Peninsula HIroki, Neuquén, 11 de junio de 2025. Un día histórico en Neuquén donde la música, el compromiso ambiental y la historia se fusionaron en un encuentro único a orillas de la Península Hiroki, junto a Abel Pintos y estudiantes que juraron proteger su tierra.

El pasado domingo 8 de junio no fue un día cualquiera en la provincia de Neuquén. Mientras los primeros rayos de sol de un otoño benigno se colaban entre los árboles de la Península Hiroki, decenas de estudiantes, funcionarios y vecinos se congregaron para participar de una actividad ambiental que quedará en la memoria colectiva. Lo que parecía una simple caminata ecológica terminó transformándose en una jornada de compromiso, emoción y conciencia. Abel Pintos, uno de los artistas más queridos de Argentina, no solo se sumó a esta propuesta, sino que se convirtió en el padrino de los nuevos Guardianes Ambientales de este paraíso natural neuquino.

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La actividad no solo tuvo un profundo significado ambiental, sino también histórico y cultural. La Península Hiroki, ubicada en la zona de la Confluencia, donde se abrazan los ríos Limay y Neuquén, guarda en sus senderos la memoria de una familia inmigrante japonesa que, en los años 40, forjó allí su chacra productiva. Hoy, ese rincón verde se consolida como un pulmón para la ciudad y un símbolo de unión entre las nuevas generaciones y la naturaleza.

Una promesa sembrada junto a Abel Pintos en la Península Hiroki

Desde temprano, el ambiente se impregnó de expectativa. Los chicos y chicas de la Escuela 282 de Centenario llegaron con herramientas, guantes y una energía contagiosa. Abel Pintos, que se encuentra de gira por la región, sorprendió a todos al presentarse personalmente para sumarse al recorrido. No fue un invitado más: apadrinó a los jóvenes Guardianes Ambientales, los instó a comprometerse con su entorno y los hizo protagonistas de una ceremonia emotiva, sencilla y repleta de sentido.

“¿Prometés ser un Guardián Ambiental de Neuquén?”, preguntó Abel con tono cálido. El “¡Sí, prometo!” resonó con fuerza en la Península Hiroki, sellando un compromiso entre las infancias, el artista y la tierra que los vio crecer. La entrega simbólica de medallas representó mucho más que una distinción: fue la confirmación de que cada acción cuenta y que los Guardianes Ambientales no son un título pasajero, sino un deber con el presente y el futuro.

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¿Qué es la Península Hiroki y por qué es tan importante para Neuquén?

Pocos lugares de Neuquén concentran tanta historia natural y humana como la Península Hiroki. Este espacio, que durante décadas permaneció casi invisible para la comunidad, resguardado por alambrados y vegetación espesa, tiene sus raíces en una historia de inmigración, trabajo y legado familiar. Tomizu y Cho Hiroki, inmigrantes japoneses, llegaron a esta tierra con sus siete hijos en los años 40. Allí levantaron una chacra donde cultivaban frutillas, frambuesas, nogales, álamos y sauces criollos, aportando a la economía local y creando un paraíso natural a orillas de la Confluencia.

Tras el fallecimiento de los Hiroki, parte de esas tierras fue donada al municipio, dando origen al Paseo Costero, que hoy permite a vecinos y turistas recorrer senderos, conectarse con la flora y fauna autóctona y recordar que cada rincón tiene una historia que merece ser contada y cuidada.

Plantar árboles, restaurar la naturaleza y generar conciencia

La actividad desarrollada junto a Abel Pintos es parte de un ambicioso plan ambiental impulsado por la Municipalidad de Neuquén y la Secretaría de Ambiente provincial. Según explicó María Pasqualini, secretaria de Ciudadanía, la propuesta busca plantar 1.200 árboles nativos a lo largo de los márgenes de los ríos Limay y Neuquén. No se trata solo de forestar, sino de generar una red de participación ciudadana, donde cada vecino pueda involucrarse activamente en la defensa de los recursos naturales.

Durante la jornada, se plantaron 15 sauces criollos a orillas del río, especie emblemática de la región y fundamental para preservar los ecosistemas ribereños. Estos árboles no solo aportan sombra y belleza, sino que son aliados esenciales en la mitigación del cambio climático y la protección de los márgenes fluviales.

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Un artista comprometido con la naturaleza

Para Abel Pintos, esta actividad se inscribe en su campaña personal “Por una América Latina más Verde”, una iniciativa que impulsa desde hace años para concientizar sobre la crisis ambiental y la necesidad de actuar localmente. Su presencia en la Península Hiroki no fue una simple visita protocolar: el músico participó de la plantación, conversó con los estudiantes y dejó un mensaje de fuerte contenido social.

“Cada árbol que plantamos es un acto de amor. Cuidar este lugar es cuidar nuestra identidad, nuestra memoria y nuestro futuro”, expresó el artista. La declaración dejó en claro que las figuras públicas tienen un rol clave en visibilizar causas ambientales y en tender puentes entre las instituciones y la ciudadanía.

El significado de ser un Guardián Ambiental

Más allá del gesto simbólico, los Guardianes Ambientales asumen una responsabilidad concreta: cuidar los espacios verdes de su comunidad, proteger la flora y fauna autóctona y promover hábitos sustentables en su entorno. Estos jóvenes guardianes se transforman en agentes multiplicadores de buenas prácticas ambientales en sus hogares, escuelas y barrios.

Este tipo de programas permiten, además, reforzar el sentido de pertenencia y el vínculo afectivo con el territorio. En tiempos donde el impacto ambiental del desarrollo urbano es innegable, recuperar espacios como la Península Hiroki resulta indispensable para garantizar calidad de vida, biodiversidad y memoria colectiva.

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La participación ciudadana como eje de las políticas ambientales

El gobernador Rolando Figueroa y el intendente Mariano Gaido también dijeron presente en la jornada, resaltando que la única manera de avanzar en políticas ambientales sostenibles es con la activa participación de la comunidad. Ambos funcionarios coincidieron en que acciones como esta deben replicarse en otras zonas de la provincia y que la Península Hiroki puede convertirse en un modelo de gestión ambiental urbana.

La actividad se enmarcó en la celebración del Día Mundial del Ambiente, que se conmemora cada 5 de junio, y fue organizada de manera conjunta por la Secretaría de Ambiente provincial y la Subsecretaría de Ambiente municipal.

Recuperar los espacios verdes como prioridad en Neuquén

Neuquén atraviesa un crecimiento urbano acelerado que pone en tensión los recursos naturales. En ese contexto, la Península Hiroki se consolida como un refugio natural y cultural que permite a la población reconectar con la naturaleza sin salir de la ciudad. Con sus senderos, su bosque de sauces, álamos y nogales, y su historia centenaria, se transforma en un espacio indispensable para la recreación, el deporte y la educación ambiental.

Un loop abierto que mantiene la expectativa

Lo que ocurrió el 8 de junio puede haber sido apenas el comienzo. ¿Podría este compromiso ambiental impulsado por Abel Pintos y los Guardianes Ambientales inspirar iniciativas similares en otras ciudades de Argentina? ¿Será Neuquén pionera en recuperar sus costas y bosques ribereños a través de la participación ciudadana? Todo indica que sí, y la respuesta, como la semilla que crece bajo tierra, se revelará con el tiempo.