sistema energético argentino e internacional. Aporta inversión, empleo, desarrollo territorial y posicionamiento estratégico. Pero también plantea desafíos ambientales, sociales y de planificación que exigen responsabilidad y participación activa de toda la sociedad.

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