Neuquén, 25 de noviembre de 2024 – En el barrio Melipal, una esquina que una vez fue un basural lleno de escombros se ha transformado en un pulmón verde y un referente de agricultura agroecológica. Hace 20 años, el lugar era un terreno abandonado, pero hoy alberga una próspera huerta que produce una amplia variedad de hortalizas, flores, hierbas aromáticas y frutales. Este espacio es conocido como la Huerta Agroecológica Ariel Zabert, en honor al ingeniero agrónomo y referente del Programa de Desarrollo Agroalimentario (PRODA) de la Provincia de Neuquén, quien impulsó la creación del proyecto.
La huerta se ha convertido en mucho más que un simple espacio de producción; es un lugar de encuentro y aprendizaje para los vecinos del barrio. En los festejos por su aniversario número 20, las huerteras compartieron sus historias y logros, reflexionando sobre cómo este espacio ha transformado sus vidas y la comunidad.
El renacer de un espacio abandonado
Cuando los primeros vecinos llegaron al barrio Melipal, hace más de dos décadas, se encontraron con un terreno lleno de basura y escombros. Sin embargo, con esfuerzo y trabajo colectivo, transformaron esa esquina en un lugar fértil y lleno de vida. María Adelaida Pérez, una de las fundadoras de la huerta, recordó cómo este espacio era un basurero y cómo, con el paso de los años, se convirtió en un lugar lleno de producción y comunidad.
“Hoy este espacio es nuestra casa, nuestra chacra”, expresó Rosa Bascuñan, otra de las fundadoras, mientras trabajaba su parcela junto a su nieta. Rosa, quien tiene raíces rurales, explicó cómo la huerta le ha permitido enseñar a su familia, especialmente a su nieta, sobre la importancia de cultivar y consumir alimentos saludables.
El trabajo en la huerta no solo ha sido una actividad productiva, sino también una terapia para muchos de los involucrados. María Adelaida, quien pasó por un proceso de recuperación por problemas de salud, destacó cómo el contacto con la tierra y la interacción con sus compañeras le ayudaron a sanar, tanto física como emocionalmente.
Un proyecto de comunidad y autonomía
El corazón de la huerta agroecológica del Melipal son las productoras, quienes, con la asesoría técnica del Programa PRODA y el acompañamiento de Adriana Giambellucca, ingeniera agrónoma y técnica del programa, han aprendido a cultivar y cosechar sin el uso de agroquímicos. Adriana, quien trabaja con la comunidad desde hace 8 años, afirmó que el motor de la huerta son las propias mujeres que lideran el proyecto: “Ellas son las que hacen que todo esto funcione, es un trabajo conjunto donde cada una aporta su conocimiento y dedicación”, destacó.
En la actualidad, el espacio cuenta con más de 20 parcelas individuales, donde las vecinas y vecinos cultivan productos de manera agroecológica, priorizando la salud del suelo y la biodiversidad. Ana María González, una de las participantes, destacó cómo la huerta le permite mantenerse activa y conectada con la naturaleza. “Es un cable a tierra, trabajas la tierra y luego cosechas con la satisfacción de saber que todo lo que has cultivado es libre de agroquímicos”, comentó.
El impacto de la agroecología en la comunidad
La huerta del Melipal no solo ha transformado un espacio físico, sino que ha contribuido a generar una economía local autosostenible. Además de los productos frescos que se venden en ferias barriales, las huerteras también elaboran productos como plantines, deshidratados y plantas florales para comercializar. Este modelo de economía social y sustentable ha permitido a las familias acceder a alimentos frescos y locales, mientras promueven prácticas agrícolas responsables y respetuosas con el medio ambiente.
La biodiversidad que se cultiva en la huerta también refleja un cambio en la mentalidad de los habitantes del barrio. “Hoy vemos un pulmón verde en medio de la ciudad”, explicó Adriana Giambellucca, quien destacó cómo este espacio agroecológico contribuye a la salud ambiental y la calidad de vida de los vecinos. La huerta se ha convertido en un lugar de respiración para todos los habitantes del barrio, un espacio de recreación y aprendizaje accesible para cualquier vecino.
El legado de Ariel Zabert
Uno de los momentos más emotivos del aniversario fue el homenaje a Ariel Zabert, el creador del programa PRODA, quien dedicó años de trabajo para hacer posible la creación de huertas agroecológicas en la región. Giambellucca recordó cómo Zabert confió en ella para llevar adelante el proyecto y expresó que, a pesar de su partida, el legado de Zabert sigue vivo en cada una de las huertas de la provincia. “Ariel nos enseñó que se puede producir de manera agroecológica, sostenible y para el autoabastecimiento”, afirmó Giambellucca.
Expansión y futuro sostenible
La huerta agroecológica del Melipal es solo una de las muchas que se han establecido en Neuquén capital. Actualmente, más de 20 huertas agroecológicas similares están distribuidas por la ciudad, ofreciendo a los vecinos la posibilidad de participar en la producción local de alimentos. Esta iniciativa no solo mejora la seguridad alimentaria de los habitantes, sino que también promueve valores de sostenibilidad, economía social y responsabilidad ambiental.
Con su pulmón verde y su modelo de trabajo comunitario, la huerta del barrio Melipal sigue siendo un símbolo de resiliencia y transformación urbana, demostrando que con esfuerzo colectivo y dedicación es posible convertir un basural en un espacio de esperanza y bienestar para toda la comunidad.