MONITOREO Y ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN GEOPOLÍTICA EN EL MUNDO Y SU IMPLICANCIA EN LA PATAGONIA

 Neuquén.-De los 23 operarios fundadores, sólo quedan 7. Hubo muchas peleas internas.

Natalí Ruiz de Galarreta

nataliruizdeg@gmail.com

Neuquén.- Para llegar hasta el Complejo Ambiental Neuquén (CAN) hay que atravesar un paisaje desolador, cubierto de bolsas de plástico atrapadas entre ramas de yuyos patagónicos, de suciedad y podredumbre que penetra intensamente por las fosas nasales. Entre toneladas de desechos que tiran los neuquinos, sin conciencia de dónde acabarán, sobresale un galpón de metal en el que se ha intentado rescatar, aún sin muchos frutos, parte del manto contaminante que cubre gran parte de la ciudad. Un grave problema que necesita una solución certera.

 

El complejo de separación de residuos que instaló el municipio capitalino en el barrio Colonia Nueva Esperanza, cedido a una cooperativa de trabajo de antiguos recolectores de basura informales, está atravesando un momento delicado. El caudal de separación es mínimo, aunque muestra un pequeño incremento sostenido en los últimos meses.

Pero peleas entre trabajadores, problemas en la organización de la cooperativa y, sobre todo, disputas por dinero han hecho mermar de manera alarmante a sus miembros. De los 23 trabajadores originales, abandonaron 16.

“Mucho puterío se armó, dejé de trabajar por la codicia de los que quedaron. Agarraban toda la plata. La idea era sacar a todos los pibes del basural, pero algunos no saben lo que significa el cooperativismo”, comentó Elino Contreras, ex trabajador de la organización.

Al amparo de un techo en el abrasador sol del verano, el director de la cooperativa, Jorge Mellado, comentó la situación por la que atraviesan. “Ahora estamos funcionando, pero no como tiene que ser. Somos 13 personas; algunos quedamos de antes y otros los incorporamos ahora. La gente que se fue, se fue por el dinero”, remarcó. Y agregó que “en el basural se puede ganar mucho más, además de agarrar comida para los animales, que acá no se puede”.

Mellado se pronunció en contra de los dichos de ex trabajadores que apuntaron contra él por no repartir equitativamente el dinero y controlar la planta. “No ganamos mucho, unos 250 pesos por día. Pero, además, siete agarramos un subsidio del gobierno de $4200, porque hay mucha gente que viene un mes y después se va. Esos no lo tienen”, expresó.

Sin experiencia

Emanuel Arias, quien trabaja en la planta desde que entró en funcionamiento, comentó cómo al comienzo fue “un desastre” debido a que no tenían experiencia para manejarse. “Nos mintieron un poco, pensamos que entrábamos a otra cosa. Queremos alguien que venga a decirnos qué hacer, para que sea un jefe y no nos peleemos entre nosotros”, dijo.

Desde la Secretaría de Medio Ambiente incorporaron un especialista al predio para coordinar el basural y dar una mano al CAN. Pero algunos de sus operarios expresaron que hay gente que no escucha los consejos, que sigue haciendo lo que hacían cuando estaban recolectando por su cuenta.

Críticas de los ex trabajadores

El intendente Horacio Quiroga y su gabinete encabezaron un recorrido por las instalaciones del complejo, donde remarcaron la importante función que cumple el espacio para la ciudad. Pechi manifestó que “es un salto de la informalidad a la formalidad”, e indicó que si bien se ha avanzado en la tarea de separación, aún hay mucho para mejorar.

“Lo que hicieron desde la Municipalidad fue encontrar un par de boludos para aparentar, y después los dejaron tirados. Nunca ayudaron para que la gente no se vaya”, manifestó el ex vicepresidente de la cooperativa, Elino Contreras.

Fuente: La Mañana Neuquén