MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

Río Negro apuesta por un modelo regional de gestión de residuos para enfrentar el cambio climático

Revolución verde en el Alto Valle! Río Negro apuesta por un modelo regional de gestión de residuos para enfrentar el cambio climático

Alto Valle, Rio Negro, 11 de julio de 2025. ¿Es posible pensar una Patagonia libre de basurales a cielo abierto? ¿Qué pasaría si los residuos no fueran un problema, sino una oportunidad para construir territorios más sostenibles, saludables y resilientes al cambio climático? Estas preguntas no son simples consignas: son los ejes de un ambicioso plan que el Gobierno de Río Negro viene desarrollando en el corazón del Alto Valle, donde la presión urbana, la producción intensiva y el crecimiento demográfico exigen respuestas urgentes en materia de gestión integral de residuos sólidos urbanos (GIRSU).

Con la reciente realización de un nuevo taller intermunicipal y una jornada técnica de campo para evaluar sitios de disposición final, Río Negro demuestra que la planificación ambiental no es un discurso, sino una estrategia concreta que articula territorio, ciencia, política pública y participación. En esta nota te contamos en detalle qué significa este modelo regional, qué actores lo impulsan, cómo se están tomando decisiones basadas en criterios técnicos y qué implicancias tiene para el presente y el futuro ambiental de la provincia.

Una política ambiental con mirada regional: por qué es clave repensar la GIRSU

Durante décadas, la gestión de residuos urbanos en muchas localidades de Argentina se resolvió con soluciones locales, precarias y fragmentadas: basurales improvisados, escasa infraestructura, sin control ni tratamiento. Esta lógica, además de altamente contaminante, genera desigualdades territoriales, problemas de salud pública, deterioro paisajístico y emisiones que agravan el cambio climático.

Frente a ese diagnóstico, Río Negro asumió el desafío de construir una GIRSU con enfoque regional, es decir, pensar los residuos como una problemática compartida entre municipios, articulada por el Estado provincial y abordada con herramientas técnicas, normativas y logísticas adecuadas a escala territorial. En ese marco, el Alto Valle –una de las regiones más densamente pobladas y productivas de la provincia– se convierte en territorio piloto de una nueva generación de políticas públicas ambientales.

El modelo GIRSU que se diseña no solo busca resolver el problema de la basura, sino transformar el sistema completo, desde la generación hasta la disposición final, promoviendo separación en origen, reciclado, reducción de residuos, aprovechamiento energético y cierre definitivo de basurales ilegales.

Talleres intermunicipales: espacios de construcción colectiva para una GIRSU eficiente

Uno de los pilares del modelo GIRSU rionegrino es la planificación participativa. Por eso, la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático de la provincia convocó a un nuevo taller intermunicipal en el que participaron representantes de múltiples municipios del Alto Valle, junto a consultores técnicos, equipos territoriales y especialistas en ingeniería ambiental.

Durante la jornada se compartieron diagnósticos actualizados, mapas de generación y composición de residuos, evaluaciones de infraestructura existente y desafíos operativos comunes. A partir de allí, se debatieron estrategias de mejora y propuestas concretas, como la creación de estaciones de transferencia, centros regionales de clasificación y plantas de tratamiento orgánico.

El enfoque fue no solo técnico, sino político y social: se buscó construir consensos regionales que permitan avanzar en políticas integradas, con criterios de justicia ambiental y equidad territorial. Se plantearon además criterios comunes para licitaciones, normativas ambientales y financiamiento conjunto.

Trabajo técnico en campo: identificar sitios con criterios ambientales y logísticos

En paralelo al taller, se realizó una jornada técnica en terreno, donde un equipo interdisciplinario recorrió posibles sitios para la disposición final de residuos. Esta evaluación se centró en tres ejes clave:

Capacidad física y volumétrica del sitio.

Condiciones de accesibilidad, logística y conectividad.

Impacto ambiental potencial, incluyendo cercanía a cursos de agua, centros poblados y áreas naturales protegidas.

La selección de sitios para disposición final no es una decisión menor: implica balances entre eficiencia económica, riesgos ambientales, y justicia espacial. Por eso, se utilizan herramientas como sistemas de información geográfica (SIG), modelado de impacto y criterios de ingeniería sanitaria.

La jornada permitió relevar superficies disponibles, estudiar su viabilidad técnica y abrir el camino para futuros estudios de impacto ambiental, participación ciudadana y aprobación normativa. La meta es clara: cerrar los basurales actuales y reemplazarlos por centros de disposición controlada, con estándares ambientales rigurosos y tecnología adecuada.

Infraestructura ambiental: el talón de Aquiles de la política de residuos

Uno de los grandes desafíos de la GIRSU regional es la infraestructura existente. En muchos municipios del Alto Valle, las plantas de separación están subutilizadas o colapsadas, las flotas de recolección son obsoletas y la falta de inversión limita la mejora del servicio. Por eso, el Gobierno de Río Negro promueve una estrategia que combine inversión pública, cooperación intermunicipal y gestión profesionalizada.

Entre las propuestas analizadas se destacan:

Creación de estaciones de transferencia regionales, donde los residuos puedan compactarse y ser trasladados con menor costo operativo.

Implementación de sistemas diferenciados de recolección para secos y húmedos, con enfoque en la separación en origen.

Apoyo a cooperativas de recicladores, con inclusión laboral y equipamiento adecuado.

Instalación de plantas de compostaje para residuos orgánicos domiciliarios y agroindustriales.

Modernización de flotas, incorporación de tecnología GPS y digitalización de rutas.

El objetivo es pasar del colapso a la eficiencia, con una red de infraestructura robusta, adaptada al crecimiento poblacional y con capacidad de gestión profesionalizada.

Cambio climático y residuos: una relación directa que exige respuestas urgentes

A menudo, la gestión de residuos se analiza como un problema operativo. Pero en realidad, es un componente clave de la crisis climática. Los residuos mal gestionados generan emisiones de gases de efecto invernadero (especialmente metano) por descomposición anaeróbica en basurales, además de lixiviados tóxicos, incendios y proliferación de vectores.

Por eso, avanzar en una GIRSU regional eficiente no solo mejora la calidad de vida y el ambiente local, sino que reduce el impacto climático de las ciudades, contribuye al cumplimiento de los compromisos internacionales y genera resiliencia ante eventos extremos.

Río Negro, a través de su Secretaría de Ambiente y Cambio Climático, busca que cada decisión en materia de residuos esté alineada con una agenda climática activa, donde las soluciones tengan en cuenta la mitigación, la adaptación y la economía circular.

Gobernanza ambiental: articulación entre Estado, municipios y comunidad

La clave para que un modelo GIRSU funcione es la gobernanza ambiental. Es decir, la construcción de reglas, responsabilidades y articulaciones claras entre los distintos niveles del Estado y la sociedad civil. En este caso, el liderazgo provincial se combina con la gestión municipal y la participación ciudadana, creando un sistema en red donde cada actor cumple un rol específico.

Los municipios aportan el conocimiento territorial, el servicio de recolección y la ejecución operativa. El Estado provincial brinda asistencia técnica, financiamiento, marcos normativos y articulación regional. Las organizaciones sociales, cooperativas de reciclado y ciudadanía en general participan en campañas, separación en origen y control social.

Este entramado es el que permite sostener políticas a largo plazo, superar los cambios de gestión y garantizar que los sistemas de residuos no vuelvan al colapso.

Educación ambiental y cultura ciudadana: pilares del cambio sostenible

Sin educación ambiental, no hay GIRSU posible. Por eso, el modelo regional de Río Negro contempla acciones paralelas de sensibilización, capacitación y participación comunitaria. Separar en origen, reducir el uso de plásticos, evitar el desperdicio alimentario y cuidar los espacios públicos no son hábitos automáticos: requieren formación, información y motivación.

Desde la Secretaría de Ambiente se impulsan campañas escolares, materiales educativos, talleres barriales, señalética urbana y articulación con medios de comunicación. También se trabaja en la creación de observatorios ciudadanos de residuos, donde las vecinas y vecinos puedan monitorear la calidad del servicio, reportar irregularidades y proponer mejoras.

La cultura del cuidado ambiental no se impone: se construye colectivamente. Y es la base para que las inversiones en infraestructura y planificación den frutos reales.

Proyección a largo plazo: una estrategia que trasciende gobiernos

Uno de los logros de esta estrategia es su proyección a mediano y largo plazo. A diferencia de otras políticas fragmentadas, esta planificación regional de residuos no se agota en una gestión puntual, sino que traza una hoja de ruta para los próximos 10 a 20 años, con metas, etapas y compromisos escalonados.

Entre los objetivos de mediano plazo se encuentran:

Cierre definitivo de todos los basurales a cielo abierto del Alto Valle.

Creación de al menos dos centros regionales de disposición final con tecnología adecuada.

Lograr un 50% de recuperación de materiales reciclables en origen para 2030.

Implementación de tasas diferenciadas por generación de residuos y sistemas de incentivos para quienes reciclen más.

Estas metas, si bien ambiciosas, son alcanzables si se sostiene el financiamiento, la coordinación intergubernamental y el compromiso ciudadano.

Río Negro como ejemplo para la Patagonia y el país

Con esta planificación técnica y territorial, Río Negro se posiciona como una de las provincias más avanzadas del país en materia de gestión regional de residuos. Lo que hoy se implementa en el Alto Valle puede ser replicado en la Región Sur, la zona atlántica o la cordillera, e incluso servir de modelo para otras provincias.

La GIRSU regional es un salto de escala necesario. Ya no alcanza con soluciones aisladas: hace falta una política sistémica, integradora y sustentable, que convierta los residuos en recursos, los problemas en oportunidades y las crisis ambientales en motores de cambio.

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